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Las evaluaciones a los maestros de L.A., con menos puntos por revisar

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Sebastian, quien prefiere sólo mencionar su primer nombre, está en desacuerdo con el nuevo sistema de evaluación docente en Los Ángeles. En su opinión, su calificación ha disminuido injustamente. Esta maestra de San Pedro High no es la única preocupada por este tema.

Algunos consideran que el sistema basado en la observación -que se ha negociado entre el distrito y los sindicatos- es demasiado amistoso para los maestros. Otros dicen que es demasiado complicado, o que depende mucho de la limitada experiencia de algunos directores.

Los partidarios ven el nuevo enfoque del distrito como un modelo que podría considerarse un modelo a seguir, y que incluso podría imponerse en toda la nación. Los críticos dicen que este tipo de compromiso político promueve la mediocridad y no ayuda a los estudiantes.

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Se espera que las últimas revisiones del sistema obtengan la aprobación formal en una reunión del Consejo de Educación que se llevará a cabo este martes. El pacto se logró con mucho menos esfuerzo de lo que, por general, conlleva este tipo de acuerdo, tanto aquí como en otros lugares donde también se evalúa a los maestros.

Sin embargo, según Dan Goldhaber, profesor de la Universidad de Washington con amplia experiencia en la investigación de evaluación a los docentes, “La prueba definitiva es saber si esto tiene efectos positivos y medibles en los profesores y estudiantes”.

En Los Ángeles todavía es demasiado pronto para saberlo, pese a los seis años que lleva esta iniciativa para renovar la forma de calificar y mejorar la instrucción.

En el nuevo sistema no hay ninguna relación entre las evaluaciones de los maestros y los resultados de los exámenes estandarizados para determinar si los docentes pueden mantener sus puestos de trabajo. Los resultados de las pruebas ahora se emplearán para analizar las necesidades de los estudiantes, establecer objetivos y revisar el progreso de los estudiantes.

Hasta hace poco, el gobierno de Obama impulsaba fuertemente las evaluaciones basadas en exámenes, algo que también pedían las fundaciones que tienen gran influencia en la política educativa de la nación. Pero los opositores definen estas evaluaciones como inconsistentes e injustas.

En todo el país, en contra de esta medida no sólo hay muchos profesores, sino también padres, que se oponen al tiempo y énfasis que se dedica a las pruebas estandarizadas.

En Los Ángeles, la iniciativa para utilizar las calificaciones de los estudiantes para evaluar a los maestros generó demandas y batallas legislativas, y jugó un papel central en las elecciones locales y estatales, que resultaron altamente costosas.

Actualmente, el distrito ha alcanzado una cierta paz con el sindicato de maestros, que luchó en contra los resultados de las calificaciones, y espera que el nuevo enfoque salga bien.

Pero Goldhaber, al igual que muchos otros, teme que la armonía laboral haya tenido prioridad sobre el bienestar de los estudiantes. Para él, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) debe resistirse a la norma que aplican la mayoría de los sistemas escolares al calificar a casi todos los maestros como ‘eficaces’. Una buena evaluación, dijo, separa de manera fiable a los maestros de diferentes capacidades y se utiliza para mejorar la instrucción.

En Los Ángeles, el exsuperintendente, John Deasy, impulsó que los resultados de las pruebas escolares contaran como el 30 % de la evaluación a los docentes. Su objetivo no consiguió sobrevivir, aunque sus esfuerzos -incluyendo una demanda que logró evitar- ayudaron a cimentar el rendimiento de los estudiantes en un proceso de revisión más significativo.

Los administradores del LAUSD tendrán un entrenamiento de cinco días para proporcionar evaluaciones coherentes y justas. Bajo la ley estatal, datos tales como los resultados de las pruebas deben ser parte de la evaluación de un maestro. Pero el nuevo sistema de L.A. también puede considerar el progreso de los estudiantes en aprender a leer, el portafolio de trabajos de los alumnos, la asistencia escolar, las tasas de suspensión y el porcentaje de buenas calificaciones en la escuela o una clase. Un maestro calificado por debajo del estándar puede impugnar la calificación mediante la presentación de una queja.

Aunque Sebastian tenía reservas sobre las evaluaciones basadas en pruebas, no está convencida de que el nuevo formato mejore notablemente la enseñanza. La observación formal, por ejemplo, que desempeña un papel clave, solamente se requiere una vez durante un año de evaluación. Las escuelas deben evaluar a un tercio de sus maestros cada año. “Creo que incluso el peor de los profesores de mi escuela es capaz de lograr una evaluación digna en una hora”, señaló.

La objeción personal de Sebastian, sin embargo, es con las limitadas categorías de clasificación. El distrito cedió a las demandas de los sindicatos y redujo las opciones de cuatro a tres, eliminando la anterior calificación máxima, ‘altamente eficaz’.

Ahora hay tres clasificaciones: eficaz, en desarrollo e ineficaz. Y Sebastian, quien anteriormente había sido considerada como ‘altamente eficaz’, ahora está clasificada sencillamente como ‘eficaz’. “Es algo que, en esencia, disminuye mi calificación”, explicó la maestra, que enseña a estudiantes con discapacidades moderadas a serias.

Este aparente ‘detalle’ es parte de un debate más amplio. El distrito preferiría un sistema de clasificación de cuatro niveles para identificar mejor, entre otras cosas, a los profesores que podrían servir como mentores. Otros distritos han usado ese sistema para repartir bonificaciones.

Los sindicatos de docentes, sin embargo, están preocupados de que los sistemas de calificación podrían prevalecer sobre la antigüedad cuando se necesite efectuar despidos, apuntando a los instructores veteranos, con salarios más altos.

Esa preocupación llevó a un nueva disposición: si un maestro será sometido a una evaluación formal, deberá ser notificado dentro de las primeras cinco semanas del año escolar.

“Hemos tenido situaciones en las que un educador, en algún momento durante el año hace algo equivocadamente a un administrador, y de pronto en marzo el administrador le dice: “Ah, por cierto, voy a evaluarte este año’”, precisó Alex Caputo-Pearl, presidente del Sindicato de Maestros Unidos de Los Ángeles.

Caputo-Pearl también señaló que el administrador ahora debe proporcionar información sobre la evaluación dentro de los 10 días hábiles. Anteriormente, no había ningún plazo.

Los administradores y profesores han aplaudido la simplificación del formulario de evaluación, que tiene muchas menos categorías. La idea es explorar a fondo unas pocas áreas en lugar de perderse en una multitud de detalles superficiales, aclaró Linda Del Cueto, quien dirige el área de formación del distrito y la evaluación para maestros y directores.

Las nuevas directrices de evaluación son parte de una revisión del contrato de maestros que también incluye días de asesoramiento adicionales fuera del término escolar formal, un puesto extra para enseñar en 55 escuelas primarias con necesidades especialmente altas, un tope de 55 estudiantes en las clases de educación física y un puesto adicional en las preparatorias para contribuir con más clases optativas, o para tener cursos más pequeños. “Nuestras clases electivas a menudo hacen que los estudiantes vengan a la escuela todos los días, y les permiten expresarse creativamente”, dijo Caputo-Pearl.

Twitter:@howardblume

Traducción: Diana Cervantes.

https://www.latimes.com/local/education/la-me-edu-lausd-teacher-evaluations-20160612-snap-story.html

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