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Cuando se enfrenta la pobreza a diario y a pesar de todo se es feliz

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Mientras en Europa se habla de casos de corrupción y fichajes de futbolistas millonarios, y en Estados Unidos el consumismo de la sociedad año con año rompe récords de compra, en Uganda, en el otro lado del mundo, la gente solo se conforma con ser feliz.

Y esto no es poco, ya que por todos es sabido la imagen del continente africano: pobreza, guerra, violencia, opresión, enfermedad y miseria.

Creo que nosotros, estamos desaprendiendo a vivir. Nuestra forma de vida está enfocada totalmente al dinero. Y este es tristemente nuestro modelo de ¨felicidad¨.

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Uganda, a pesar de toda su pobreza, retos y carencias, es un pueblo muy feliz. Es un país pequeño donde la gente se conforma con muy poco. Ellos no van todos los días al trabajo, más bien van al campo y levantan la mano para agarrar fruta de un árbol o se van al lago Victoria y pescan algo para cenar.

Tienen esperanza e ilusión en un futuro mejor. Cada día se enfrentan a la pobreza y a la escasez, a gobiernos autoritarios y corruptos, y a guerras civiles.

No obstante, a pesar de ser atacados diariamente por sus graves problemas, siempre sonríen. Y es esa su fuerza. Su sonrisa ha sido la clave de su felicidad. Sin ella, sería difícil seguir hacia delante.

Por otro lado, no podemos negar que el arte irremediablemente conduce al cambio social.

A pesar de que el gobierno piensa que el arte y la música son innecesarios para el desarrollo del país, existen artistas como Saana Gateja. Ella es la artista más internacional de Uganda, cuyas obras se han expuesto en Estados Unidos, Corea y varias ciudades europeas. Su arte es funcional, asociado a la religión o a aspectos sociales, fuertemente condicionado por las creencias.

En Uganda es bastante complicado encontrar materiales profesionales. Sin embargo, esto se convierte en una ventaja para el artista, ya que tiene que experimentar con materiales nuevos constantemente.

En cuanto a la música, sus artistas son normalmente pioneros y activistas que aspiran a cambiar su entorno con la música. Ellos luchan contra las tradiciones, la pobreza y aquellas formas de discriminación que los castigan. Como es el caso de Jemimah Kansiime y Abdu Mulaasi.

¿Qué decir de su ropa? Trasmite alegría y entusiasmo a quién lo lleva y a quién simplemente lo ve. Su amplia gama de colores y los originales motivos usados en las telas, son un elemento destacable en su vestimenta. Estos colores encierran un valor social que va más allá de usar colores llamativos o vestir a la moda.

Impulsar el desarrollo de la creatividad y ofrecer acceso a la cultura o al arte no está en la mente del gobierno ugandés, como si esto fuera solo patrimonio de las sociedades más desarrolladas. Está de sobra demostrado que estos estímulos son imprescindible para romper el ciclo perverso de la pobreza y crear una sociedad más avanzada.

La pregunta es: ¿Cómo podemos aprender a vivir nosotros que lo “tenemos todo” de un pueblo como el africano, conocido por no tener nada?

@Pcamdom #SoñadorasdeSueños

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