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Bolivia: cómo desapareció el Chacaltaya, el centro de esquí más alto del mundo

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La Paz, sede de los poderes de Bolivia, está soportando su peor sequía en un cuarto de siglo.

Los glaciares en las montañas andinas circundantes son vitales para su abastecimiento de agua.

El periodista Simon Parker visitó la estación de esquí abandonada en el cerroChacaltaya, una auténtica prueba de cómo ha cambiado el clima en esta ciudad en las últimas décadas.

Esto es lo que se encontró.


La estación de esquí de Chacaltaya, a 5.421 metros de altura sobre el nivel del mar, es (o era) la más alta del mundo.

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Durante años los bolivianos disfrutaron de este entretenimiento de inspiración europea en el corazón de los Andes.

En estos días, sin embargo, casi ya no queda nada de sus años de gloria. Parece más un viejo estudio de filmación abandonado.

“Solía venir aquí cuando era un niño y jugar con la nieve durante horas, hasta que mis ojos y oídos me dolían por el frío y la altitud”, relata Felipe Kittelson, de 63 años, mientras examinaba la árida montaña que se levanta frente a él.

La gente iba a esquiar y andar en trineo aquí durante siete u ocho meses al año. Estábamos acostumbrados a llenar tazas con hielo y cubrirlas con un jarabe pegajoso para regalar”, recuerda Kittelson.

“Este hotel solía estar siempre rodeado de mucha nieve, pero ahora no hay nada más que roca alrededor”, lamenta.

Chacaltaya es hoy una cantidad de rocas enmohecidas con cientos de llamas resistentes al frío, pero solía ser un poderoso glaciar.


El nevado Chacaltaya

  • Se cree que tiene 18.000 años
  • Los científicos bolivianos comenzaron a medirlo en la década de 1990
  • Predijeron en 2005 que sobreviviría hasta 2015
  • Se redujo más rápido de lo esperado y había desaparecido casi completamente en 2009
  • Los científicos piensan que la velocidad de su derretimiento es un indicador del cambio climático

Lo que solía ser una atracción para la clase media y alta de La Paz es ahora un pequeño pueblo fantasma con maquinaria oxidada, una cafetería que ahora luce espeluznante y un bar que ya no tiene parroquianos.

Allí todavía se ven las fotos de los esquiadores que por allí pasaron en los primeros años de la década del 90.

Todos vestidos con trajes multicolores.

Un estudio reciente del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo sugirió que la temperatura de la región aumentó medio grado centígrado en el período comprendido entre 1976 y 2006.

Medio grado podría no sonar a mucho, pero para los hermanos Adolfo y Samuel Mendoza esa variación significó ver cómo el glaciar en el que vivían desaparecía frente a sus ojos.

“Entre mi hermano y yo, trabajamos aquí por décadas, operando los cables del funicular de remonte de montaña”, cuenta Samuel Montaño, de 54 años.

“Nuestro padre trabajaba en este centro de esquí y hotel desde la década del 40,cuando esta área estaba toda cubierta de nieve”, recuerda el hombre mientras bebe un mate de coca.

“Es muy triste ver todo de esta manera. Nosotros advertimos sobre esto en los años ochenta, pero nadie nos escuchaba. Cada año veíamos que empeoraba”, afirma Montaño.

Adolfo, de 62 años y hermano de Samuel, cree que los humos tóxicos emitidos por cientos de miles de vehículos a diesel en la cercana ciudad de La Paz contribuyeron al derretimiento del glaciar.

Pero, dice, el problema es mayor que eso.

Ocasionalmente, cuando nieva aquí arriba, la nieve está llena de una sustancia negra grasosa, como arena mugrienta”, describe.

“Creo que los autos de La Paz tienen algo de responsabilidad, pero Bolivia no es un país industrial. Estamos siendo afectados por el resto del planeta”, señaló.

La semana pasada, las ciudades de París, Madrid, Atenas y Ciudad de México se comprometieron a prohibir todos los vehículos que funcionan con diesel hasta 2025, pero en un lugar como La Paz, donde los coches modernos son muy caros, una decisión similar puede demorar décadas.

De vuelta en el Chaclataya, un puñado de mochileros se aventura a desafiar la altitud extrema para fotografiar esta montaña que a ratos deprime.

La desolación del Chacaltaya contrasta con las bulliciosas calles de La Paz.

Sin embargo, tal vez la actualidad del Chacaltaya pueda verse como un triste preludio de los problemas con el abastecimiento del agua que ahora enfrenta

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