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El sindicato de maestros de L.A busca incrementar sus cuotas

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El sindicato de maestros de Los Ángeles ha sido durante mucho tiempo el jugador más poderoso en la educación local.

El hecho de que la matrícula de inscripción en las escuelas tradicionales esté disminuyendo, y que las escuelas autónomas -o charter- no sindicalizadas estén en aumento, generó que la Fundación Eli y Edythe Broad, y otras organizaciones no lucrativas con grandes recursos, presionen fuertemente para hacer un cambio en la educación pública de Los Ángeles.

El sindicato de maestros necesita dinero para poder contratacar. Sin embargo, cada vez menos maestros pagan sus cuotas al Sindicato de Maestros de Los Ángeles (UTLA, por sus siglas en ingles).

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Por eso, esta semana el sindicato le pidió a sus 32,000 miembros - que en el 2008 registraban 45,000 afiliados -, aumentar sus cuotas en casi una tercera parte, a cerca de $1000 por miembro anualmente, y también permitir a UTLA que haga que sus miembros participen de cualquier incremento en las cuotas de los sindicatos estatales y nacionales a los que pertenecen. Los votos serán contados durante esta semana.

En 2008 ya fracasó un intento previo para incrementar las cuotas, pero esta vez las apuestas son más altas y los líderes sindicales tienen más esperanzas de triunfar.

El presidente del sindicato, Alex Caputo-Pearl, remarcó que el dinero ayudará a combatir una reforma que favorece la operación de las escuelas más como un negocio que como una entidad educativa; por ejemplo, con evaluaciones de desempeño métricas –tales como los resultados de los exámenes estandarizados -, para evaluar a los maestros.

A nivel nacional, los distritos se han convertido en campos de batalla sobre el modelo ‘de negocio’ en comparación con los enfoques más tradicionales de la educación pública. Y Los Ángeles, un enclave a favor de los trabajadores y el segundo mayor distrito educativo del país, es ampliamente considerado como el frente que podría cambiar el movimiento en cualquier dirección.

UTLA también quiere dinero para poder dar batalla legal.

Un juez de la Corte Superior del condado de Los Ángeles desechó recientemente las protecciones laborales de los docentes tradicionales por considerarlas perjudiciales para los estudiantes, un veredicto que aun está en apelación. Y el Tribunal Supremo de Estados Unidos está deliberando en un caso de California que podría hacer más difícil que los sindicatos de maestros reciban sus cuotas.

En ambos casos, los abogados contratados por los sindicatos de docentes están en contra de lo propuesto por acaudalados opositores.

El bando de las charter está construyendo su propia guerra.

Una propuesta distribuida durante el verano pasado por la Fundación Broad proponía recaudar $490 millones para inscribir a la mitad de los estudiantes de L.A. en escuelas autónomas durante los próximos ocho años.

El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles cuenta con más escuelas charter que cualquier otro distrito escolar en el país. Los defensores de estas escuelas autónomas se han convertido en los patrocinadores más grandes de las elecciones de la junta escolar.

El sindicato se encuentra a la defensiva.

Esta situación es positiva para quienes critican a los sindicatos de obstruir los esfuerzos para limitar la antigüedad, endurecer la forma en que se evalúa a los maestros y ampliar los tipos de escuelas que los padres y los estudiantes pueden elegir.

“Quienes promueven estos cambios han tratado de obligar a los sindicatos a hacer más de lo que pueden, a través de los distintos estados, dentro de cada estado y con múltiples peleas”, aseguró Frederick M. Hess, director de estudios de política educativa de la organización conservadora American Enterprise Institute, con sede en Washington.

Un pequeño grupo no organizado de profesores -en función y retirados- se opone abiertamente a pagar cuotas más altas. A través de mensajes en los sitios web, algunos han acusado a sus dirigentes de corrupción y de no proteger a sus miembros, especialmente a los profesores de mayor edad y a los sustitutos.

