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Deficiente el programa de refugiados para menores centroamericanos, activistas piden cambios

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La llegada del primer grupo de seis niños originarios de El Salvador bajo el Programa de Refugiados para Niños Menores Centroamericanos (CAM), después de un año de haberse creado, generó un sabor agridulce entre los activistas pro-inmigrantes.

Al habilitarse este programa, en diciembre de 2014, se estableció que los padres de los beneficiarios tienen que tener residencia permanente o estar amparados en el Estatus de Protección Temporal (TPS), medida que se considera excluyente.

“Se debe ampliar el programa porque muchos de los niños que están en peligro no califican porque sus padres no tienen un estatus regular”, demandó Adi Lira, directora de Public Advancement Network en Houston, Texas.

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A la fecha, se han sometido alrededor de 5 mil solicitudes, pero únicamente se han realizado 90 entrevistas, en la primera etapa del proceso, de acuerdo a la Oficina de Población, Refugiados y Migración, del Departamento de Estado.

En ese sentido, los solicitantes podrán optar a 4,000 visas en total, algo que a juicio de Angela Sanbrano, presidenta del Centro de Recursos Centroamericanos, es insuficiente y aboga por mayores cambios para evitar tragedias.

“Si Estados Unidos en verdad quiere ayudar debe crear un sistema que garantice que el proceso no se demore más de dos semanas, porque ante el peligro inminente los niños siguen saliendo”, planteó Sanbrano.

Este programa se creó luego de la mayor ola migratoria de niños y adolescentes no acompañados, registrada en el 2014, cuando ingresaron a la Unión Americana más de 68 mil menores. Entretanto, en el 2015, fueron 39,970.

Salvador Sanabria, director de la organización angelina El Rescate, consideró que mientras las causas que obligan a salir a esos jóvenes no se resuelvan, la migración va a continuar; asimismo, advirtió que el programa no ha sido tan efectivo.

“El programa se vendió como una solución a la migración forzada y riesgosa, pero 4,000 visas para los países del Triángulo Norte significa una gota en el vaso de agua, dadas las condiciones de violencia por las que tratan de escapar”, indicó.

Desde el principio, las organizaciones pro-inmigrantes han remado contra la corriente, primero para divulgar información sobre este programa entre la comunidad y luego para que los posibles beneficiarios sometan las solicitudes.

“El trámite es gratis, pero la gente no lo sabe; además, para aplicar hay pocas organizaciones autorizadas para llevar estos casos”, reconoció el activista angelino Jerry Guardado.

En todo Estados Unidos hay alrededor de 300 agencias que están procesando este tipo de solicitudes, en el Sur de California hay tres organizaciones, pero todavía la respuesta de la gente no ha sido tan grande.

En el Instituto Internacional de Los Ángeles (IILA), una de las entidades autorizadas, han completado alrededor de 500 solicitudes, en las que se beneficiaría a un promedio de 1,000 niños y adolescentes centroamericanos.

“Con la presencia de los jóvenes que acaban de llegar, esperamos que la incertidumbre desaparezca y la comunidad aproveche esta oportunidad, ya que el programa no tiene fecha de finalización”, aseguró Erika López, representante de IILA que lleva este tipo de casos.

Cada semana, esta entidad ofrecen charlas en diferentes locales, a fin de pasar el mensaje a otros, asimismo visitan los consulados de El Salvador, Guatemala y Honduras, donde se concentra la comunidad que puede aplicar.

De acuerdo a las autoridades, de cerca del centenar de entrevistas realizadas hasta el momento, el 12% fueron aprobadas condicionalmente con el estatus de refugiados y el 84% con ingreso por razones humanitarias.

EL DATO
Instituto Internacional de Los Ángeles
Tel. 323-987-8263
Dirección: 3845 Selig Pl., Los Ángeles (Frente al parque Lincoln).

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