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Descubrió en el baile su inspiración y fuente de trabajo

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Cada semana desfilan por su local alrededor de 130 estudiantes, entre niños y adultos, interesados en las clases de baile que ofrece la coreógrafa Lenny Montes, quien enseña salsa, ballet, hip hop, merengue y cha cha cha, entre otros estilos.

En los últimos 20 años, esta joven empresaria, propietaria de la escuela de baile Danzone, se ha dedicado a crear coreografías, organizar eventos y bailar para artistas como Pilar Montenegro, Akwid y “La Chilindrina”.

“Cuando bailas abres una puerta que te ayuda a descubrir el potencial que tienes, hay quienes dicen que no pueden, pero luego se dan cuenta de lo contrario”, indicó Montes, de 37 años de edad.

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Ese potencial, ella lo descubrió en la adolescencia, mientras estudiaba en una escuela cerca del parque MacArthur, zona en la que vivió al llegar de El Salvador a la edad de 8 años. Ahí estuvo rodeada de un ambiente de pandillas.

“El baile es lo que me ha salvado”, señaló la profesional, al destacar que su tiempo lo invertía en un equipo de coreografía y animación estudiantil, con los que ensayaba a diario dos horas hasta graduarse de la secundaria.

Al ingresar a la universidad, tenía el objetivo de convertirse en profesora; sin embargo, todo cambió cuando la invitaron a bailar salsa, estilo del que se enamoró y luego la llevó a trabajar con artistas profesionales.

De forma simultánea, explica que la contrataban para preparar fiestas de quinceaños, algo que realiza desde 1996. Asimismo, compaginaba esta labor con su empleo de mercadóloga, trabajo que desarrolló en varias empresas.

“La salsa es mi oxígeno”, aseguró, razón por la que a finales de 2007, junto al padre de sus dos hijos, dicidió establecer su propio estudio de danza en la ciudad de San Fernando.

Con la venta de su carro, valorado en 12 mil dólares, rentó un local en la plaza Maclay. “No sabía nada de abrir un negocio”, indicó, cuyo único respaldo era su conocimiento del baile.

En los primeros tres años, en varias ocasiones pensó en cerrar el local, porque no era autosostenible; no obstante, con ingresos de contratos independientes financió la escuela de danza para que no desapareciera.

“Lo que me ha mantenido son las quinceañeras”, reveló.

A principios del 2014, cuenta que le cancelaron el contrato en una empresa de declaración de impuestos, así que enfocó todos sus esfuerzos en Danzone, escuela que hoy cuenta con seis instructores.

“El 90% de los clientes que tenemos llegan por referencia”, indicó, destacando que su principal promoción es en redes sociales como Twitter y Facebook.

Con la llegada del año nuevo, Montes sostiene que la práctica de un baile puede ser una alternativa para cuidar la salud.

“Cuando estás bailando tu cerebro te obliga a pensar en el presente y te olvidas de los ‘billes’ y el trabajo”, aseguró la coreógrafa. “A mi me sirve de ejercicio y terapia personal”.

En ese sentido, la experta observa que muchos no se dan cuenta de sus capacidades, porque anteponen prejuicios o simplemente no se dan la oportunidad de aprender.

“El baile es una plataforma para el crecimiento personal”, agregó la profesional, “despierta en las personas la posibilidad de lograr lo que desean, siempre que lo intenten y ponga de su parte”.

Después de ocho años, el negocio camina solo y ahora la meta es convertirlo en franquicia. “Valió la pena y ahora necesito un local más grande”, concluyó.

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