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Dos cajas de fresas se transformaron en el legado de un inmigrante para el Sur de California

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Si usted ha probado la fresa que tiene el sabor dulce y el olor fresco del campo, con mucha seguridad es el legado que Isaías “Elías” Franco García le trae a su mesa.

Este inmigrante mexicano, originario de Torreón, Coahuila, inició su negocio como vendedor de fresas con tan solo dos cajas. Hoy en día, distribuye y vende cerca de 3,000 al día desde su negocio en el centro de Los Ángeles.

“Yo llegué a los 17 años de edad a Estados Unidos para vivir con una hermana. La idea era trabajar y estudiar, pero después de trabajar casi 16 horas en un solo lugar, tuve que dejar la escuela”, dijo García, ahora 49 años de edad.

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El empleo que tomaba la mayor parte de su vida, consistía en ayudar a limpiar la fruta, separar la que se echaba a perder, así como cargar y repartir cajas de verduras.

Para García no fue fácil dejar la escuela, pero sabía que si aprendía el negocio tenía una oportunidad de sobresalir, así que el emprendedor decidió trabajar tres años para su jefe y ahorrar dinero para abrir su propio local.

“Durante ese tiempo ahorré unos 900 dólares. Todo eso lo invertí en melones, piña y un par de cajas de fresa. Yo sabía que podía florecer mi propio negocio y así fue”, sostiene el empresario.

Sin embargo, García buscaba más satisfacción de sus clientes, especialmente a la hora de ofrecer sus fresas, por lo que hace 13 años empezó a sembrar frutas en Salinas, al norte de California.

Actualmente, la empresa Elías Produce (The Best Berries Corp), vende y distribuye fresas, arándanos, moras, frambuesas y otras frutas en panaderías, tiendas y restaurantes de todo el Sur de California .

“Yo pienso que el sueño americano existe y lo he cumplido”, afirmó.

“Creo que todo inmigrante puede cumplirlo si le echa ganas, trabaja duro y le pone empeño, porque para llegar ahí sacrificas tiempo con la familia y tiempo para descansar”, dijo García.

Al legado de este empresario se le une su único hijo Carlos Isaías Franco, de 26 años de edad, quien ahora también se hace cargo del negocio.

“Tiene unos cinco años que me adentré al negocio, pero he venido a vender con mi papá desde que tenía unos cinco años, así que siempre me ha gustado convivir con el cliente, conocerlo y ofrecer el mejor producto que podemos”, dice Carlos.

Este joven, nacido en Boyle Heights, asegura que su plan es expandir el nombre de su negocio, y con ello, dejar en alto el apellido latino de su padre.

“Me siento orgulloso de saber que mi padre empezó su negocio de forma muy humilde y con el paso del tiempo ha logrado llegar muy lejos. Ahora yo quiero seguir su estilo de trabajo, su actitud humilde y su personalidad alegre”, dijo Carlos.

“Creo que la herencia que el me deja es la enseñanza de no enojarse con la competencia, sino dar lo mejor de ti, y lo estamos logrando al ofrecerle nuestro producto al público”, agrega.

Por su parte, Garcia añade: “Vine a trabajar, le doy empleo a unas 14 personas y le ofrezco al cliente producto de calidad…No le quito dinero al gobierno, ni los puestos de empleo a nadie, ni soy criminal, y soy inmigrante mexicano”.

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