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Una familia de cuatro intentó escapar del incendio. Sólo tres lo consiguieron

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Conduje lo más lejos que pude en Sweetland Road, un camino de tierra hasta una montaña en Redwood Valley al noreste de Ukiah.

Cuando encontré los autos de Jon y Sara Shepherd, completamente quemados, continúe por el mismo camino. Pronto me topé con los restos de la casa que los Shepherd construyeron hace dos años, a una milla y media de la carretera principal en esta parte escasamente poblada del condado de Mendocino.

Después de todas las catastróficas escenas de incendios de esta última semana en el norte de California, aún me sorprendió lo indescriptiblemente triste que fue encontrar una gorra negra, intacta, de los Gigantes de San Francisco, tirada en el medio del camino.

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Pertenecía a Kai Shepherd, de 14 años, quien murió quemado en este lugar, a unos metros de su casa, el lunes por la mañana.

Con escasez de personal y abrumados por la dimensión del siniestro, los rescatistas tuvieron que tomar decisiones de vida o muerte al estallar los incendios forestales.

Los Shepherd -Kai, sus padres y su hermana mayor- trataron desesperadamente de conducir a un lugar seguro, pero sus automóviles se incendiaron a media montaña, obligándolos a continuar huyendo a pie.

Es difícil imaginar su terror. Los vientos huracanados empujaron una muralla de fuego, humo y brasas ardientes colina arriba en cuestión de minutos. A pie y sin protección, los cuatro pronto fueron vencidos.

La madre de Kai, Sara y su hermana, Kressa, fueron salvadas por un vecino, Paul Hanssen, que había sobrevivido al incendio refugiándose en un remolque de metal que había resguardado entre las rocas de su propiedad.

Alrededor de las 5:30 de la mañana del lunes, Hanssen escuchó los gritos de las dos mujeres, severamente quemadas y aferradas a la vida. Habían estado en el suelo, inmóviles durante horas. Les preguntó dónde estaban Kai y su padre. “Ambos dijeron que no sabían”, me dijo Hanssen.

Hanssen llamó al 911. Otro milagro: logró comunicarse.

“Les sacó agua y con una toalla les humedeció la boca”, dijo Mindi Ramos, hermana de Sara. “Los sostuvo hasta que se enfriaron. Él les aseguró que venía la ayuda. Kressa le dijo: ‘Solo quiero ir al hospital ahora’ ”.

Justo antes de que llegara la ayuda, Hanssen pensó que escuchaba las radios de los rescatadores, por lo que corrió por la carretera. Fue entonces cuando encontró el cuerpo de Kai, contra un terraplén, a unos 50 pies de distancia de su madre y su hermana.

Los paramédicos solo tenían una camilla, lo que prolongó el rescate. “Tan pronto como llegaron allí”, dijo Ramos, “mi hermana perdió el sentido de la realidad”.

Más tarde, él y otro vecino, Efren Turner, caminaron hacia la colina y pusieron una sábana sobre el cuerpo de Kai. “Nos detuvimos un momento y colocamos nuestras manos sobre él, hablando solemnemente y orando por su alma”, dijo Hanssen. “No nos sentimos bien dejándolo solo en la carretera. Pero el forense dijo que llegaría en menos de una para llevárselo “.

Nadie sabía lo que le había sucedido al padre de Kai. Jon se había separado de su familia. Cuando Sara y los niños corrieron cuesta arriba hacia su casa, él corrió hacia la carretera principal, colapsando antes de llegar allí.

Debido a que él estaba más cerca de la carretera principal, los paramédicos lo habían encontrado primero.

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El viernes, me detuve a hablar con Turner, que estaba limpiando su propiedad con un par de amigos. Llevaban respiradores y estaban cubiertos de hollín.

Cuando vio las primeras llamas sobre la medianoche del domingo, dijo Turner, llamó a varios vecinos para alertarlos. Algunos no respondieron.

“Desperté a Jon y le dije que había un incendio y que necesitaban prepararse para evacuar y que lo llamaría si tuviéramos que irnos”, me dijo Turner.

