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Cerca de 700 muertos en los últimos dos años en el este de la RDC, según HRW

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Cerca de 700 civiles han muerto en ataques perpetrados en el territorio de Beni, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), durante los últimos dos años, informó hoy la organización Human Rights Watch (HRW).

“El Gobierno congoleño y las fuerzas de paz de las Naciones Unidas necesitan una nueva estrategia para proteger a los civiles en Beni y pedir cuentas a los responsables de los ataques”, afirmó la investigadora para África de HRW, Ida Sawyer, en un comunicado.

Pese a la fuerte presencia de soldados de las Fuerzas Armadas de la RDC y la misión de la ONU en el país (MONUSCO), los habitantes de Beni, en la conflictiva provincia de Kivu Norte, se enfrentan a una grave situación de inseguridad desde hace años debido a esta ola de violencia que ha obligado a miles de personas a huir de sus casas.

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El último de estos graves ataques ocurrió el pasado 13 de agosto, cuando cerca de cincuenta civiles murieron en un ataque que las autoridades locales atribuyeron a los rebeldes ugandeses del Frente Democrático Aliado (ADF).

Tras investigar esta ola de violencia con activistas y la ONU, HRW determinó que en los últimos dos años se han producido al menos 120 ataques en la zona en los que al menos 680 personas han muerto.

Sin embargo, advirtió, “el número real de víctimas podría ser mucho mayor”.

Varios testigos describieron a la organización la atrocidad de estos crímenes, en los que habitualmente los asaltantes utilizan hachas y machetes para asesinar a sus víctimas.

“No está claro quién está llevando a cabo los ataques. El Gobierno congoleño acusa a un grupo armado que ha estado activo en la zona, mientras que otras fuentes implican también a otros grupos y oficiales del Ejército”, puntualizó el texto.

“Dada la supuesta implicación de algunos oficiales del Ejército congoleño en las matanzas”, pidió HRW, “la MONUSCO debe garantizar el pleno respeto de la política de Derechos Humanos de la ONU”.

Las autoridades suelen atribuir estos ataques a las llamadas Fuerzas Aliadas Democráticas, que iniciaron su campaña de violencia en 1996 en el distrito de Kasese, en el oeste de Uganda, tras lo cual se expandió a varias zonas cercanas a la frontera con la RDC.

Esta es una de las organizaciones armadas que siguen actuando en la RDC tras el desarme en noviembre de 2014 del grupo rebelde M23, que llegó a controlar buena parte de la región.

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