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¿Qué protege a los niños amish del asma?

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Esa idea se deriva de una nueva investigación a dos comunidades religiosas rurales que rechazan el estilo de vida moderno, pero tienen tasas de asma infantil dramáticamente opuestas. El objetivo era encontrar una explicación al por qué el asma es tan poco común entre las comunidades amish, en donde los niños corren descalzos entre los graneros, establos y campos de cultivo, pero mucho más elevada en otros grupos de infantes.

Las muestras de sangre, el polvo doméstico y los experimentos con ratones revelaron algunas pistas intrigantes, que dejan entrever que existe algo en el polvo que protege a los niños amish.

El estudio se publica el jueves en la revista New England Journal of Medicine. Involucra a 60 niños de edad escolar, 30 de una comunidad amish en Middlebury, Indiana, y otros 30 de una colonia huterita cerca de Mitchell, South Dakota. Tanto los amish como los huteritas se originaron en Europa, comparten las mismas creencias protestantes ancestrales y estilos de vida, y cuentan con ancestros genéticos similares.

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Pero los huteritas viven en grandes granjas comunitarias industrializadas, utilizan maquinaria agrícola moderna y sus niños están más aislados del ganado. En contraste, los amish tienen granjas familiares, utilizan arados tirados a caballo, sus graneros a menudo están localizados cerca de sus viviendas y sus niños tienen una exposición diaria a los animales de granja, explicaron los investigadores.

El asma es una enfermedad pulmonar que involucra conductos de aire más estrechos y episodios de jadeo, tos y dificultades respiratorias. Se desconoce la causa, pero los científicos creen que la genética y el ambiente tienen algo que ver. Contar con un historial familiar de alergias o asma incrementa el riesgo, y la contaminación, el polvo y la caspa animal son factores que provocan crisis en personas susceptibles.

Ninguno de los niños amish y solo seis de los niños huteritas tenían asma. Otros estudios han revelado que cerca del 5% de los niños amish en edad escolar tienen asma, en contraste con cerca del 20% de los niños huteritas y el 10% de la población general infantil de Estados Unidos. Los motivos para una mayor tasa de asma entre los huteritas son desconocidos, pero que se deba a los gases del escape de la maquinaria de granja es una explicación poco probable, porque a menudo ellos no entran en contacto con dichos gases, señaló la coautora del estudio, Carole Ober, genetista de la Universidad de Chicago.

Las muestras de sangre confirmaron que ambos grupos de niños tienen perfiles genéticos similares. Pero los niños amish tenían muchos más glóbulos blancos de nombre neutrófilos, que son importantes en el combate a las infecciones. Además, esas células se veían más jóvenes en los niños amish, lo que deja entrever que su sistema inmune es estimulado constantemente por la exposición a gérmenes para producir más.

Se encontraron también en cantidades similares otros glóbulos blancos, de nombre monocitos, en ambos grupos. Estudios previos insinúan que esas células son hiperactivas en niños propensos a alergias, pero en este caso las células dieron muestras de una menor respuesta para generar alergias entre los niños amish, detalló la coautora de la investigación Anne Sperling, inmunóloga de la Universidad de Chicago.

“Se trata de una diferencia fenomenal”, afirmó. “Nos quedamos asombradas”.

Indicó que la segunda “gran revelación” vino luego de que los investigadores recolectaron polvo en las casas de amish y huteritas y lo colocaron en ratones especiales sensibilizados para que desarrollaran síntomas de asma. El polvo de la casa de los huteritas provocó problemas de respiración y conductos inflamados en los ratones; el de los amish no.

Aún no se sabe exactamente qué es lo que contiene el polvo en la casa de los amish que podría proteger a los niños del asma, pero se planean más estudios para averiguarlo. En tanto, la teoría de las autoras del estudio es que se podría tratar de microbios, incluidas bacterias de las vacas lecheras.

“Simplemente podríamos decir que se pusiera una vaca en cada casa y ya nadie tendría asma, pero obviamente eso no es sencillo”, dijo Ober entre risas.

Pero si se pudieran identificar los gérmenes protectores, tal vez algún día sea posible crear una sustancia que proteja a todos los niños del asma, afirmó.

Un editorial de la revista indicó que el estudio da impulso a la evidencia de que la exposición a gérmenes en la agricultura tradicional podría proteger contra el asma. Los resultados también respaldan la así llamada “hipótesis de la higiene”, que plantea la teoría de que las viviendas relativamente libres de gérmenes en la sociedad moderna hacen que los infantes sean más vulnerables a las alergias y al asma.

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