Turner también despertó a sus trabajadores de la granja, que viven en pequeñas cabañas en su propiedad. En un momento dado, dijo, estaba mirando cómo el fuego se acercaba a él y les decía en voz alta, “si nos vamos ahora, podremos sobrevivir”.

Mientras conducía, llamó nuevamente a Jon. “No le expliqué suficientemente la gravedad de la situación”, dijo Turner con pesar. “Tomaron demasiado tiempo”.

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Kai Logan Shepherd parece ser la persona más joven cuya vida fue arrebatada por los incendios que devastaron el condado del vino. Era un tímido alumno de octavo grado en Eagle Peak Middle School.

Amaba a los Gigantes y lanzó en la Babe Ruth League. Era un luchador, dijo su tía, “fornido y fuerte, con una gran sonrisa y bellos hoyuelos en las mejillas”.

Recientemente, había comenzado a tocar el saxo en la banda de su escuela.

Sara trabaja en el Safeway en Ukiah, en el servicio de atención al cliente, lo que le encanta, dijo Ramos. Jon es carpintero y contratista y ha trabajado para un negocio de pintura en polvo.

Los Shepperd se conocieron cuando Sara tenía 15 años y Jon tenía 20. Fue un escándalo familiar, dijo Ramos, pero era amor verdadero.

Conocí a Mindi Ramos en un hotel viernes por la noche en Sacramento. Sara, de 40 años, está aquí en el Centro Médico de Davis. Kressa, de 17 años, está al otro lado de la calle en el Hospital de Niños Shriners. Jon, de 44 años, está en San Francisco en el centro de quemaduras de Bothin Memorial de St. Francis.

Todos fueron transportados en helicóptero desde el Centro Médico de Ukiah Valley y permanecen sedados. Nadie sabe si están enterados de lo que le pasóa su hijo Kai, o lo que recuerdan acerca de la noche del incendio.

“Tenemos terribles noticias que decirles”, dijo Ramos. “Nos han aconsejado no darles voluntariamente la trágica información. Hasta que pregunten, no se lo diremos.

“Jon sufrió quemaduras en más del 45% de su cuerpo. No hubo daño muscular, y eso es una gran noticia”, dijo Ramos. “Tienen 100% de confianza en su recuperación total”.

Tanto Sara como Kressa tuvieron quemaduras de más del 60% de sus cuerpos. Las manos de Sara, dijo Ramos, “están severamente quemadas. Sus piernas están muy quemadas. Pero ella todavía tiene la mayor parte de su hermoso cabello largo y castaño”.

Los médicos le practicaron una traqueotomía durante su primera cirugía; todavía no puede hablar.

Las piernas de Kressa estaban tan gravemente heridas que los médicos tuvieron que amputarlas debajo de la rodilla. Su cara también estaba gravemente quemada, dijo su tía. “No hubo daño muscular en la cara”, dijo Ramos. “Entonces hay suficiente estructura para reconstruir”. Sus córneas parecen estar bien. “Será una gran bendición para nosotros si Kressa retiene la vista y logra salvar sus manos”, dijo Ramos, “porque es una artista muy talentosa”.

La madre de Sara, que estaba en el hospital de Ukiah, revisando a Jon cuando Sara fue traída, gritando de dolor, más tarde firmaría el consentimiento para las amputaciones de Kressa. “Fue la mejor decisión”, dijo Ramos, con los ojos llenos de lágrimas. “Vamos a hacer que Kressa tenga la mejor prótesis posible. Ella es fenomenal. Ella es la chica más fuerte que conozco. Los Shepherds, dijo Ramos, no tenían seguro contra incendios, por lo que ha lanzado una campaña de recaudación de fondos para ellos.

Además de reconstruir, habrá muchos otros costos que tendrán que encarar. Sus padres ya están adaptando su propia casa para acomodar sillas de ruedas y equipos médicos. El camino hacia la recuperación de esta familia será brutal. Necesitarán todo el apoyo, el coraje y la fuerza que puedan reunir.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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