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Piden a México respetar paso de migrantes: “No se llevan nada...”

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Debajo del Río Bravo, México ha construido ya su propio muro, levantado a base de extorsiones, secuestros, crimen organizado y trámites burocráticos, denunciaron familiares de migrantes centroamericanos desaparecidos en el territorio azteca.

La Caravana de Madres de Migrantes, que en realidad agrupa a 41 mujeres y hombres, hermanos e hijos de Nicaragua, Guatemala, Honduras y El Salvador, llegó a la Ciudad de México a buscar a sus hijos y a denunciar el maltrato, la ineficacia y el desdén de las autoridades mexicanas.

“Hemos aprendido a comprender el discurso oficial de las autoridades”, dijo la salvadoreña Anita Zelaya.

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“Sin embargo, al momento de concretizar, sigue existiendo el mismo protocolo: ‘que esta no se mi jurisdicción’. Ya basta con seguir desinformando a la población, de seguir alentando falsas esperanzas”.

Su hijo Rafael Alberto Rolin Zelaya, de entonces 22 años, salió el 2 de mayo de 2002. Iba a Estados Unidos. Había esperanzas de salir de la pobreza mediante las remesas, pero una vez que entró a México nunca han vuelto a saber de él.

Desde entonces Anita Zelaya no lo ha dejado de buscar.

“Exigimos una apertura con mayor flexibilidad en todos los requisitos para la obtención del visado a los centroamericanos en tránsito cuidando así que nuestros compatriotas no crucen indocumentados, exponiéndolos indefensos a constantes violaciones, secuestros y ejecuciones por parte del crimen organizado y de autoridades cómplices”, expresó quien encabeza el Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos y Desaparecidos de El Salvador (Cofamide).

En el Centro Nacional de Comunicación Social, una Asociación Civil de la Colonia Roma, Ciudad de México, que vela por los Derechos Humanos, la caravana que va ya en su duodécima edición dio una conferencia de prensa.

Había centroamericanos con gorras viejas, zapatos rotos y una fotografía colgada en el cuello, como la adolescente Irma García, de Guatemala, que busca a su madre, perdida en México desde hace 10 años.

“Ella es Irma Vicente García, es mi madre. Ella salió de Guatemala el 18 abril del 2007 y la última vez que supimos de ella fue en abril de 2007, iba rumbo a Estados Unidos, iba sola, ella fue trabajando de estado en estado, y me dejó a mí y a mis dos hermanitos”, comentó con una fotografía en las manos.

Los familiares insistieron en que migrar es un derecho y que los centroamericanos, asÌ como los mexicanos, son obligados a salir debido a la violencia, la corrupción y la aplicación de un modelo económico que empobrece más a los ciudadanos.

“Migrar es un derecho, y México está violando este derecho, criminalizando, matando y con ello desapareciendo a nuestros familiares”, aseveró la guatemalteca Kata López.

“Nuestros familiares no se llevan nada de México, solo van de paso, pero aquí les va peor”, insistió su compatriota Samuel Mejía que lleva tres años buscando a su hermana María Mejía.

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