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La ola de calor: buen negocio para unos, pérdidas para otros

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Cuando el mercurio marca cerca de los 80 grados Fahrenheit, Olivia Hernández comienza a frotarse las manos. En un par de hieleras lleva botellas de agua, jugos y sodas, que los transeúntes compran al pasar debido a las altas temperaturas en el Sur de California.

“Sufro el calor como todos”, dijo la comerciante ubicada bajo una sombrilla y con lentes de sol en sus ojos; pero desde hace nueve años, cuando comenzó en este negocio, las altas temperaturas son el mejor aliado porque sus productos se venden con facilidad.

“Estoy preparada, traigo mis soditas y mucho hielo”, indicó la oriunda de Guerrero, México al indicar que el agua la vende a un dólar, mientras que el resto de bebidas oscilan entre los 1.50 y 2 dólares. “El agua es lo que más se está vendiendo”, aseguró.

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Los pronósticos indican que en Los Ángeles la temperatura llegará a los 88 grados este miércoles, tendencia que se mantendrá en la próxima semana y no descenderá de los 80.

El calor, sin embargo, no beneficia a todos. Víctor empuja un carrito con helados, se para solo para limpiarse el sudor de su rostro, apostándose bajo un árbol en un parque.

“No sirve, no se vende a ninguna hora, porque la gente no sale”, manifestó el vendedor que entre las 9 am y las 5 pm recorre las calles de Los Ángeles con la esperanza de vender aunque sea un puñado de productos. “Con lo poquito que hago ya tengo”, aseguró.

En la estación del Metro, frente al parque MacArthur, hay cerca de 70 comerciantes, miembros de la Unión Popular de Vendedores Ambulantes. Óscar Rogel, organizador de esta asociación, asevera que estas temperaturas significan pérdidas económicas.

“El flujo de clientes ha bajado en un 50%, porque la gente comienza a salir después de las 6 de la tarde, cuando baja el calor; en las horas más calientes se pone despacio”, detalló Rogel.

El calor desespera, dice Amílcar Reyes, comerciante de accesorios para teléfono; a pesar de las condiciones del tiempo, llega puntual a su negocio.

“Hay que tomar mucha agua, sino se deshidrata uno”, dijo Reyes al mostrar una botella y una bolsa de hielo que tiene en su local para no sufrir tanto por la temperatura.

Olivia Hernández, por su parte, está lista para vender las botellas de agua que sean necesarias, al tiempo que muestra un bote con agua que lleva pepino, fresas y zanahoria para su propio consumo, porque la jornada para estas fechas se le hace más prolongada.

“De la 1 pm en adelante se siente el calor más fuerte y a veces a las 8 de la noche todavía está caliente”, agregó la vendedora, asegurando que comienza sus labores a las 8 am y se extiende hasta por 12 horas aprovechando el aumento de la temperatura.

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