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Asesinan a otra activista ambiental en Honduras

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Una ambientalista y defensora de los derechos indígenas fue asesinada en el oeste de Honduras, cuatro meses después del homicidio de otra reconocida activista que provocó indignación internacional.

El Ministerio Público de Honduras dijo en un comunicado que abrió una investigación por el crimen de Lesbia Janeth Urquía, de 49 años, del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).

Las autoridades localizaron el cuerpo de Urquía el miércoles en un basurero de Marcala, una comunidad a unos 160 kilómetros al oeste de Tegucigalpa, un día después de que desapareciera tras salir de su casa en bicicleta.

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COPINH demandó justicia y calificó el crimen de “feminicidio político”. La organización señaló en un comunicado que Urquía era una líder comunitaria que se opuso a proyectos hidroeléctricos en la región de La Paz.

“Lesbia Yaneth fue una ferviente defensora de los derechos de las comunidades y opositora del concesionamiento y privatización de los ríos en el departamento de La Paz”, señaló COPINH, que responsabilizó directamente al gobierno hondureño de la muerte de la activista.

El vocero de la Policía, Eddie López, aseguró que Urquía era una empresaria dueña de tres pequeños hoteles de Marcala.

El crimen de Urquía se suma al asesinato a tiros a principios de marzo de la activista y líder de COPINH, Berta Cáceres, quien había denunciado amenazas por sus protestas en contra de la construcción de la prensa de Agua Zarca en tierras ancestrales de los indígenas Lenca.

Cáceres ganó prominencia internacional cuando fue galardonada con el prestigioso Premio Ambiental Goldman en 2015.

En mayo, las autoridades anunciaron la detención de cuatro personas presuntamente ligadas al asesinato de Cáceres, incluido un hombre que trabajaba en el proyecto de Agua Zarca y un oficial militar en activo.

Dos semanas después del asesinato de Cáceres, otro activista de la misma organización, Nelson García, murió tras recibir varios tiros cuando llegaba a comer a su casa al norte de la capital hondureña.

Global Witness, una organización internacional con sede en Londres, considera a Honduras como el país más peligroso para los ambientalistas. Según sus propios recuentos, sólo entre 2002 y 2014 fueron asesinados 111 activistas.

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