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Sean Penn, amigo de los enemigos de Estados Unidos, desde Chavez, Castro y ahora ‘El Chapo’

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Tiene un hueco indiscutible en la élite de Hollywood, pero Sean Penn nunca se ha resignado a recluirse en la pantalla, espoleado por una tenaz inquietud política que lo ha convertido en irreverente activista, amigo de enemigos de EE.UU. y ahora, polémico entrevistador del hombre más buscado del mundo.

“Como ciudadano estadounidense, me atrae el explorar lo que puede ser incoherente con los retratos que nuestro Gobierno y nuestros medios hacen de sus enemigos declarados”, escribió Penn en la crónica de su entrevista con el narcotraficante mexicano Joaquín “el Chapo” Guzmán, publicada este sábado por la revista Rolling Stone.

La sorprendente entrevista a “el Chapo”, hecha en octubre mientras las autoridades buscaban frenéticamente al capo de la droga, es quizá el gesto más polémico de un actor siempre apegado a la controversia, guiado por una conciencia política en claro contraste con las ideas dominantes en su país.

Durante la década pasada, Penn desarrolló relaciones con los dos mayores enemigos de EE.UU. en el continente americano, los entonces presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez.

Cuando Chávez falleció, en 2013, Penn le dedicó uno de los pocos elogios emitidos desde Estados Unidos, al calificarlo como “una de las fuerzas más importantes que hemos tenido en este planeta”.

Ese acercamiento a Chávez despertó el interés de “el Chapo”, que durante su encuentro en la selva mexicana preguntó al actor por el fallecido líder venezolano, según relata Penn en la revista.

“Le hablé de nuestra amistad (con Chávez) de una forma que pareció superar un examen intuitivo para medir la independencia de mi perspectiva”, explicó Penn.

El ganador de dos Óscar, conocido por sus labores humanitarias en Haití, condenó también de forma vehemente la guerra lanzada en 2003 contra Irak, y por asociación, se convirtió en uno de los más duros críticos del expresidente estadounidense George W. Bush.

“La innecesaria sangre en tus manos, y por tanto en las nuestras, está ahogando la libertad, la seguridad, el sueño que podría haber sido Estados Unidos, una vez curado y despertado por la tragedia del 11 de septiembre de 2001”, escribió Penn a Bush en una ocasión.

Desde entonces, el actor comenzó a interesarse por los reportajes, con un estilo muy personal que él mismo denominó como “tournalism”, una mezcla de “turismo y periodismo” con la que busca escapar de las presiones de la noticia a las que están sometidos los periodistas, según explicó en 2006 a la revista The New Yorker.

“Los periodistas pasan demasiado tiempo en busca de información regurgitada: ‘Hablemos con este por este lado, con este otro para el otro lado’. Empiezas a perder claridad, centrándote en el aparato de poder y perdiendo la historia importante de cualquier tierra: su gente”, escribió en la crónica de su viaje a Irán en 2005.

Esa concepción del periodismo explica que, de la larga crónica sobre su entrevista a “el Chapo”, solo una pequeña porción se dedique al intercambio con el capo.

La breve entrevista queda eclipsada por descripciones en detalle de las sensaciones de Penn y de cada uno de los avatares previos al encuentro, incluido el miedo a ser castrado por los narcotraficantes, uno de los pasajes más comentados en Internet.

Además de su constante duda de lo políticamente correcto, lo que parece guiar a Penn para embarcarse en aventuras como la de “el Chapo” es una indomable curiosidad que le lleva a querer conocer las cosas de primera mano, según algunos de sus allegados.

“Sean es un reportero de investigación de su vida emocional y de nuestro mundo”, dijo el actor y director de cine estadounidense Dennis Hopper a la revista The New Yorker en 2006.

“Sean va al ojo del huracán. No va a aceptar una opinión de segunda mano. Quiere saber realmente qué está ocurriendo”, agregó Hopper, que dirigió a Penn en la película “Colors”.

Nacido en 1960 en una familia de artistas que le facilitó adentrarse en Hollywood, Penn llegó a la fama con papeles de rebelde, se consagró con una cinta políticamente comprometida, “Dead Man Walking”, y logró sus dos Óscar con “Mystic River” y “Milk”.

“Sé muy bien lo difícil que se las pongo para que me aprecien”, dijo Penn en su discurso de aceptación del Óscar por “Milk” en 2009, cuando hizo apasionada defensa de los derechos de los homosexuales antes de que el asunto se convirtiera en una prioridad de la Casa Blanca.

Penn también fue criticado en otra gala de los Óscars, la del año pasado, cuando anunció el galardón para el mexicano Alejandro González Iñárritu por “Birdman” preguntando, con media sonrisa, quién le había dado la tarjeta de residencia a ese “hijo de perra”, un gesto que justificó como una broma entre amigos.

Su insólita entrevista con “el Chapo”, una idea que él mismo propuso tras darse cuenta de la dificultad de hacer una película sobre su vida, ha despertado suspicacias en el Gobierno mexicano, que quiere interrogar a Penn.

A lo largo de la entrevista, el actor deja clara su oposición al imperio del narcotráfico que lidera “el Chapo”, pero no habla en ningún momento de colaborar con las autoridades para atraparlo.

“No me enorgullezco de mantener secretos que puedan percibirse como la protección de criminales (...). Pero todo lo que digo a todo el mundo debe ser cierto. Y la confianza que ‘el Chapo’ había depositado en nosotros era algo que no podíamos fastidiar”, sostiene Penn.

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