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La última arma, las recompensas son el gatillo que jalan las autoridades para resolver asesinatos

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Una joven madre es estrangulada junto con su hija de tres años de edad. El criminal intenta quemar la casa para simular un incendio y sumerge a la menor en la tina de baño para despistar a las autoridades.

23 años después, el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) aún no encuentra al asesino.

Mientras hay quienes dudan de la efectividad de las recompensas policiales, para Luis Navarro, padre de Verónica Ultreras y abuelo de la pequeña Cynthia, un aliciente de 100 mil dólares de parte de la ciudad, se ha convertido en su última esperanza para resolver los asesinatos.

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Las autoridades recalcan que las recompensas no solo brindan esperanza a los familiares de las víctimas de homicidio, sino también les ayuda a ellos a encontrar más pistas.

Para mantener las recompensas en pie, es necesaria la participación constante de los familiares. Navarro ha renovado la recompensa de su caso más de 40 veces en un poco más de dos décadas.

“Si tengo que ir semanalmente para saber más sobre el avance del caso de mi hija y mi nieta, lo seguiré haciendo. Si tengo que seguir renovando la recompensa, esto será parte del esfuerzo, pero no voy a quitar el dedo del renglón”, dice Navarro.

La radiografía de una recompensa

En lo que va del año, la ciudad de Los Ángeles ha autorizado 36 recompensas para resolver homicidios, mientras que el condado de Los Ángeles ha autorizado otras 34.

Cuando ocurre un asesinato y las autoridades han agotado todas sus pistas sin éxito alguno, entonces la recompensa se convierte en otra arma de investigación, dice Edward R. Johnson, asistente del jefe de Policía de Los Ángeles (LAPD).

Los detectives a cargo de los homicidios en la ciudad de Los Ángeles, por ejemplo, exponen el caso al concejal donde ocurrió el incidente y entonces el concejal junto con la ciudad aprueba la recompensa.

De igual forma, los detectives del sheriff presentan su caso ante un supervisor del condado y éste también debe aprobarlo antes de poder anunciarlo en rueda de prensa.

“No ofrecemos recompensas por todas las personas asesinadas. Hay casos donde hay suficientes pistas para resolverlos sin necesidad de ofrecer dinero”, agrega Johnson.

A discreción de los detectives, se buscan las recompensas si la víctima era una persona de buena moral, sin record criminal, que no andaba en las pandillas o en malos pasos.

En el caso de la ciudad, los estímulos monetarios deben renovarse cada seis meses por los familiares. No obstante en el condado, esta petición debe hacerse cada dos meses, de lo contrario la compensación se anula.

Aunque una recompensa caduque o deje de existir, el detective debe seguir trabajando en el caso hasta que lo resuelva.

Las recompensas van de los 10 mil dólares hasta los 75 mil dólares, inclusive hay casos donde se puede ofrecer hasta $100 mil, dependiendo de las agencias de la ley que deseen cooperar.

¿Funcionan las recompensas?

Hasta el momento, no hay estudios que revelen si las recompensas por homicidio o crímenes violentos funcionan.

El Daily Breeze, reveló en el 2013 que de 372 recompensas otorgadas por la ciudad de Los Ángeles y los supervisores del condado, desde el 2008 hasta el 2013, “solo 15 fueron pagadas a los informantes que de alguna forma ayudaron a la policía y a los fiscales a condenar a los sospechosos”.

De hecho, indicó el estudio, las recompensas pueden resultar contraproducentes, tal como en el caso de Christopher Dorner, un policía del LAPD que había sido dado de baja y quien como venganza mató a cuatro personas e hirió a otros tres en el 2013.

La recompensa por dar con el paradero de Dorner era de 1 millón de dólares, por lo que miles de pistas desviaron a las autoridades para encontrarlo.

En última estancia, Dorner fue hallado, pero no fue hasta el 2014 que las autoridades anunciaron que el 89% de la recompensa sería distribuida entre cuatro personas que otorgaron información.

“Mr. Brown”, un abogado criminalista quien no quiso revelar su identidad en público, señala que simplemente hay ocasiones en las que de hecho no hay testigos.

“En otras ocasiones hay gente que no liga ciertas personas a ciertas eventualidades hasta que el tiempo ha transcurrido y simplemente, por no estar segura o no meterse en ‘problemas’ prefiere callar”, dice Brown.

Además, en muchas ocasiones los familiares encubren al asesino simplemente omitiendo lo que saben, agrega.

Otro problema es que para pedir la recompensa, la persona debe dar su nombre a las autoridades. Algo que desanima a muchos a pesar de que la policía no revela las identidades.

Tanto el LAPD como el Sheriff, ofrecen las recompensas solamente a la persona que pueda proveer información que lleve al arresto y condena del responsable. Las agencias deben de recibir la información sobre el crimen dentro del plazo que la recompensa monetaria esté vigente.

Cifras de la ciudad de Los Ángeles exponen que el ayuntamiento ha pagado por lo menos unas 22 recompensas por crimines violentos desde septiembre del 2011 al presente, pero no especifican si son asesinatos, robos o cualquier otro delito.

Las recompensas no van a morir

A pesar de las estadísticas, ni las familias ni las autoridades se dan por vencidas.

Bulmaro Guerrero Martínez, de 29 años de edad, salió de su hogar en el sur de Los Ángeles una mañana del primero de junio para trabajar como taxista, pero nunca regresó a la casa.

El hombre, oriundo de Puebla, recibió una bala en el pecho cuando chocó su Prius a eso de las 8:40 de la mañana en el 201 S. Alvarado St., en el área de Westlake.

Las autoridades reconocieron que no hay pistas de su asesino, por lo que en agosto, la ciudad ofreció 50 mil dólares para la persona que proporcione información.

“La recompensa es todo lo que tenemos para seguir. Creemos que nos puede ayudar para que los testigos respondan”, sostiene Santos Martínez, hermano de Bulmaro.

La familia de Bulmaro sabe que tendrán que renovar el incentivo dos veces al año, pero “cualquier cosa que se pueda hacer para alentar a la gente, es buena”, dicen.

Por su parte, las autoridades indican que no pueden darse el lujo de descartar está técnica.

“Muchos pueden cuestionar la eficacia de las recompensas, pero es un hecho que más gente está dispuesta a hablar cuando hay dinero de por medio. Y entre más información haya, mejor para nosotros”, dice el teniente Eduardo Hernández, con la Oficina de Homicidios del Sheriff de Los Ángeles.

El teniente recalca que las recompensas “le recuerdan a la comunidad que hay alguien afuera que cometió un crimen y que deben de estar alertas”.

Algunas recompensas recientes

Septiembre 28: Harvard Park – 50 mil dólares de recompensa por el asesino de Marcus McClendon, un afroamericano de 52 años que fue baleado el 17 de agosto del 2015.

Septiembre 23: Jefferson Park- 50 mil dólares de recompensa por el asesino de Carlos A. Segovia-López, un latino de las fuerzas armadas de 19 años de edad que fue baleado el 19 de septiembre.

Mayo 9: Sur de Los Ángeles- 50 mil dólares por información que ayude a aclarar el asesinato del jornalero Sergio Beltrán, de 37 años de edad, y quien fue baleado el 13 de abril a eso de las 10:25 de la noche.

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