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Pasajeros de buque incendiado recuerdan odisea

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María Prensa estaba empacando sus pertenencias mientras el barco Caribbean Fantasy se preparaba para atracar en Puerto Rico el miércoles tras un tranquilo viaje nocturno desde República Dominicana.

De pronto, olió humo. “Pregunté y me dijeron que no era nada, que estaba bajo control”, recordó la dominicana de 64 años.

Una hora más tarde había helicópteros sobrevolando el lugar, mientras ella y más de 500 pasajeros y tripulantes se deslizaban por un tobogán de emergencia para abandonar el barco, que se había incendiado, cerca de kilómetro y medio (una milla) de la costa norte de Puerto Rico. Barcos de la guardia costera estadounidense los trasladaron al puerto de San Juan con ayuda de otras agencias y hasta embarcaciones privadas.

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“Fue como algo de película”, dijo ya en tierra Prensa, enjugándose las lágrimas. “Al ver eso uno se desespera. En medio del mar y con un fuego. Imagínese”.

El incendio comenzó en la sala de máquinas y al parecer estuvo ardiendo durante algún tiempo antes de que se activara la alarma.

Gyno Funes dijo que él y otro mecánico estaban a cargo de la sala de control cuando una manguera de combustible reventó y se incendió.

“Estuvimos como unas dos horas luchando, tratando de extinguirlo, pero no pudimos”, dijo el otro mecánico, Marlon Doblado, a The Associated Press.

Los pasajeros contaron cómo dejaron el desayuno a medio comer y abandonaron sus equipajes cuando sonó la alarma.

Entre los pasajeros, en su mayoría dominicanos, había decenas de deportistas escolares que iban a competir a Puerto Rico, incluyendo un equipo ciclista, uno de vóley femenino y uno de béisbol masculino. Entre ellos estaba el hijo de Soribel Soto, que iba vestido con el uniforme de su equipo como los demás atletas.

Mucha gente entró en pánico, señaló Soto.

“Hubo unos que se desmayaron”, recordó sentada descalza en el muelle de San Juan mientras esperaba un autobús que la llevase al lugar donde debía llegar el transbordador. Cerca, varios perros en sus jaulas esperaban pacientes para reencontrarse con sus dueños.

Decenas de personas llegaron afianzadas a camillas y llevadas a una zona de triaje o a hospitales próximos para atenderlas de insolación, deshidratación y choque nervioso. Entre ellas había un hombre con una vía en el brazo que acunaba a un bebé que lloraba vestido solo con un pañal.

Más de un centenar de ocupantes del barco fueron asistidos en el muelle y 24 tuvieron que ser hospitalizados, incluyendo tres mujeres con tobillos dislocados y un hombre que se rompió una pierna al descender por el tobogán de emergencia.

El portavoz del Cuerpo de Emergencias Médicas de Puerto Rico, Javier Cordero, dijo que dos pasajeros que sufrieron fracturas estaban en cirugía el jueves y que varios miembros de la tripulación fueron atendidos por inhalación de humo.

Ninguno de los heridos estaba en estado crítico y se espera que todos se recuperen de sus lesiones, dijo Ángel Crespo, director de la Agencia Estatal para el Manejo Emergencias de Puerto Rico.

La Guardia Costera de Estados Unidos dijo que el transbordador de 171 metros (561 pies) de eslora continuaba en llamas el jueves, aunque no había informes sobre contaminación. Agregó que abrió una investigación para determinar qué causó el incendio.

Representantes de American Cruise Ferries, que opera el barco de bandera panameña construido en 1989, no devolvieron los mensajes que se les enviaron para solicitarles sus comentarios sobre el incendio. Los transbordadores realizan la ruta entre Puerto Rico y República Dominicana varias veces por semana.

Una investigación de la agencia de noticias ProPublica había descubierto 107 deficiencias durante 61 inspecciones al barco desde 2010. Las más recientes no detectaron problemas importantes, pero en enero de 2015 se afirmó que las mangueras de combustible deberían ser examinadas o protegidas de alguna forma para evitar cualquier fuga hacia las fuentes de ignición.

No estuvo claro qué tipo de problema experimentó la embarcación, que estaba fondeada en el mar.

Como precaución se retiró a dos manatíes de gran tamaño de la zona, donde habían sido liberados hace poco, explicaron funcionarios del Departamento de Recursos Naturales de Puerto Rico. Los responsables se mostraron también preocupados por las docenas de nidos de huevos de tortuga cercanos que podrían quedar expuestos a algún vertido de crudo.

Para la tarde del miércoles, todos los pasajeros habían llegado al puerto de San Juan.

El dominicano Blas Martínez se mostró agradecido de estar ya en la cubierta cuando se activó la alarma: “Nos dijeron, ‘Salgan porque hay un incendio que no podemos controlar’’’.

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