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Autoridades de Kenia amenazan a refugiados somalíes

El programa de repatriación para cientos de miles de refugiados somalíes que viven en el campo de desplazados más grande del mundo no cumple los estándares internacionales para el retorno voluntario porque está marcado por el miedo y la intimidación de las autoridades de Kenia, dijo Human Rights Watch.

El programa de repatriación para cientos de miles de refugiados somalíes que viven en el campo de desplazados más grande del mundo no cumple los estándares internacionales para el retorno voluntario porque está marcado por el miedo y la intimidación de las autoridades de Kenia, dijo Human Rights Watch.

(Ben Curtis / AP)
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El programa de repatriación para cientos de miles de refugiados somalíes que viven en el campo de desplazados más grande del mundo no cumple los estándares internacionales para el retorno voluntario porque está marcado por el miedo y la intimidación de las autoridades de Kenia, dijo Human Rights Watch.

Kenia quiere que los más de 260.000 refugiados que acoge regresen a Somalia ante la preocupación porque extremistas del grupo islamista somalí al-Shabab empleen a residentes en el campo para lanzar ataques en el país. Tiene previsto cerrar Dadaab antes de que finalice el año.

El nuevo comunicado de HRW llega mientras la Asamblea General de Naciones Unidas se prepara para celebrar una cumbre sobre refugiados y migrantes en Nueva York la próxima semana, durante una reunión de líderes mundiales.

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Los refugiados pasan 20 años de media en el exilio, según reportó la agencia para los refugiados de la ONU esta semana. El campo de Dadaab, ubicado en el noreste de Kenia, cerca de la frontera con Somalia, lleva activo un cuarto de siglo y muchos de sus residentes no conocen otro hogar.

Estados Unidos ya pidió en el pasado al presidente keniano que no cierre Dadaab si no hay estabilidad en Somalia, que ha vivido décadas de caos y ataques de al-Shabab.

Human Rights Watch apunta que a algunos de los refugiados somalíes se les dijo que perderán una ayuda en efectivo de la ONU por importe de 400 dólares si son deportados más tarde en el año, por lo que algunos se marchan antes.

Muchos residentes en el campo son animados a regresar a Somalia sin ofrecerles la información adecuada sobre los peligros que enfrentan allí, agregó el grupo de defensa de los derechos humanos.

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