En el boletín de una unión local, cuatro representantes miembros del sindicato argumentaron en contra del aumento de las cuotas y desafiaron el gasto de la dirección.

Durante 45 años, las cuotas se han basado en un pequeño porcentaje del salario de los maestros principiantes. Hasta hace poco, éstas eran de $685 al año. Sin embargo, un impulso general a los salarios incrementó la suma a $760.

Pero los líderes sindicales insisten en que esto no es suficiente. Más de la mitad del presupuesto del sindicato proviene de las cuotas de afiliación y de las evaluaciones. El resto llega en forma de descuentos de los sindicatos estatales o nacionales, tales como la Federación Americana de Maestros y la Asociación Nacional de Educación.

Según los más recientes registros de impuestos disponibles, los ingresos de UTLA se redujeron a $38.8 millones en 2013, de los $43.7 millones que se habían registrado durante 2010.

El sindicato estaba tan carente de dinero en la última elección de la junta que tomó prestados $400,000 de su fondo destinado para huelgas, y los está devolviendo gradualmente.

Desde 2010 hasta 2013, el gremio recortó su presupuesto, pero terminó con números rojos en dos de esos cuatro años.

Un voto positivo en el aumento basaría la cuota sindical base de todos los maestros en un pequeño porcentaje de lo que gana un maestro con antigüedad media.

“Las cuotas de UTLA son, con mucho, las más bajas en cualquier lugar, que yo sepa”, dijo Joshua Pechthalt, ex agente de UTLA que actualmente es presidente de la Federación de Maestros de California. “Cien dólares al mes, o un poco más, es lo habitual”.

Los salarios de los maestros varían de un distrito a otro, al igual que el costo de vida. Por ello, es difícil comparar lo que un aumento en la cuota representa para cada maestro.

En Los Ángeles, un maestro principiante gana $43,000, mientras que los veteranos pueden ganar alrededor de $85,000, precisó Caputo-Pearl.

Los líderes sindicales electos de toda la ciudad, entre ellos Caputo-Pearl, ganan alrededor de $ 100,000 al año, según sus declaraciones de impuestos.

Para enardecer los ánimos de los miembros, Caputo-Pearl habla de luchar contra lo que él llama el plan “Broad-Wal-Mart”. Como referencia, Wal-Mart es la Fundación Familia Walton, financiada por los herederos de la fortuna de la tienda de descuento de ese nombre. La organización ha otorgado becas para crear y asistir a las escuelas charter en todo el país.

“Caputo-Pearl es inteligente para utilizar los nombres de Broad-Walton para crear suficiente temor entre sus miembros y hacer que éstos voten por un aumento de las cuotas”, afirmó Jim Blew, presidente de Students First, con sede en Sacramento, que cuenta con el apoyo de la fundación Walton y con frecuencia se opone políticamente a los sindicatos. “Sus finanzas son insostenibles, y la única salida es conseguir más ingresos de sus miembros”.

John Rogers, profesor de educación de UCLA, piensa que Caputo-Pearl está elaborando sus argumentos. “En los últimos 15 años hubo ocasiones en las que yo no estaba muy seguro de que el liderazgo de UTLA usaría los fondos adicionales de manera eficiente y de manera que sirva a las escuelas de Los Ángeles, dijo Rogers. Ahora, agregó, tiene más confianza en que el sindicato empleará el dinero de forma más efectiva.

howard.blume@latimes.com

Twitter: @howardblume

Traducción Diana Cervantes

Nota del Editor: Los Angeles Times recibe fondos para su iniciativa digital La Educación Cuenta del California Endowment, la Wasserman Foundation y la Baxter Family Foundation. La California Community Foundation y la United Way of Greater Los Angeles administra los fondos de la Broad Foundation que apoya este esfuerzo. Bajo los términos de los fondos, Los Angeles Times mantiene el control completo del contenido editorial.

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