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Ancianos de Estados Unidos ahogados por las deudas

En esta imagen del 11 de mayo de 2015, Al Karp, a la izquierda, toca el saxofón mientras ensaya con su hijo Larry, en el centro, y su esposa Saundra, a la derecha, en su casa de North Miami Beach, Florida. El trío interpreta estándarse del jazz en la zona como Karp Family para aliviar el estés y ayudar a recaudar dinero y evitar su desahucio.

En esta imagen del 11 de mayo de 2015, Al Karp, a la izquierda, toca el saxofón mientras ensaya con su hijo Larry, en el centro, y su esposa Saundra, a la derecha, en su casa de North Miami Beach, Florida. El trío interpreta estándarse del jazz en la zona como Karp Family para aliviar el estés y ayudar a recaudar dinero y evitar su desahucio.

(Alan Diaz / AP)
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Al y Saundra Karp han encontrado una forma poco convencional de reunir dinero y ayudar a salvar del desahucio su casa en la zona de Miami: buscan conciertos para su grupo familiar de jazz.

A los dos les gusta actuar. Pero no es así exactamente como Al, un veterano de la guerra de Corea de 86 años, o Saundra, de 76, esperaban pasar su jubilación.

Entre todas las amenazas financieras a las que se enfrentan los estadounidenses en edad de jubilación —vivir más que los ahorros, caer en estafas, pagar cuidados a largo plazo— se supone que la vivienda no es un motivo de preocupación. Pero después del colapso del precio de la vivienda, la peor recesión desde la década de 1930 y algunas decisiones desastrosas de sacar dinero con las viviendas, millones de personas mayores tienen problemas para pagar sus hipotecas.

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Las consecuencias pueden ser graves. Los pensionistas que emplean el dinero de la jubilación para pagar la casa se enfrentan a un desastre si su salud se deteriora o sus ahorros no alcanzan. Es más probable que requieran ayuda del gobierno, organizaciones benéficas o sus hijos. O deben seguir trabajando hasta edad avanzada.

“Es un gran problema derivado de la burbuja inmobiliaria”, señaló Cary Sternberg, que asesora a personas mayores con problemas inmobiliarios en The Villages, una comunidad de jubilados en Florida. “Cada vez más ancianos tiene problemas con qué hacer con su casa y su hipoteca y su jubilación”.

La generación del baby boom en Estados Unidos ya se enfrentaba a un problema al jubilarse: En las últimas dos décadas, los empleadores han eliminado en buena parte las pensiones tradicionales, forzando a los trabajadores a gestionar sus ahorros para la jubilación. Muchas personas no ahorraron suficiente, invirtieron mal o liquidaron sus planes de pensiones.

El 30% de los propietarios de viviendas de 65 años o más (6,5 millones de personas) pagaba una hipoteca en 2013, respecto al 22% de 2001, según la Oficina para Estadounidenses Mayores del Departamento de Protección Financiera al Consumidor. Las cifras de la Reserva Federal indican que la cantidad de personas de 75 años o más con préstamos de vivienda subió del 8% al 21% entre 2001 y 2011.

Es más, la mediana de la hipoteca que tienen los estadounidenses de 65 años o más se ha más que duplicado desde 2001, a 88.000 dólares respecto a los 43.400 anteriores, señaló el Departamento de Protección Financiera.

En los mercados más golpeados por el estallido de la burbuja, muchas personas mayores se han quedado con hipotecas que superan el valor de sus viviendas. En Atlanta, es el 23% de los propietarios de 50 años o más, según la firma de investigación de bienes inmuebles Zillow. En las Vegas, es el 26%.

En los peores casos, cientos de miles de estadounidenses mayores han sufrido desahucios. Un estudio de 2012 de AARP determinó que 1,5 millones de estadounidenses de 50 años o más habían perdido una casa en un desahucio entre 2007 y 2011.

Al y Saundra Karp compraron su casa de tres habitaciones en North Miami Beach, Florida, por 77.000 dólares en 1980. Refinanciaron la hipoteca, en parte para pagar una deuda de tarjeta de crédito, y su hipoteca creció a 288.000 dóalres.

Al siguió trabajando como asesor fiscal hasta bien entrada la década de los 70 años. Pero el Alzheimer le obligó a jubilarse.

La pareja se arregla con unos 2.500 dólares mensuales en prestaciones de la Seguridad Social y la Administración de Veteranos, además de cupones de comida y la ayuda de sus dos hijos. Dejaron de pagar la hipoteca y están luchando en los tribunales contra un desahucio.

Para aliviar el estrés y ganar algo de efectivo, interpretan viejos clásicos musicales con el nombre de Karp Family. Saundra canta, Al toca el saxofón y Larry el piano.

“Intento desesperadamente quedarme aquí”, dijo Saundra. En cuanto a Al, “Cree que la hipoteca está pagada. No tiene ni idea”.

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