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La propuesta de crear una escuela STEM causó la primera división entre los nuevos miembros de la Junta Escolar

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¿Debe el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) supervisar la educación de los estudiantes desfavorecidos de la ciudad? ¿O será que a esos alumnos les conviene más que otros intervengan y se encarguen de ello?

Con el crecimiento de las escuelas charter respaldadas por algunas de las personas más prominentes de la ciudad, tales preguntas han sido durante mucho tiempo un tema candente.

La semana pasada encontraron un nuevo enfoque, en un debate sobre una propuesta de una escuela de ciencias y matemáticas, patrocinada y supervisada por el estado.

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La discusión sobre respaldarla o no causó la primera división importante en la recién configurada Junta de Educación de Los Ángeles, en su primera reunión pública de importancia. El debate también sugirió que la política de la elección divisiva de mayo seguirá influyendo en el segundo sistema escolar más grande del país.

Un proyecto de ley que busca crear una nueva escuela centrada en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) actualmente es revisado por Legislatura estatal. El patrocinador de la propuesta, conocida como Proyecto de Ley 1217 de la Asamblea, es Raúl Bocanegra (D-San Fernando).

Sus partidarios sostienen que el modelo escolar patrocinado por el estado ha demostrado ser exitoso en otros lugares -ya funcionan 15 escuelas de este tipo en otros 14 estados- y vislumbran un nuevo campus de vanguardia en el centro de Los Ángeles. Para ello han captado endosos de Cal Tech, la UCLA, el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la Cámara de Comercio del Área de Los Ángeles, el United Negro College Fund y cuatro de los cinco supervisores del condado de Los Ángeles.

Un patrocinador notable es el filántropo local e importante fundador de escuelas charter Eli Broad, quien se ha comprometido a ayudar con la financiación del proyecto. “La escuela específicamente buscará apoyar a estudiantes de bajos ingresos y otros de altas necesidades”, señaló Broad en un comunicado enviado a The Times.

Los críticos sostienen que la nueva escuela, tal como se describe en el proyecto de ley, se parece mucho a una charter independiente, y les preocupa que la propuesta sea otro intento de mermar el distrito escolar local y disminuir la autoridad de las juntas escolares locales para aprobar y monitorear las escuelas públicas dentro de sus límites.

En la reunión de la Junta de Educación de la semana pasada, uno de sus miembros, George McKenna, presentó una resolución para dar a conocer a los legisladores que el LAUSD cree que la propuesta es una mala idea. La Junta debatió enérgicamente sobre la resolución durante más de una hora. Finalmente, tres miembros de la Junta buscaron declarar la oposición de la Junta a la idea. Todos ellos son educadores jubilados, que en otras épocas se desempeñaron como directores de escuelas de Los Ángeles.

Los cuatro miembros en contra de la resolución conforman la nueva mayoría de la Junta, la primera en su especie, respaldada por los partidarios de las charter. Tres de los ellos, la titular Mónica García y los recién llegados Nick Melvoin y Kelly Gonez, recibieron un apoyo financiero fundamental de parte de los defensores de charter en la elección de mayo. El cuarto, el presidente Ref Rodríguez, recibió un respaldo similar hace dos años.

La resolución para oponerse a la escuela STEM del estado falló por 4-3.

Las charter son administradas de forma independiente, con mayores libertades que la mayoría de las escuelas públicas tradicionales. En Los Ángeles, la gran parte de ellas son organizaciones sin fines de lucro y no están sindicalizadas; la escuela propuesta contaría con esas características. Los defensores de las charter a menudo argumentan que los contratos sindicales y la burocracia del distrito escolar se interponen en el mejoramiento de la educación de los niños.

El LAUSD cuenta con más escuelas charter que cualquier otro sistema escolar, que reúnen cerca del 16% de los alumnos del distrito. Algunos partidarios de estas instituciones han deseado durante mucho tiempo impulsar un crecimiento aún más rápido de éstas, haciendo más fácil que otras entidades las aprueben.

Al igual que una charter, el campus STEM propuesto operaría de forma independiente bajo una junta directiva designada, que se renovaría cada cinco años. A diferencia de una charter típica, la escuela no sería autorizada y supervisada por la Junta Escolar local.

McKenna consideró la falta de supervisión local como un defecto grave, y afirmó que el LAUSD ya cuenta con decenas de programas de matemáticas y ciencias, incluyendo muchos de excelencia, que podrían beneficiarse de la ayuda de los filántropos. Los miembros de la Junta tienen la responsabilidad de oponerse a una escuela que, al igual que las charter, reduciría el número de alumnos, los fondos estatales y otros recursos de las escuelas del distrito, que los necesitan en gran medida, consideró. Estas escuelas ya poseen pocos estudiantes al día de hoy, y dar luz verde a este proyecto y otros similares aceleraría el éxodo de estudiantes, advirtió.

Pero la mayoría de la Junta no compartió la preocupación de McKenna. Para García, la miembro de la Junta de con más antigüedad, no hay suficientes escuelas eficaces dirigidas por el distrito. Melvoin estimó que los padres de familia merecen más opciones, y que las escuelas de L.A. deberían competir por la inscripción de estudiantes mediante el ofrecimiento de programas más sólidos. Gonez intentó, sin éxito, obtener un compromiso antes de votar contra la resolución de McKenna.

Rodríguez ejerció el voto decisivo. Después de permanecer mayormente en silencio, se opuso a la redacción de algunas partes de la resolución, pero no sugirió un lenguaje alternativo ni expresó su opinión acerca de la escuela propuesta.

Los oradores ante la Junta se alinearon según los ideales que resultan familiares después de la contienda de mayo pasado.

Aunque la Asociación de Escuelas Charter de California (CCSA, por sus siglas en inglés) aseguró que no tiene ninguna postura al respecto, porque la institución no es una charter, instó encarecidamente a la Junta a rechazar la resolución de McKenna (Broad donó $1.9 millones al ala política de la CCSA durante abril y mayo, lo cual ayudó a impulsar las elecciones más costosas para la Junta de Los Ángeles).

Maestros Unidos de Los Ángeles -que ocupó el segundo lugar en financiación para la contienda por la Junta Escolar, alineada del lado perdedor-, argumentó en contra de la escuela propuesta, a la que también se oponen la Asociación de Maestros de California y la Asociación de Juntas Escolares de California.

En una rara toma de posición sobre un tema políticamente divisorio, la superintendente Michelle King se opuso a la ley y afirmó que no había logrado que su autor explicara la forma en que esta escuela se diferenciaría de una charter, y por qué no debería tener supervisión local. También dijo que no veía la necesidad de su existencia. “Me incomoda la narrativa de que hay que crear algo más porque no estamos haciendo lo suficiente en el LAUSD”, expresó.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer este artículo en inglés, visite

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