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Los últimos cubanos en llegar a Estados Unidos sufren por los que estaban en camino

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Los últimos cubanos en llegar a EE.UU. bajo el amparo de la política “pies secos/pies mojados”, que les permitía la posibilidad de obtener la residencia permanente un año después de arribar, incluso si lo hacían ilegalmente, sufren hoy por los que estaban en camino a suelo estadounidense.

Ese es el caso de Jordanez Góngora, de 34 años, quien pisó Estados Unidos por primera vez hace cinco días y lamenta hoy en declaraciones a Efe que muchos de sus compatriotas se hayan quedado en el trayecto a la frontera “con pocos recursos y sin ninguna esperanza”.

En un restaurante cubano en la ciudad fronteriza de Laredo, Góngora explica que durante su viaje desde la isla -salió en balsa hacia Honduras a principios de noviembre y luego pasó por Guatemala y México, hasta llegar a la frontera-, varios de sus acompañantes fueron secuestrados e, incluso, asesinados.

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“Yo logré llegar hasta aquí pero muchos de mis compañeros se han quedado en el camino, sin nada, en distintos países”, dice afectado Góngora, quien aseguró no saber cómo se encuentran.

“Me imagino que bien, no”, agrega.

Con él coincide el presidente de la asociación Cubanos en Libertad, Alejandro Ruiz, que apunta en entrevista con Efe que la mayoría de cubanos que tratan de llegar a Estados Unidos “venden su casa y las pocas propiedades que tienen” en su país para empezar una nueva vida con oportunidades de crecer.

“Hay una gran cantidad de cubanos que se encontraban en trayectoria hasta aquí que han contactado conmigo a través de mensajes con dudas y una gran desilusión” ante este cambio de política migratoria, relata Ruiz, quien reconoce no saber qué va a pasar con ellos.

“Quizás tienen que empezar nuevas vidas en los países dónde están ahora”, aventura.

Actualmente, según datos que maneja Cubanos en Libertad, hay unos 25 cubanos detenidos en uno de los centros de inmigración de Laredo desde el jueves y más de cincuenta bloqueados cerca del puente que cruza el Río Grande, frontera natural entre México y Estados Unidos, además de todos los que estaban en camino.

Sin ir más lejos, una de los trabajadoras del otro restaurante cubano del centro de Laredo, Rafaela Sedeño, que lleva un mes en suelo americano, señala que una de sus primas “vendió todo” para llegar a Estados Unidos y que está actualmente “sin saber qué hacer” en la frontera entre México y Guatemala.

En ese sentido, Sedeño apunta que su prima no se atreve a volver a la isla caribeña por miedo a posibles represalias y que tampoco tiene la intención de quedarse en ninguno de los países de tránsito.

El Gobierno del presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo pública la decisión de revocar esta política migratoria este jueves, un reclamo que mantenía desde hace mucho tiempo el Gobierno de Cuba para avanzar en la política de normalización de las relaciones iniciadas en diciembre de 2014.

Desde el comienzo del deshielo, se ha incrementado de manera considerable el número de cubanos que han llegado al país norteamericano ante el temor de el Gobierno estadounidense pusiera fin a sus ventajas migratorias, como finalmente ha ocurrido.

Según datos de la Oficina de Aduanas estadounidense, 24.278 cubanos entraron en EE.UU. en el año fiscal 2014, por los 43.159 que lo hicieron en 2015 y los 56.406 registrados en 2016.

Para Ruiz, eliminar este privilegio a los cubanos “acaba con el sueño de libertad” de muchas familias y tan solo fortalece al régimen castrista, que busca aliados para “seguir oprimiendo al pueblo”.

“Después de la muerte del presidente de Venezuela Hugo Chávez el Gobierno cubano se vio indefenso y abrió sus puertas a los dólares americanos, que tan solo enriquecen a los políticos y las clases privilegiadas de Cuba”, lamenta.

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