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Ayotzinapa va más allá de los 43 desaparecidos; inmigrantes buscan a los suyos

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A dos años de la desaparición de los 43 normalistas, ocurrido en Guerrero, México el clamor por justicia se eleva una vez más. Al otro lado de la frontera, los inmigrantes cuentan los días también, porque desde que sus familiares fueron arrebatados sufrieron un sismo con daños irreparables.

“Para nosotros son cinco años y siete meses”, manifestó Belén Ascención, residente en Sylmar, California al recordar a su hermano Andrés, desaparecido en Tamaulipas, mientras conducía un automóvil rumbo a Nuevo Laredo, Texas cuando perdieron contacto con él.

El hermano de Ascención nació el 2 de diciembre de 1972 en el municipio de San Salvador El Seco, estado de Puebla. Es el mayor y único hijo varón de cuatro que procrearon Andrés Ascención y María González. El 27 de marzo de 2011 iba acompañado de Braulio Hernández, de 22 años.

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“Sientes mucha impotencia y coraje, porque las desapariciones no han parado”, agregó Belén porque cree que los secuestros y masacres son el resultado de un gobierno totalitario, remontándose a Tlatelolco, ocurrido el 2 de octubre de 1968, como referencia a los hechos recientes.

“No hay que parar hasta encontrarlos”, señaló al afirmar que “la fe es lo único que nos queda, es la que te mantiene tocando puertas, con la esperanza que en el mismo gobierno haya gente que quiera hacer su trabajo”.

Nansi Cisneros, residente en Los Ángeles, sufre desde el 19 de octubre de 2013 la ausencia de su hermano Francisco Javier. Fue en su natal Tala, Jalisco donde los captores, con los rostros descubiertos y con vestimenta similar al utilizado por la policía local, se lo llevaron.

Ante la falta de respuesta, esta joven se ha dado a la tarea de asistir a personas que están buscando a algún familiar. “A mi me ayuda a estar bien mental y emocionalmente, sino estuviera en una situación emocional muy fea”, aseguró Cisneros. “Los primeros días son los más difíciles”.

“Para miles de nosotros mientras no tengamos pruebas de nuestro familiar [asumimos que] sigue vivo, porque tenemos esa esperanza”, añadió.

A raíz del secuestro de los 43 normalistas, ocurrido el 26 de septiembre de 2014, este flagelo tomó trascendencia internacional; sin embargo, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto no ha rendido cuentas, no se han encontrado a los autores del crimen y se desconoce el paradero de los jóvenes.

“La situación sigue igual o peor”, aseveró a HOY Coizta Grecko, director del documental “Mirar Morir, el Ejército en la noche de Iguala” en el que narra lo sucedido a los jóvenes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”. “Lo que pasó con los chicos de Ayotzinapa ya venía ocurriendo por más de 40 años en la zona”, aseguró.

Este tema, dijo Grecko en una gira por el Sur de California, es algo sintomático. Por esa razón, aprovechando el segundo aniversario de esta desaparición se ha llevado el documental a 26 países a fin de que los mexicanos entren en el debate y que trascienda la información.

“Es muy importante la presión internacional, [porque] hacia el interior del país están cerradas las puertas para exigir justicia”, indicó el director del documental, producido por el colectivo “Ojos de Perro contra la Impunidad”, destacando que existe “indolencia del gobierno que no quiere aceptar las cosas aunque sean evidentes”.

El gobierno federal mexicano contabiliza a 27,659 desaparecidos ocurridos entre el 2007 y el 2015; en ese sentido, según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), el 56.2% son personas entre los 20 y 40 años de edad.

Para el sacerdote Alejandro Solalinde, director de “Hermanos en el Camino” y defensor de los derechos humanos, el gobierno se ha metido en un callejón sin salida al imponer una verdad sobre el paradero de los normalistas, pero no tiene otra opción que iniciar otra línea de investigación.

“Los últimos que supieron del paradero de los jóvenes son elementos del 27 Batallón; saben perfectamente lo que pasó y no lo quieren decir”, aseguró el líder religioso.

“Ayotzinapa vino a desnudar al gobierno de Peña Nieto que no tenía consistencia”, agregó Solalinde al sostener que la actual administración priista no está al servicio del pueblo, “en cambio potencia todo lo que sea sistémico, lo que favorezca a intereses capitalistas”.

En esa línea, Miguel Tinker Salas, profesor de Estudios Latinoamericanos del Colegio de Pomona, afirmó que el aparato político “es incapaz de rectificar y aceptar responsabilidades”.

El académico, además, considera que si este caso ocurre en otro país latinoamericano se hubiese condenado como un crimen de lesa humanidad, pero Estados Unidos “lo tapa y le da su apoyo al no decir nada”, porque es consecuencia del uso de armas del Plan Mérida.

“Esto viene como resultado de la militarización de México y Estados Unidos está involucrado en este proceso”, concluyó Tinker Salas.

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