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El ataque del 11 de septiembre colocó a EEUU y al mundo bajo vigilancia permanente

El atentado a las Torres Gemelas en Nueva York ocurrió el 11 de septiembre de 2001.

El atentado a las Torres Gemelas en Nueva York ocurrió el 11 de septiembre de 2001.

(SETH MCALLISTER / AFP/Getty Images)
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Los atentados en Nueva York, ocurridos hace 15 años, fueron un parteaguas para Estados Unidos. En consecuencia, las medidas implementadas por Washington, celebradas por unos y cuestionadas por otros, desencadenaron una cascada de reacciones que hasta hoy continúan.

En la ciudad de Farmingdale, a 38.7 millas de la Gran Manzana, residía Javier Salmerón. La quieta mañana del 11 de septiembre de 2001 fue sacudida por los ataques terroristas a las Torres Gemelas. En marzo de ese año, cuando se estableció en Long Island, fue el primer lugar que visitó.

“Sentí escalofríos y nerviosismo”, relató Salmerón, de 38 años de edad. Al recordar los hechos se le eriza la piel. Las imágenes generadas por la televisión se volvieron aterradoras. Habían pasado 48 horas de los atentados cuando se vio obligado a ingresar a la Zona Cero.

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En el ambiente, rememoró, todavía se respiraba el aire contaminado. El olor a azufre y a hierro quemado era penetrante. El caos seguía a la orden del día. Las autoridades también eran víctimas de la incertidumbre y el temor. “Toda persona era sospechosa en ese momento”, aseveró.

Con un permiso especial, junto a un amigo ayudó a que un conocido evacuara la zona. En el 2004 Salmerón se estableció en California, pero las impresiones permanecen grabadas. “Lo inhumano fue lo peor”, dijo sobre el ataque. “Nunca me imaginé que algo así pasara aquí”.

Estos atentados, atribuidos a Al Qaeda, dejaron más de 2,900 muertos y más de 6,000 heridos. Ese martes, a las 8:46 am, el mundo fijó su mirada en la Unión Americana no solo por la tragedia, sino porque al poco tiempo la administración de George W. Bush lanzó la ‘Guerra del Terror’.

Carrie Bergonia, de Pennsylvania, observa el nombre de su prometido, el bombero Joseph Ogren, durante la ceremonia del 12vo aniversario de los atentados terroristas en Nueva York, realizados el 11 de septiembre de 2013.

Carrie Bergonia, de Pennsylvania, observa el nombre de su prometido, el bombero Joseph Ogren, durante la ceremonia del 12vo aniversario de los atentados terroristas en Nueva York, realizados el 11 de septiembre de 2013.

(Pool / Getty Images)

La fuerza armada estadounidense, como parte de esa política, invadió Afganistán e Irak. Al mismo tiempo, las medidas de seguridad y vigilancia del territorio estadounidense cambiaron. Con la aprobación de la Ley Patriota, en octubre de ese año, se transgredieron los derechos civiles.

En 2013, gracias a Edward Snowden, se supo que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) bajo la referida ley autorizó la recopilación de datos de teléfonos celulares, correos electrónicos y corporaciones sin una orden judicial.

“Claramente tenemos que replantear el equilibrio entre libertad y seguridad una vez más”, aseguró David Cole, profesor de Ley Constitucional en la Universidad de Georgetown.

Las inspecciones de seguridad en los aeropuertos se volvieron más rigurosos después de los atentados a las Torres Gemelas.

Las inspecciones de seguridad en los aeropuertos se volvieron más rigurosos después de los atentados a las Torres Gemelas.

(Scott Olson / Getty Images)

Con los controles e inspecciones rigurosas en aeropuertos, además, se implementó la islamofobia. Los agentes en las bases aéreas, por otro lado, cuentan con mayor entrenamiento, al igual que los policías. Sin embargo, en los ataques posteriores las estrategias de los terroristas se modificaron.

“Muchos de los asaltos son independientes, no han sido coordinados por el Oriente, eso genera mayor dificultad”, reconoció Sergio Robleto, excomandante de investigaciones de homicidios de la policía de Los Ángeles, al señalar que también es resultado del trabajo de espionaje que realizan.

Las autoridades estadounidenses, por su parte, utilizan todos los recursos tecnológicos para identificar a terroristas. Ese avance, de forma paralela, es empleado por individuos u organizaciones criminales por medio de ‘hackers’ para llegar a sus objetivos en suelo norteamericano.

“No toda la información que uno tiene en las redes sociales está segura porque hay maneras de infiltrarse”, indicó Carol González, experta en programación. “Si los espías [de países extranjeros] encuentran una debilidad en los sistemas que guardan las bases de datos se roban la información”.

Inmigración y terrorismo

Con la fusión de 22 agencias gubernamentales, en el 2002, se creó el Departamento de Seguridad Nacional (DHS). Esta dependencia ha supervisado un aumento masivo de deportaciones, las cuales se han duplicado desde los atentados al World Trade Center.

A través del programa Comunidades Seguras, establecido en el 2008 y eliminado oficialmente en el 2014, permitió a la policía verificar el estatus migratorio de los detenidos en las cárceles locales y de los condados. Este programa deportó a miles de personas por infracciones menores.

De acuerdo al Migration Policy Institute (MPI) muchas de las detenciones posteriores a los ataques se implementaron sin orden judicial, algunos casos estuvieron sin cargos por largos períodos y otros estuvieron encarcelados a pesar de la decisión de un juez de inmigración de liberarlos bajo fianza.

Muchas de las iniciativas, concluye el reporte del MPI, se inspiraron en la seguridad nacional. De esa forma, tuvieron herramientas eficaces para rastrear, aprehender y deportar a millones de personas indocumentadas “que no representaban una amenaza a la seguridad”.

En las encuestas y la política

En una encuesta del Centro Pew, realizada entre el 15 y 26 de junio pasado, se destaca que para los votantes estadounidenses los principales problemas que enfrentan son: economía (84%), terrorismo (80%), política internacional (75%), cuidado de salud (74%) y política de armas (72%).

En medio de un evento electoral, los candidatos a la presidencia no pueden esquivar el tema del terrorismo y, desde el 2001, en los debates es un asunto del que los electores les interesa escuchar.

“El terrorismo es una amenaza real”, dijo el vicepresidente Joe Biden al periódico The Atlantic en agosto, porque es capaz de causar problemas reales. “Puede socavar la confianza, matar a un número relativamente grande de personas. Pero el terrorismo no es una amenaza existencial”.

A juicio de Octavio Pescador, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), las iniciativas adoptadas después del 2001 son las que desataron mayor animadversión entre grupos extremistas, al explicar que antes de las Torres Gemelas las amenazas ya existían.

Las invasiones estadounidenses en el Medio Oriente, agregó el especialista en políticas públicas, les otorgó elementos a los terroristas “para sembrar más odio y reclutar más gente”.

“Este parteaguas generó restricciones en el tránsito, ese escenario físico pasó al nivel sicológico, cultural y social”, aseveró Pescador, destacando que los musulmanes y los inmigrantes fueron víctimas de ‘cacerías de brujas’. “Lo que es la vida en Estados Unidos cambió diametralmente”, concluyó.

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