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La fascinante tarea del joven que busca a las criaturas más desconocidas en el fondo del mar

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La mayoría de nosotros nos sentimos intimidados por los tiburones.

Pero este no es el caso de Paul Clerkin.

Este joven californiano sintió desde pequeño una inusual atracción hacia los animales marinos.

Desde que era un niño me gustaba el océano y estaba fascinado por los tiburones”, le dice a BBC Mundo Clerkin, quien trabaja en el Centro de Investigación de Tiburones en Sacramento, California.

Clerkin fue detrás de su pasión y ahora recorre los mares del mundo en busca de criaturas aún por descubrir.

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Un mundo desconocido

Clerkin decidió especializarse en el estudio de los tiburones. Quería aprender sobre la diversidad, cuántas especies hay, su historia y su comportamiento.

Lo que más le sorprende a este biólogo marino graduado de la Universidad de San José, California, es lo poco que conocemos el fondo del mar.

“Conocemos mejor la Luna que nuestros océanos”, dice desconcertado.

“Es una locura porque siempre han estado allí, por cientos de millones de años, y todavía no los conocemos”.

Pese a su juventud, Clarkin ha acumulado ya años de investigación variada, viajes, trabajos para Naciones Unidas e incluso un par de especiales de televisión.

“Es muy chévere”, exclama. “Me gusta más de lo que pensé cuando empecé en esto. Tras la universidad no sabía qué esperar, ha sido muy impresionante”.

En este tiempo ha descubierto más especies de lo que había imaginado.

“En un principio me apunté a todas las opciones posibles de hacer trabajo de investigación, hice mucho trabajo voluntario, era cuestión de lanzarse y averiguar de qué se trataba”, relata.

Extrañas criaturas

Clerkin está especializado en raros peces cartilaginosos de las profundidades del mar, con especial atención en los tiburones.

El biólogo ha recorrido gran parte del mundo junto al equipo de investigación del centro en el que trabaja.

Viajan en barcos y lanchas, se sumergen en lo más profundo e intentan alterar lo menos posible los ecosistemas en los que se mueven.

Pasada la emoción de las expediciones y de la inmersión marina, queda por delante todo un meticuloso trabajo de descripción y definición de especímenes.

“Una de las especies favoritas que he descubierto es una especie de tiburón que estoy actualmente describiendo. Está relacionada con otras dos especies pero es diferente, no tiene grandes dientes y sí grandes ojos.

“Una de las cosas más interesantes de mi trabajo es la cantidad de especies que están siendo descritas ahora”.

“Cuando era un niño, asumía que conocíamos todas las especies de tiburones. La gente no conoce las especies. Quizá un espécimen pero no tenemos la información sobre lo que comen, cuánto viven y todo ese tipo de cosas”, afirma.

Un proceso muy costoso

Es muy difícil y muy costoso investigar lo más profundo de los océanos.

El equipo que se necesita para sumergirse cientos de metros, por ejemplo, y todo el proceso es muy caro.

Clerkin señala que recién ahora se está empezando a desarrollar más teoría y advierte que la investigación todavía tiene que ponerse a la altura de la pesca comercial, que según el biólogo está mucho más avanzada.

Su tesis, bajo la dirección de David A. Ebert, está centrada en el Océano Índico pero también ha viajado por el Pacífico, a Taiwán en concreto, y tiene en mente un proyecto para el Océano Atlántico.

“Estoy interesado en todos los tiburones internacionalmente”.

Pasión y respeto por los animales

En su fascinación por los tiburones, Clerkin se ha cruzado con otras especies marinas extrañas, que podrían servir de inspiración para los guionistas de películas de Hollywood.

“Siento mucha curiosidad”, explica exultante.

“Cuando estás en una zona que está poco investigada y sabes que hay comunidades de las que no sabemos nada, siento mucha curiosidad, qué especies viven allí, cuál es la ecología, cómo se comportan los animales…”.

En cuanto al peligro de sumergirse en lo desconocido, Clerkin subraya algo que siempre tiene en cuenta: él es el intruso.

Hay mucha información negativa sobre los tiburones”, sostiene.

“Lo cierto es que los tiburones no están tan interesados en los humanos. La mayoría de las veces cuando un humano resulta herido es porque de alguna forma provocó a los tiburones”.

“Puede ser que se enganchen en una cuerda de pesca o que haya submarinistas que acosan a los tiburones. Normalmente los tiburones son respetuosos, no hay nada por lo que preocuparse”.

“Cuando estoy con un tiburón cerca en el agua es muy importante para mí darme cuenta de yo soy el intruso y que estoy haciendo al tiburón sentirse incómodo”, explica el joven.

“No debo hacer nada temerario que resulte en que el tiburón me haga daño”.

Mientras analiza los datos recopilados en su expedición por el Océano Índico, Clerkin piensa impaciente en su próxima aventura.

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