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El corazón latino del Desfile de las Rosas

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El Desfile de las Rosas 2016 reunió a 700 mil personas en la ciudad de Pasadena, tradición que se remonta a 1890 y que este año, nuevamente, lució con orgullo su corazón latino.

En los últimos nueve años, Dolores García, originaria de México, se ha encargado de pulir y dar forma a diferentes carrozas. Con sus manos llenas de pegamento, toma su tijera para cortar malla metálica que luego coloca en la estructura de fierro, que en el desfile será una colorida jungla.

“El alambre lastima, pero luego se acomoda la piel”, aseguró entre risas la oriunda de Michoacán, parada a cinco metros de altura. “No es mucho, me ha tocado estar a 20 pies de alto, al principio me temblaban los pies, ahora me subo a las varillas como si no pasara nada”.

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García se incorpora a esta labor desde que comienza el año. Su primer tarea es desarmar las carrozas del festival anterior. Al principio son ocho horas de trabajo, pero en la medida que se van creando los chasis y figuras que saldrán en el evento del siguiente enero el trabajo aumenta.

“Los últimos días hemos estado trabajando de 12 a 14 horas”, indicó sobre las jornadas realizadas antes de Navidad, subida en la figura de un durazno, mientras el viento sopla y se mueve con simpatía bailando las canciones de cumbia norteña que se escuchan al fondo del local.

En el proceso intervienen diferentes manos para darle vida a las carrozas. Antonia Ramos, nacida en el estado mexicano de Querétaro, se dedica a colocar las esponjas en las que se instalan las flores, también pinta los diseños y lava válvulas, entre otras tareas.

“Tenía el sueño de pintar casas, pero ya que me salió este trabajo me gustó”, indicó la residente de Duarte.

La soldadura siempre apasionó a José Fuentes, por más de 30 años esa fue la fuente de ingreso. Estando ya retirado no pudo evitar el cosquilleo por volver. Este hombre de pelo blanco, originario de Sinaloa, lleva nueve meses laborando en lo que más le gusta.

“Nunca he ido al Desfile de las Rosas, pero ahora estoy en el trabajo anónimo”, indicó emocionado de dar su aporte uniendo estructuras metálicas.

En el mismo oficio, Austreberto Arriaga lleva 32 años pero enfocado específicamente en las carrozas. En esta oportunidad, con la máquina para soldar saca chispas al hacerle unos retoques a las piezas que dan forma a una jirafa y un ratón que están leyendo un libro.

“Mi objetivo es que no se quiebre nada en el desfile, porque de lo contrario los dueños de las carrozas le quitan un porcentaje a la empresa que la construyó”, aseveró.

En el 2017, un total de 40 carrozas lucieron sus espectaculares diseños, en cuya creación participa mano de obra hispana, indicó Pedro Ramírez, quien ha visto la construcción de más de 500 de estas estructuras en los últimos 23 años de trabajo. “El 96% de las personas que hacemos esto somos latinos”, afirmó.

La creación de una carroza tarda hasta cuatro meses, éstas son hechas de hierro, madera, alambre, esponjas y papel. En la decoración, la que se considera es la última etapa, se utilizan hojas de elote y zacate, también rosas y orquídeas, junto a semillas como arroz, café y lentejas.

Como línea transversal, el proceso cuenta con la labor de un mecánico. El ingeniero Flavio Tapia indica que al principio se selecciona el motor de la carroza, luego de supervisar el trabajo de soldadura tiene que verificar los movimientos y animación de las figuras.

“Cuando hice la jirafa fueron como 180 horas solo para lograr que bajara el cuello, no incluyendo los mecanismos para la oreja ni la cabeza”, detalló sobre la figura central de la carroza que llevará UPS Store, una de las estructuras en las que Tapia ha intervenido.

Una carroza está valorada en 300 mil dólares las más pequeñas, pero existen otras que superan el medio millón.

Charles Meier, propietario de Paradiso Parade Floats, asegura que al final del proceso mucha gente llega a decorar, pero el público ignora quienes crean las estructuras y figuras que llevan las carrozas. “Nuestro equipo es mayormente latino, sin ellos el desfile no pudiera ocurrir”, concluyó.

Jóvenes veracruzanos de la banda Búhos harán vibrar Pasadena

Con un repertorio nostágico para la comunidad mexicana, los 130 músicos y 35 bailarinas de Búhos Marching Band tocaron la mente y el corazón de sus connacionales en el Sur de California, en cuya intervención artística buscan enviar un mensaje de paz ante los ataques de racismo.

