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Trump provoca al retiro del favorito del establecimiento político, Jeb Bush

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La posibilidad de un tercer Bush en la Casa Blanca se desvaneció ayer para Jeb, quien anunció su retirada de la carrera por la nominación republicana tras quedar en cuarto lugar en las primarias de Carolina del Sur.

Hijo y hermano de sendos presidentes de Estados Unidos, Jeb Bush luchó infructuosamente contra el magnate inmobiliario Donald Trump, quien desde el inicio de su campaña, que lanzó en junio de 2015, arremetió contra el entonces favorito a la nominación republicana, al que en toda ocasión le criticó por su escasa energía.

Bush abandonó ayer la carrera presidencial con el único hito de haber superado a sus contrincantes en las recaudaciones para la campaña. Logró unos 120 millones de dólares en 2015 gracias a su aliada súper PAC o Comité de Acción Política “Right to Rise” (Derecho a prosperar). Pero en las tres primarias en las que participó, nunca alcanzó siquiera un 10 % de los votos.

El “Jeb!” a secas de su estrategia, sin el apellido presidencial, con el que intentó desprenderse especialmente del Gobierno de su hermano George W. Bush (2001-2009), por la cuestionada legitimidad de la guerra en Irak, careció de efectividad, pero además resultó contradictorio.

Sepultado por meses en las encuestas, Jeb últimamente buscó la ayuda de su madre, Bárbara, su padre, el expresidente George H. W. Bush (1989-1993), y por último, de su polémico hermano, apariciones públicas con ellos que le valieron de nuevo la mofa de Trump, líder de lejos en los sondeos y también de dos de las tres elecciones primarias realizadas hasta ahora.

Su aventura como candidato fue un suplicio para este republicano bonachón, amigo de los inmigrantes y capaz de hablar en un perfecto español.

Además de los ataques de Trump, Jeb Bush debió soportar que su protegido de Florida, el senador Marco Rubio, se convirtiera en su rival y que la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, respaldara al joven político de origen cubano en vez de a él.

Su permanente cara de angustia, suspiros y muestras de fatiga, difíciles de disimular en los debates televisados y campañas por el país, más la tardía decisión de responder a los ataques de Trump, lo convirtieron realmente en el candidato con “poco ánimo” o sin la energía suficiente como le achacaba Trump constantemente.

Carencias que aprovechó el senador por Florida, quien poco a poco se fue apoderando de ese ansiado tercer lugar en las primarias republicanas, después de Trump y el senador por Texas Ted Cruz, que lideran esta campaña en contra del aparato tradicional del Partido Republicano.

Rubio empezó a atacar a su antiguo mentor de Florida de forma fulminante desde el debate en el que Bush le recriminó por su ausentismo como senador, en un intercambio bastante incómodo en el que el cubanoestadounidense sacó las uñas y el exgobernador de 63 años batalló por parecer bravo, seguro y espontáneo.

La personalidad apacible de Bush tuvo en contra una campaña que se ha basado en los ataques personales entre los candidatos de un partido divido y con posiciones bastantes extremas, que opacó así a uno de los aspirantes más moderados, junto con el también exgobernador John Kasich, con el que libró hoy su última batalla por un penoso cuarto puesto.

Con un lamentable sexto lugar en Iowa; un cuarto en New Hampshire, que le supo a victoria porque sobrepasó a Rubio con apenas unas décimas, y un quinto hoy en Carolina del Sur, Bush abandona una campaña marcada en su caso por el pesimismo.

Lo hace tras aguantar también la presión de los donantes, que aunque quisieron en principio llevarlo a la cima, estaban ansiosos de poner su dinero en otro candidato de la base tradicional republicana que “sí fuera elegible”.

El exgobernador de Florida (1999-2007) soportó de igual forma una prensa que, sin tapujos, le preguntaba cuándo iba a empezar a ganar.

Al final, se cumplió el deseo de su madre Bárbara, que había dicho en, al menos dos ocasiones, que ya había muchos “Bushes” y era “absurdo” seguir con las dinastías familiares en la Presidencia, a pesar de considerar a su hijo “el más cualificado para presentarse a presidente”.

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