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Cómo atraer a los jóvenes de California a la docencia

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¿Piensa que el maestro de su hijo es fenomenal, o pésimo? Siéntase afortunado solamente por el hecho de que el niño tiene un profesor.

Cada vez es más difícil atraer a los estudiantes universitarios a la docencia. Es algo frustrante para las escuelas públicas, que se enfrentan a con un montón de ofertas de empleo y una creciente escasez de candidatos calificados.

El problema se da a nivel nacional, aunque es especialmente agudo en California.

Por un lado, los distritos intentan contratar maestros, y por otro lado hay una campaña para reducir el tamaño de las clases. A finales de 1990, el entonces gobernador Pete Wilson redujo el número de estudiantes en las aulas. Sin embargo, Sacramento recortó los fondos durante la recesión; muchos profesores recibieron cartas de despido y los salones de clase se vieron sobresaturados nuevamente.

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California ha tenido durante años el índice de ‘estudiantes por maestro’ más alto del país. En 2013, éste era de 24 a 1; muy alto en comparación con el promedio nacional de 16 a 1. Durante la recesión, algunas escuelas preparatorias tuvieron clases de hasta 40 alumnos, según un informe reciente del Instituto de Política de Aprendizaje, con sede en Stanford.

Para regresar al tamaño de clases que se registraba antes de la recesión, de aproximadamente 20 estudiantes por cada salón, California debería contratar a 60,000 nuevos profesores, más del triple de la cantidad que estaban registrados en el 2014. Para llegar a la media nacional, el estado debería contratar a 135,000.

El año pasado hubo cerca de 43,000 vacantes de maestros en todo California.

La peor parte del problema es que, a menudo, las escuelas contratan a maestros que no se han acreditado totalmente, incluyendo algunos que aún están en formación y preparación. También contratan maestros sustitutos por tiempo completo, tal vez por un mes, y luego los reemplazan con otro maestro sustituto. Las normas se reducen, los cursos se cancelan.

Desde luego, las más afectadas son las escuelas menos atractivas para los profesores, a menudo en zonas con altos índices de criminalidad y generalmente con una gran cantidad de niños de familias de bajos ingresos, incluidos los niños que tienen dificultades para aprender inglés.

¿De quién es la culpa? En realidad, no es de las escuelas. Sí, definitivamente uno puede quejarse -y con razón- de las reformas que se necesitan. Sin embargo, las escuelas reciben órdenes de los políticos. Después de todo, es un sistema de educación pública. La comunidad paga la factura, y la comunidad tiene a su cargo preocuparse lo suficiente para ejercer su poder y elegir a los políticos.

Los californianos, colectivamente, no han hecho de la docencia una profesión muy atractiva; al menos no como se hacía antes.

Algunos políticos en Sacramento están muy preocupados por este tema. La semana pasada propusieron una legislación para que la docencia resulte una actividad más interesante.

Mi propuesta de ley favorita es la de la senadora Fran Pavley (D-Agoura Hills), una exmaestra de preparatoria, que propone restablecer un programa de condonación de préstamos estudiantiles eliminado durante la recesión.

La propuesta de Pavley exigiría que los maestros pasen por lo menos cuatro años en una escuela con una gran proporción de estudiantes en desventaja, o en una escuela rural con una gran cantidad de vacantes de personal. Los profesores también tendrían que demostrar su necesidad financiera.

Si fuese por mí, perdonaría los préstamos – una malvada ayuda para los estudiantes básicamente durante la última generación- de cualquiera que se dedique a la docencia. Pero la ley de Pavley, se estima, podría costar $ 80 millones al año. Y tener buena suerte para convencer el gobernador Jerry Brown de aprobarla.

“Creo que sería un enorme -absolutamente enorme– incentivo”, afirmó Pavley. “Tan sólo en mi barrio, conozco a dos familias cuyos hijos, de edades entre 25 y 35 años, tuvieron que regresar a la casa familiar para poder pagar sus préstamos estudiantiles.

“Mucha gente que estudia docencia proviene de familias de clase media. Pero, en la actualidad, la clase media está realmente golpeada por las deudas de los préstamos estudiantiles. Los salarios de los maestros nunca han sido muy buenos. Se puede vivir bien con dos salarios, pero no con uno. Ahora, además, deben pagar hasta $1,000 por mes para saldar los préstamos estudiantiles”.

Un proyecto de ley del Senador Ben Allen (D-Santa Mónica) propone crear un programa de “residencia para maestros”. De implementarse, los novatos que quieran obtener credenciales podrían dar instrucción en el aula bajo la tutela de un maestro experimentado. También habría una subvención del estado para los gastos de los maestros.

“Contando con un mentor experimentado”, afirmó Allen, exmiembro de la junta escolar, “sería mucho más probable que el principiante continúe ejerciendo la profesión”.

Un proyecto de ley de la presidenta del Comité de Educación del Senado, Carol Liu (D-La Cañada Flintridge), restablecería una entidad que fue eliminada previamente y que servía como una ventaja para potenciales maestros. El organismo proporcionaba información sobre los requisitos para las credenciales y acerca de oportunidades de trabajo; también tenían una unidad de reclutamiento.

“La gente no ingresa en la docencia para hacerse rica”, aseguró Liu, ex profesora de preparatoria. “La mayoría lo hacen porque les gusta enseñar. Y queremos animarlos. En la última década hemos tenido un descenso del 75% de las personas que entran en ese campo”.

¿Y, por qué sucede eso? Por muchas razones.

Muchos aspirantes a maestros pasaron por todo el entrenamiento y, durante la recesión, no pudieron encontrar un empleo. Además, vieron como despedían a los maestros jóvenes. La enseñanza ya no parecía una profesión muy segura.

Los maestros también tienden a ser culpados de todos los males de la sociedad, incluidos los padres que no motivan a sus hijos. Calificar exámenes y trabajos finales a altas horas de la noche tampoco es mucha diversión.

Y también están esos préstamos estudiantiles –quizás de $30,000-, con salarios iniciales de alrededor de $45,000, después de cinco años de educación superior. En cierto modo, es un insulto. Sí, los profesores tienen vacaciones de verano, pero sin sueldo. Y quienes se jubilan en California no reciben Seguro Social.

Además, aquí hay algo importante: Liu recuerda que, cuando se graduó de la Universidad Estatal de San José, en la década de 1960, “no había una gran cantidad de oportunidades para las mujeres; una podía ser enfermera, secretaria o maestra; no había muchas médicas ni abogadas. Hoy en día, las mujeres pueden ser lo que quieran”.

California necesita adaptarse a la realidad del siglo 21.

george.skelton@latimes.com

Twitter: @LATimesSkelton

Traducción: Diana Cervantes

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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