Durante el Desfile de las Rosas, esta banda originaria de Xalapa, Veracruz interpretó las canciones “Cielito Lindo”, “Serenata Huasteca”, “La Bamba” y “América”, pero igual tienen una serie de canciones de Alejandro y Vicente Fernández para las presentaciones previas al magno evento.

“Nuestro tema principal es ‘América’, de los Tigres del Norte, por el mensaje que lleva, todos somos americanos, es un mensaje justo y queremos unificar a todos”, aseguró a HOY Eric Mota Reyes, director musical y fundador de la banda jarocha.

Los Búhos llevan el nombre en honor a la mascota de la Escuela Secundaria Técnica Industrial No. 3, institución creada en 1957, en la quen este grupo de músicos tienen su base. Al principio, cuando surgió la banda en noviembre de 2005, contaba con 35 integrantes.

En la actualidad, esta banda musical cuenta con 180 músicos y 50 bailarinas. A la fecha han realizado cinco giras a Europa, visitando países como Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Inglaterra y República Checa, así también han recorrido Asia y Estados Unidos.

“Es un esfuerzo bien grande, el gobierno del estado no nos apoya”, manifestó Mota, destacando que cada padre de familia está desembolsando un promedio de 2,280 dólares para que lleguen a California, pero están seguros que dejarán en alto el nombre de Veracruz y México.

“Queremos que se vuelva una locura con los mexicanos”, agregó al invitar a sus paisanos a que los vean en el desfile en Disneyland (viernes 30 de diciembre), así como en el festival de bandas programado en el Pasadena City College (sábado 31 de diciembre, a las 2 pm).

‘No tienes que morir para salvar la vida de otra persona’

Sonia Castro, de 36 años de edad, participó por primera vez en el Desfile de las Rosas; con sus manos ayudó a decorar la carroza de Done Vida California y durante la celebración caminará junto a la estructura que representa un barco que lleva varios remos.

Para esta joven, nacida en Bellflower, caminar y respirar es un regalo de vida, después de ver como su salud se deterioraba a causa de la enfermedad “nefropatía por IgA”. Esta se le diagnosticó cuando tenía 12 años, pero en el 2002 tuvo que empezar a recibir diálisis.

“Lo más que viviría era un año”, le dijeron los médicos.

En el 2009, una mujer si conocerla demasiado, de nombre Celia Contreras, se ofreció a donarle un riñón en vida. Al completar los controles médicos se dieron cuenta que no era compatible.

Casi al mismo tiempo, Jeanne Cheung, de 49 años, veía como su esposo sufría porque las diálisis no eran una solución. Ella se inscribió en una cadena de donantes en vida, así que terminó convirtiéndose en la persona que donó el riñón que ahora lleva Castro.

“Me hace sentir maravillosa al salvar la vida de alguien”, manifestó Cheung, agradecida porque de esa forma otra persona sirvió de donante para su esposo.

En el desfile, Castro y Cheung caminaron juntas porque quieren hacer conciencia en los californianos que se puede ser donante en vida, ya sea de un riñón, así como de la parte del hígado o púlmón. En todo el Estado Dorado hay 120 mil personas en lista de espera de un trasplante.

“Quiero que se inspiren y no tengan miedo, porque no tiene que morir uno para salvar la vida de otra persona”, exhortó Castro.

Cheung, por su parte, indica que al vivir con un riñón “siente exactamente lo mismo que antes, no tengo ninguna diferencia en mi salud, solo que ahora eres consciente de lo que pones en tu cuerpo”.

Para más información puede visitar el portal donevidacalifornia.org, en donde encontrará asistencia para convertirse en donante.

El Desfile de las Rosas en detalles

La edición 128va del Desfile de las Rosas se celebraró este lunes 2 de enero de 2017.

En una distancia de 5 ½ millas en el bulevard Colorado, en Pasadena, los asistentes pudieron admirar a 40 carrozas, 19 bandas musicales y 19 unidades ecuestres, entre otros atractivos.

Previo al evento tuvo lugar un festival de bandas musicales (viernes 30 y sábado 31 de diciembre), en el colegio comunitario de la ciudad: 1570 E. Colorado Blvd. Asimismo, realizarán un festival ecuestre el 30 de diciembre.

La primera edición fue organizada por el Valley Hunt Club (1890) con carruajes tirados por caballos, con flores recién cortadas de sus jardines, hasta llegar al tamaño y esplendor de hoy.

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