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Invierno, enemigo mortal de los pastores de alpacas en Perú

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Modesto Catunta y su mujer Felipa han perdido 15 animales de su hato de 80 alpacas. Sus vecinos también han visto morir a decenas de ovejas, sobre todo a los corderos recién nacidos. En la puerta de su casa de adobes miran cómo la nieve, que ha caído durante tres días seguidos, se derrite y deja descubierto el pasto natural que se volvió amarillo.

La vida para miles de familias indígenas que crían alpacas —cuya fibra sirve para fabricar ropa que se vende en las tiendas más lujosas del mundo— se convierte en casi una catástrofe durante el periodo invernal cuando comienza a nevar en las rudas altiplanicies del sureste de los Andes, a casi 5.000 metros de altitud.

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Durante el día los potentes rayos de sol que caen sobre los campos cubiertos de nieve reflejan la luz en los ojos de los pastores y provocan irritaciones en sus córneas junto a persistentes dolores de cabeza. Como no hay farmacias para comprar colirios, Valeria Chuchibanca se coloca hojas de coca en la cara para intentar calmar su dolor.

Los criadores de alpaca afirman que por las noches sus ojos enrojecidos arrojan incontables lágrimas y se quedan ciegos por horas. Por eso la pastora Cecilia Callo decidió comprarse unos anteojos oscuros para poder salir a trabajar.

Debido a que en las casas de adobe no existe calefacción los criadores de alpaca se abrigan acercándose al fogón donde cocinan sopa de trigo y patatas. Es una vida dura hasta para los más pequeños. Los hijos de los pastores también sufren de frío en esta época y se enferman con frecuencia. ph

Chaska Quispe, de 15 meses, tose con frecuencia y la doctora rural Shadana Zevallos afirma que tiene una infección respiratoria. Su madre Ruth Aguilar comenta que su hija perdió el apetito y tiene fiebre por las noches. Más de 14.000 menores de cinco años han enfermado de neumonía y 105 han muerto con esta enfermedad en lo que va del año, según cifras oficiales.

Debido al frío las escuelas de las tierras altas de los Andes han postergado dos horas el ingreso de los escolares. Muchos llegan tras caminar dos horas desde sus lejanas casas.

Durante el recreo los escolares juegan con la nieve. Algunos arrastran grandes bolas y otros intentan esculpir muñeco, o juegan con objetos descartados como una vieja rueda. La mayoría no es consciente del daño que el invierno ocasiona en la economía de sus padres quienes tras vender la fibra de la alpaca ganan poco más de 100 dólares mensuales, menos de la mitad del sueldo mínimo en Perú, añ servicio de una industria textil que factura 150 millones de dólares anuales.

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