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Urólogo latino trabaja con robots en intervenciones quirúrgicas en USC

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Durante su adolescencia, René Sotelo era objeto de burla de parte de sus compañeros en la escuela por siempre llevar puesta la bata de laboratorio. En ese entonces, el joven sentía el llamado de la medicina al interesarse por las funciones del cuerpo humano y su sanación.

Décadas después, el oriundo de Venezuela se convirtió en pionero del manejo del robot en operaciones quirúrgicas relacionadas con la próstata y otras enfermedades, convirtiéndose así en el primer urólogo de Venezuela en utilizar esta técnica en su país. Este procedimiento ya se venía practicando en México, pero luego de algunas intervenciones, esta práctica dejó de realizarse por “cuestiones administrativas”, según explica Sotelo.

Desde entonces, Venezuela tomó la delantera con Sotelo a la cabeza convirtiéndose en el número uno en cantidad de cirugias roboticas realizadas en Latinoamérica.

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Ahora, su habilidad y métodos futurísticos lo han colocado en el reconocido hospital de la Universidad del Sur de California (USC), a través de una oferta de trabajo por la cual pudo conseguir una licencia de habilidad extraordinaria para laborar y una visa por cinco años de estadía.

“Tengo seis meses trabajando con USC. Creo que me escogieron por el historial que tengo y la experiencia”, dice Sotelo.

Un vistazo a la hoja de vida del doctor lo demuestra todo, su experiencia con la cirugía robótica y laparoscópica avanzada excede 2,300 casos, lo que lo convierte en uno de los profesionales en su ramos más experimentados en el mundo. Esto sin contar que ha publicado más de 50 artículos científicos, tres libros de texto y 28 capítulos de libros en urología.

En reconocimiento a su trabajo, Sotelo ha sido invitado como conferencista a más de 35 universidades así como ha compartido sus técnicas en 19 países. Hasta la fecha, el doctor ha capacitado a más de 64 compañeros de 14 países en el arte y la ciencia de la urología mínimamente invasiva y la cirugía robótica.

Sotelo señala que nunca pensó llegar tan lejos, ya que se formó en Venezuela y sus inicios fueron humildes.

“Mi mamá era maestra y mi papá, de nacionalidad mexicana, era litógrafo… Desde chico me enseñaron a trabajar duro; yo veía como mis padres trabajaban también horas extras y de noche para cubrir mis estudios”, comparte Sotelo.

Tiempo después, Sotelo trabajó para una clínica donde lo acogieron y donde desarrolló su talento. El joven se graduó de la Universidad Central de Venezuela Hospital General del Este, en 1992.

“No tenía otra opción. No tenía dinero para comprar mi propia clínica. A través de los años, vi como algunos de los padres de mis compañeros les compraban sus clínicas aún cuando no se graduaban, pero eso no ocurrió conmigo”, agrega Sotelo.

No obstante, las técnicas del doctor se refinaron y rebasaron las expectativas de la comunidad médica, por lo cual empezó a enseñar sus habilidades en otros países.

Con base en la cirugía laparoscópica, la cirugía robótica o mínimamente invasiva, amplía su alcance a través de un robot con cuatro brazos y la visión tridimensional de una cámara.

El robot entonces permite al médico realizar la cirugía con mayor precisión en sus movimientos y la posibilidad de restablecer y preservar la anatomía del paciente.

“Hace cinco años era imperativo, la extracción del riñón por cáncer, ahora con esta intervención sólo se elimina el tumor, preservando el órgano.

Agregó Sotelo, “se aplica este tipo de intervenciones para urología, especialmente próstata, vejiga, ginecología, cirugía cardiovascular, cirugía de tórax, para remplazo de válvulas y en general para intervenciones que requieran reconstrucción de tejido”.

Para el joven inmigrante, vivir en un país que es nuevo para él y su familia es un reto. Sin embargo, el doctor está feliz de representar a los latinos, poder usar la tecnología avanzada con la que cuenta Estados Unidos y alentar a la nueva ola de estudiantes doctores de que todo es posible, si hay dedicación y tenacidad.

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