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Papa Francisco llega a Ecuador y pide fomentar el diálogo

El papa Francisco sonríe mientras conversa con periodistas a bordo del avión papal mientras se dirige a Quito, Ecuador, el domingo 5 de julio de 2015. El papa llegó a Ecuador en su primera parada de una gira Sudamericana que incluye a Bolivia y Paraguay. (Foto AP/Gregorio Borgia)
(Gregorio Borgia / AP)
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El papa Francisco llegó el domingo a Ecuador en su primera parada de una gira Sudamericana que incluye a Bolivia y Paraguay, y en sus primeras palabras en un país crispado por diferencias política dijo que es necesario valorar las diferencias y fomentar el diálogo.

Decenas de miles de personas que ya lo aguardaban, saludaron al pontífice mientras avanzaba con su comitiva desde el aeropuerto hacia Quito, la capital ecuatoriana, en un recorrido que también evidenció las divisiones políticas que vive la nación sudamericana.

Entre cánticos religiosos y gritos de “¡Francisco, Francisco, Francisco!”, el papa no dejaba de sonreír y saludar amablemente, mientras la caravana avanzaba con lentitud. En un momento, el pontífice dispuso detener el vehículo y besó a un niño.

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Atrás del papa móvil iba el mandatario Rafael Correa, quien a su paso recibía gritos de “¡Fuera, fuera, fuera!” de mucha gente entre la multitud en rechazo a su gestión.

Antes de dejar el aeropuerto y tras ser recibido por niños con banderas del Vaticano, el sumo pontífice agradeció a Dios por haberle permitido volver a América Latina “y estar hoy aquí con ustedes, en esta hermosa tierra del Ecuador”.

Correa, en compañía de su esposa, recibió al pie de las escalerillas del avión a Francisco, a quien apenas se asomó el viento le arrebató el solideo (gorro de tela) papal.

En su primer mensaje, Francisco señaló que en el evangelio están las claves para afrontar los desafíos actuales “valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos”.

El mensaje del pontífice a favor del diálogo ocurrió en momentos en que Ecuador ha sido testigo de casi un mes de manifestaciones contra el gobierno de Correa, alimentadas por dos proyectos de ley para gravar las herencias y la plusvalía, hasta con un 75% de impuestos.

A mediados de junio Correa retiró los proyectos en lo que consideró una medida para abrir un diálogo nacional, aunque las manifestaciones de sus opositores han continuado.

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró en rueda de prensa que “en ningún momento el papa tuvo duda alguna de venir al Ecuador, a pesar de lo que se conocía. El papa estaba muy informado al respecto de la situación política que atravesaba el país”.

El vocero dijo que el pontífice estaba convencido de que tendría una buena recepción de la gente y que “las situaciones políticas de cada país lo deben atender las Conferencias Episcopales correspondientes”.

Tras recibirlo al pie de las escalinatas del avión, Correa no hizo ninguna referencia a las tensiones políticas en su país y en su lugar se refirió a lo que consideró injusticias del mundo actual.

“El orden mundial no solo es injusto, es inmoral, todo está en función del más poderoso y los doble estándares cunden por doquier, los bienes ambientales producidos países pobres deben ser gratuitos, y los bienes públicos, producidos por países hegemónicos, como el conocimiento la ciencia y la tecnología, deben privatizarse y ser pagados”, dijo el mandatario, quien en varios momentos citó discursos anteriores del papa también sobre las injusticias.

Correa no terminó sin agradecer a Dios “por todos los privilegios que me ha dado, entre ellos poder conocerlo y recibirlo en mi patria”.

El llamado “Papa de los pobres” pidió también poner “especial atención en nuestros hermanos más frágiles y las minorías más vulnerables. Para esto, Señor Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia”.

Poco antes una niña indígena dirigió unas palabras al papa y le agradeció por la su más reciente encíclica dedicada al cuidado y protección del ambiente.

Tras poco más de una hora de recorrido desde el aeropuerto, el papa llegó hasta la Nunciatura Apostólica en Quito, donde pasará la noche.

Walter Salinas, un obrero de 40 años, permanecía fuera de la Nunciatura con una enorme virgen del cisne en brazos.

“Tal vez antes la iglesia estaba en decadencia pero el Papa Francisco ha revitalizado nuestra fe y devoción”, dijo el hombre que confiaba que el Papa saliera a saludar.

Francisco escogió Ecuador, Bolivia y Paraguay para su gira porque son algunas de las naciones más pobres y marginadas en una región que cuenta con el 40% de los católicos del mundo.

Es la primera visita del papa a Sudamérica, para la cual no escogió su natal Argentina, donde Francisco se acercó a las comunidades pobres cuando era arzobispo, en un intento por evitar que se le involucrara en el proceso electoral presidencial de este año.

Antes estuvo en Brasil, en el festival mundial de la juventud, pero ese viaje no tuvo el carácter de oficial.

Entre las actividades que cumplirá Francisco están dos misas en lugares abiertos, en el parque Samanes del norte de Guayaquil el lunes, donde ya se han congregado decenas de miles de personas, y en el parque Bicentenario del norte de Quito, el martes, en donde se espera la presencia de alrededor de 1,2 millones de feligreses, que incluso pernoctarán en los sitios de concentración desde la noche anterior.

En Ecuador permanecerá hasta el 8 de julio, al mediodía partirá hacia Bolivia y posteriormente llegará a Paraguay.

Esta es la segunda ocasión que un papa visita Ecuador, hace 30 años Juan Pablo II estuvo en este país.

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