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Los nacidos durante el verano podrían tener más dificultades para entrar a un jardín de infantes privado

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El ingreso a clases no sólo es una cuestión de estrés para los universitarios. Muchos padres de Los Ángeles están revisando frenéticamente sus correos electrónicos en busca de una de las noticias más importantes y que podrían afectar las vidas de sus hijos por el momento: saber si han sido o no aceptados en un jardín de niños privado.

En este sentido, algunos pequeños cuentan con una ‘ventaja incorporada’: el día de sus cumpleaños. Es que en esta carrera, la edad sí importa. Muchas escuelas privadas aceptan a menos estudiantes que cumplen 5 años durante el verano, debido a los rigurosos planes de estudios que han convertido al kínder en algo más parecido a primer grado.

Para algunas de las escuelas más exclusivas, el proceso de admisión es muy exigente; requiere de ensayos, sesiones escolares abiertas, entrevistas con los padres, evaluaciones de los niños y, en algunos casos, incluso pruebas de coeficiente intelectual. La mayoría de las escuelas envían cartas de aceptación el mismo viernes de marzo por la tarde, un día que las madres han bautizado como el “Viernes Negro”.

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El jardín de infantes no es una broma. Mucho menos en el mundo de las escuelas privadas y exclusivas de Los Ángeles, donde la matrícula puede costar entre $20,000 y $30,000, además de los costos adicionales por ser nuevos estudiantes, honorarios por actividad y cargos de la sociedad de padres de familia.

Incluso con esos costos, puede haber cinco o más candidatos para cada vacante disponible. La admisión al jardín de infantes asegura que el alumno tendrá un lugar al menos hasta que llegue a la escuela primaria, y con frecuencia una mejor oportunidad de inscribirse en secundarias y preparatorias de élite.

En los últimos años, a medida que los jardines de infantes se ha enfocado menos en los juegos y más en el entendimiento de las matemáticas y la comprensión de la lectura, “las escuelas privadas están buscando niños cada vez más maduros”, señaló Sandy Eiges, fundadora de L.A. School Scout, un servicio de consultoría de servicios de admisión escolar.

Parte del cambio proviene de una tendencia que se registra en las escuelas públicas también; la fecha límite del ingreso al jardín de niños solía ser para niños que cumplieran años hasta diciembre, pero eso cambió cuando el estado adoptó los estándares básicos comunes en 2010.

Ahora, los niños que cumplen 5 años entre septiembre y diciembre pueden asistir a un kínder de transición, una opción de menor presión. Quienes nacieron en otoño pueden pasar al jardín de infantes, pero sólo después de cumplidos los 5 años.

Las escuelas privadas no deben seguir las normas tradicionales. Pero ponen atención a los puntos de referencia, incluso desde la edad preescolar.

¿Por qué ocurre esto? Nathalie Miller, directora de admisiones en Berkeley Hall, dice que se debe a que el actual presidente de la Junta de Educación Superior, que administra los exámenes del SAT y las pruebas de colocación avanzada, ayudó también a desarrollar los estándares básicos comunes.

Una antigua práctica

No es ningún secreto que los niños más pequeños pueden atravesar dificultades para romper la barrera que supone el jardín de infantes privado. “Los padres inteligentes sabrán darle a su hijo el ‘regalo’de un año adicional si el niño cumple años tardíamente, o en otoño”, expresó Miller.

Para la experta, esto no es una nueva tendencia. Su propia hija, quien ahora tiene 24 años, repitió kínder en Berkeley Hall porque cumplía años en octubre y no estaba preparada. Es mejor que los niños tengan un año adicional de educación preescolar a que se queden en kínder, para no sentirse ‘retenidos’”, aseguró Miller.

Ciertas escuelas poseen fechas límites tempranas, al comienzo de verano, para sus candidatos a kínder, o hablan con los padres acerca de cómo mantener a sus hijos en preescolar por un año más, hasta que estén listos para su desarrollo académico.

