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Evade la muerte al buscar a sus padres en Estados Unidos: Su recompensa la ‘green card’

César Miguel Mejía Pérez junto a su padre Hector, muestra su tarjeta de residencia con orgullo.
(Hoy Los Angeles)
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A sus 14 años de edad, César Miguel Mejía Pérez, tuvo que escoger la opción más importante de su vida, quedarse en El Salvador a morir a manos de las pandillas o formar parte de ellas, o salir de su pueblo en busca de unos padres en Estados Unidos, y a quienes no había visto casi toda su vida.

La última opción era la más difícil, pues sabía que en el intento por cruzar la frontera también podía morir en el camino, pero no habría alguien que le dijera que no lo intentó.

Tres años después, Mejía Pérez festeja recibir su tarjeta de residente permanente en Santa Ana, a lado de sus padres.

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Su primer pensamiento al ver su tarjeta es: “Convertirme un miembro de la sociedad que pueda representar a su país y a los inmigrantes a través del esfuerzo, y cumplir el sueño americano”.

Para los abogados que llevaron su caso, Cesar Miguel representa un ejemplo de que lo que parece imposible, es posible si existe un experto de inmigración de por medio y si los padres de familia están involucrados con el caso de un menor.

Los padres de Cesar Miguel emigraron a Estados Unidos cuando él solamente tenía un año de edad, y lo dejaron al cuidado de los abuelos. Cuando llegó a la adolescencia, las pandillas lo persiguieron para reclutarlo.

“En El Salvador corría peligro, veía de muy cerca como trabajaban los grupos criminales, los delitos que cometían y cómo yo podía ser parte de ello o morir por ellos. Además, sin oportunidades para crecer dejé a mis abuelitos y salí en busca de mis padres”, dice el joven.

Cesar Miguel cuenta que tardó casi tres semanas para llegar a la frontera entre México y Estados Unidos, donde aprendió lo difícil que es la vida, pero también lo que se tiene que luchar para alcanzar un objetivo.

Héctor, su padre, indocumentado y en peligro de la deportación lo apoyó en esa peligrosa decisión, tras saber que ya se encontraba en la frontera.

“Cuando me enteré que ya había cruzado y se había entregado a las autoridades, lo busqué y lo saqué de un centro de detención”, dijo.

“Yo no había visto a mi hijo por mucho tiempo y siempre había vivido con el corazón partido, pues dado a mi situación no puedo salir del país… Tampoco había mandado a traerlo porque no quería exponerlo, pero estando aquí tenía que ayudarlo”, agrega.

El proceso

El padre de familia llevó a su hijo a través de un proceso legal con el abogado Eric Price, y un juez le otorgó el asilo en el 2018 en una corte de inmigración.

En cuanto cumplió un año con el asilo, Héctor guió a su hijo César Miguel al siguiente paso que es el proceso de residencia legal con camino a la ciudadanía.

La residencia le fue aprobada y su “green card” se la entregaron este jueves. Esto abre las posibilidades de alivio migratorio para el papá, Héctor, que ya tiene un caso abierto con USCIS.

La historia ejemplar es que el papá, aun cuando es indocumentado, continuó todo el proceso para darle un mejor futuro a su hijo y no se conformó con solo sacarlo del centro de detención como sucede con muchos menores que literalmente se desvanecen para permanecer en las sombras sin perseguir un beneficio, dice el abogado Price.

“El caso muestra que los mexicanos y centroamericanos pueden obtener el asilo a lo contrario de lo que muchos dicen, especialmente si se trata de un niño en peligro. No importa lo que la administración diga, si puedes comprobar que estás en peligro tienes un caso”, sostiene el abogado.

“También demuestra que los padres, sin importar su estado legal, pueden ayudar en el camino, y no deben temer en asistir a los menores”, añade.

César Miguel irá al último grado de High School y ahora con su “green card” tiene muchos sueños, desde ayudar a su padre a tener un estatus migratorio, hasta ir a la universidad y convertirse en médico.

No es suficiente liberar a los menores de un centro de detención, se debe dar seguimiento hasta obtener un asilo. Después de tener un año con un asilo, los menores pueden solicitar el ajuste para su residencia permanente. Cinco años después, pueden convertirse en ciudadanos de Estados Unidos, dice el abogado.

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