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Historia: Cruzó la frontera como menor no acompañada y ahora se dirige a la universidad

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Daniela Luna siempre tuvo el sueño de estudiar en la universidad y ser una profesional, pero su adolescencia fue más que caótica: Su madre tuvo que salir a Estados Unidos a buscar un trabajo que les pudiera dar de comer a ella y sus hermanos, mientras su padre los abandonó en el transcurso.

Sin familia a quien recurrir, los hermanos estuvieron a punto de caer en un orfanato, hasta que Daniela y otro hermano menor decidieron salir de su natal Durango, México hacia la frontera para cruzar a Estado Unidos.

Ese sacrificio y la ayuda de diferentes organizaciones y personas en este país, la llevó obtener su residencia legal, asistir a una escuela católica y al camino de la universidad tras su graduación de la preparatoria.

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“No pensamos en las consecuencias o los peligros que hay en el camino. Simplemente éramos dos adolescentes que no querían estar solos… y que queríamos un futuro mejor”, dice Luna, de ahora de 20 años de edad.

Luna se encuentra entre los miles de niños no acompañados que han cruzado la frontera de Estados Unidos y México.

La primera vez que cruzó, a los 16 años de edad, fue atrapada y llevada a un refugio en México.

Luego lo intentó de nuevo y llegó a Arizona, donde permaneció 10 días con otros niños inmigrantes, hasta que finalmente la organización Kids in Need of Defense (KIND), la cual ayuda a niños no acompañados que entran al sistema de inmigración, la reunió con su madre.

La organización también la ayudó a buscar ayuda para diferentes necesidades, entre estas un contacto que la haría llegar más cerca de su sueño.

Daniela se inscribió en Roosevelt High School, pero en unas pocas semanas se reunió con el obispo auxiliar David O’Connell, quien con el apoyo de la Fundación de Educación Católica (CEF) la ayudó a inscribirse en la escuela secundaria Sacred Heart en Lincoln Heights, y la cual pertenece a la Arquidiócesis de Los Angeles.

Daniela es la primera menor inmigrante que se gradua de la preparatoria católica con apoyo de La Arquidiócesis de Los Ángeles y el Immigration Task Force, compuesta por las arquidiócesis de San Bernardino, Orange y L. A. Su beca fue gracias a un donante.

Al mismo tiempo, KIND la asistió en recibir su tarjeta de residencia a principios de mayo.

Jossiel A. Moreira, abogado de inmigración para KIND, sostiene que en el caso de Daniela, ella pudo recibir la residencia gracias a una visa juvenil que se les otorga a los menores abusados o abandonados en sus países.

Hoy en día, Daniela se dirige a Loyola Marymount University para estudiar enfermería o ingeniería.

“Me gustaría salir adelante, ser exitosa, a pesar de que no nací aquí. He aprendido en mi jornada que tengo que tener paciencia y poner esfuerzo en todo lo que hago”, dice la joven.

“Las experiencias me hicieron, fuerte, me ayudaron a madurar y querer salir adelante aún más. Allá afuera hay muchos menores como yo, a ellos les digo que no estan solo, que siempre hay alguien que les puede dar la mano, pero que tienen que ser fuertes… mi mensaje para los niños encerrados que no han visto su mamá es que siempre hay luz al final del túnel”, concluye.

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