Algunos padres reciben “cartas para niños muy pequeños”, señaló Eiges. En esos casos, la escuela les hace saber a los padres que su hijo está muy bien, pero que tal vez aún es muy pequeño y es tímido. Incluso pueden decirle que lo intenten nuevamente el año siguiente.

Aun en escuelas como Children’s Community School, en Van Nuys, una escuela progresiva donde no existen pruebas o libros de texto y la fecha de corte de cumpleaños es el 31 de diciembre, los estudiantes son mayores, no porque el plan de estudios así lo exige, sino porque está en boga frenarlos y permitirles que sean los mayores de la clase en lugar de los más jóvenes, afirmó Heather McPherson, directora de avance escolar.

¿Qué buscan las escuelas?

Las escuelas hablan claramente acerca de la búsqueda de niños que son “una buena opción” para ellos, una frase que llena a los padres de ansiedad y confusión.

Parte de esa ‘buena opción’, señalan los consejeros de admisión, es la sensación que los padres tienen cuando visitan la escuela. ¿Les agrada el estilo de instrucción que ven? ¿Les gusta el estilo de administración?

Pero parte de ella es también saber si el niño está listo. Si puede leer una frase completa, sin embargo, no tiene importancia para todas las escuelas. En su lugar, puede ser que quieran saber si el chico está listo para interactuar con otros niños en un ambiente de aprendizaje basado en el juego, o si será capaz de sentarse en un aula y comprender la información por un período determinado de tiempo.

Para pequeños de 4 y 5 años de edad, unos pocos meses pueden representar una gran diferencia. “Ahora hay más énfasis en lo académico, mucho más que antes, con la competencia por las vacantes en estas escuelas”, aseguró Elizabeth Fraley, directora de KinderPrep en Academic Achievers, una compañía de tutoría con sede en Santa Mónica. Fraley trabaja con estudiantes de apenas 3 años; los prepara para el jardín de niños y organiza campamentos de una semana durante el verano –valuados en $ 1,000-para que los niños estén listos para el jardín.

El viernes, los padres sabrían si sus hijos eran aceptados, puestos en lista de espera o rechazados. A continuación, algunas de las cosas que no ayudarán a su hijo de 4 años de edad a conseguir una de esas codiciadas vacantes:

  1. En L.A, todos conocen a una celebridad. “Las cartas de recomendación de famosos no ayudan”, enfatizó Miller, en referencia a un padre que preguntó si una carta de recomendación de Barbara Walters ayudaría a que su hijo tuviera una mayor oportunidad. “Estamos en L.A.; la gente intentará lo que sea”, afirmó. No deben llenarse los archivos de admisión con más cartas de las necesarias; los encargados de admisiones no leen todo, y muchos documentos resultan inútiles.
  2. El dinero no decide. Asistir a las galas de recaudación y conocer a todos los consejeros de admisión es bueno, pero las escuelas señalan que mantienen sus departamentos de recaudación y de admisiones estrictamente separados. Y las escuelas contactadas aseguraron que no aceptan donaciones de las familias solicitantes.
  3. Mantenga cierta distancia. Realizar Excursiones escolares y jornadas de puertas abiertas puede ser bueno, ya que muestra interés en la escuela. Si uno está en lista de espera, puede llamar y expresar su deseo. Pero no se sugiere presentarse en múltiples ocasiones, o insistir a los consejeros de admisiones, garantizó Darlene Fountaine, de Westside Neigborhood School. Podría no caerles nada bien.

De todas formas, quizás el consejo más importante a tener en cuenta vino de McPherson, de Children’s Community School: “Simplemente recuerde: es sólo el jardín de infantes”.

Puede contactar a Sonali Kohli a través de Sonali.Kohli@latimes.com o por Twitter, @Sonali_Kohli.

Traducción: Diana Cervantes.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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