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Víctimas de Orlando reciben la visita de los sobrevivientes del Maratón de Boston

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Lee Ann Yanni, su esposo Nick y otros ocho sobrevivientes del atentado terrorista del Maratón de Boston visitaron a los sobrevivientes del ataque al club Pulso hospitalizados en Orlando.

Algunos viajaron desde Boston para conocer a los nuevos miembros de la familia, una comunidad unida que sabe lo que es sobrevivir a una tragedia que no se supone que ocurra. No en un maratón deportivo, no en una escuela o en un cine, tampoco en un club nocturno.

“Es una familia que nunca quisiéramos tener pero sin la cual no podemos vivir”, dijo Yanni, de 34 años.

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Con ellos trajeron tarjetas y cartas, amor y apoyo. Y llevaron un mensaje: “Queremos decirle a todo el mundo que fuera de estas cuatro paredes las cosas serán diferentes, y mejorarán”, dijo Yanni. “Van a mejorar”.

Los Yanni se mudaron a Orlando hace dos años. Pero en abril de 2013 estaban presentes a unas pocas yardas de la meta del Maratón de Boston cuando explotó en el lugar la primera bomba.

Lee Ann Yanni resultó gravemente herida en una pierna, tan grave que se negó a mirarla por un mes. Nick Yanni perdió el sentido el oído de forma permanente.

Recientemente, al escuchar la noticia sobre el ataque en el club Pulse se vio de nuevo procesando todo.

“Pensé: ‘Esto no puede estar pasando ahora’...fue definitivamente un día sombrío”, dijo la mujer.

El apoyo recibido ha sido lo que ha ayudado a los Yanni y a otros sobrevivientes de ese tipo de tragedias a sobrellevar esos días.

“Nos hemos dado cuenta de que lo que no funciona es cuando la gente trata de recuperarse por sí misma”, dijo Dave Fortier, quien resultó herido en los atentados de Boston y encabezó los esfuerzos para visitar Orlando. “Lo peor que puede ocurrir es que alguien se encierre en sí mismo. Uno debe pedir ayuda cuando la necesita”.

“Queremos decirle a la gente aquí que estamos aquí para ellos, Estamos aquí dos semanas después y estaremos aquí dentro de dos meses, cuando se vayan los medios de prensa y toda la atención del público. Y vamos a estar aquí en dos años”, dijo Fortier, de 50 años.

El camino de la recuperación puede que sea largo, pero hay luz al final, según dijeron los sobrevivientes a su “nueva familia”.

Ocho pacientes permanecían hospitalizados en el Orlando Regional Medical Center (ORMC), tres de ellos en estado de extrema gravedad.

“Es un proceso de duelo”, dijo Celeste Corcoran, quien perdió sus dos piernas, de las rodillas hacia abajo, en los atentados de Boston. “A veces uno está bien. Puede hablar de lo que pasó. Y otras veces lo golpea a uno. Todavía hay días en que lloro el día entero, porque echo de menos mis piernas”.

“Esto es solo el comienzo”, dijo Corocoran, de 50 años. “Pero recuperarán sus vidas...aunque es algo que tienen que decidir”.

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