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Pesca peligrosa: inmigrantes consumen peces que contienen sustancia tóxica

En esta imagen tomada el lunes 22 de junio de 2015, Boun Lovan, de Des Moines, Iowa, pesca por debajo de la presa en el lago Saylorville cerca de Des Moines, Iowa. A diferencia de las advertencias sanitarias para otros productos, los riesgos que supone el mercurio contenido en el pescado no se comunican directamente a los pescadores. Parecen especialmente desconocidos para los más afectados, migrantes o personas de bajos ingresos que suelen pescar cerca de zonas urbnas para complementar su dieta. (AP Foto/Charlie Neibergall)
En esta imagen tomada el lunes 22 de junio de 2015, Boun Lovan, de Des Moines, Iowa, pesca por debajo de la presa en el lago Saylorville cerca de Des Moines, Iowa. A diferencia de las advertencias sanitarias para otros productos, los riesgos que supone el mercurio contenido en el pescado no se comunican directamente a los pescadores. Parecen especialmente desconocidos para los más afectados, migrantes o personas de bajos ingresos que suelen pescar cerca de zonas urbnas para complementar su dieta. (AP Foto/Charlie Neibergall)
(Charlie Neibergall / AP)
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Es mediodía y el cubo blanco colocado sobre las rocas de la costa a los pies de Mountha Uppasay contiene cinco o seis róbalos blancos, que se mueven despacio en el agua que recogió del río De Moines.

Uppasay y su esposo, que son inmigrantes de Laos, salieron a pescar poco después del amanecer y esperan reunir suficiente como para un sabroso estofado que compartir con sus hijos y nietos. Cuando se le pregunta por los posibles riesgos para la salud que supone el pescado, Uppasay se muestra sorprendida y dice: “Todos son seguros”.

Tiene razón, hasta cierto punto. El róbalo es nutritivo, pero probablemente contiene mercurio, una sustancia tóxica especialmente dañina para embarazadas y niños, presente en diferentes cantidades en el pescado de todo el país. Se recomienda limitar su consumo, especialmente para las personas en grupos de riesgo.

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La falta de información de Uppasay parece estar extendida entre los muchos pescadores que faenan en ríos y lagos cerca de zonas urbanas, y muestra cómo muchas de las advertencias sanitarias del gobierno sobre el pescado no llegan a los que más necesitan oírlas: familias de bajos ingresos e inmigrantes, algunos de los cuales pescan a diario o cada semana para sus comidas familiares.

La mayoría de las advertencias sanitarias se colocan directamente en envases, como los del tabaco o el alcohol, o se colocan en avisos en carteles o televisión. Iowa, como la mayoría de los estados, sube la información a sus sitios web, y ahí se acaban los avisos.

“La gente está sedienta de información”, dijo Joanna Burger, ecologista de la Universidad de Rutgers y que ha trabajado en varios estados para ayudar a minimizar el problema. “La gente quiere la información, pero quieren que se les proporcione de forma que puedan tomar sus propias decisiones sobre el riesgo”.

El mercurio, presente de forma natural en el pescado, se filtra a los acuíferos de todas partes, aunque hay algunos puntos de mayor concentración por todo el país relacionados con plantas que queman carbón, minas viejas o industria.

Hasta el 10% de las mujeres en edad fértil tienen niveles de mercurio superiores a lo recomendado por las autoridades federales, según varios estudios. El mercurio puede ser devastador para el desarrollo neurológico de fetos y niños. Para los adultos, los problemas a largo plazo incluyen pérdida de visión y dificultades para caminar.

Un adulto puede comer todo lo que quiera de algunos pescados, según la Agencia estadounidense de Protección Medioambiental, que recomienda que algunas especies se limiten a una ración o dos por semana, y menos aún para niños y embarazadas. Estos límites más estrictos se sugieren para especies que se alimentan de otros peces, como el róbalo, y ejemplares más grandes con más probabilidades de superar un nivel de mercurio de 0,47 partes por millón.

Las autoridades medioambientales están de acuerdo en que en muchas riberas, inmigrantes y personas de bajos ingresos son mayoría en las orillas de ríos y lagos urbanos, donde es probable que la concentración de mercurio en los peces sea mayor.

Tony Vang, que trabaja como enlace con la comunidad en Minnesota, dijo que los inmigrantes procedentes del sureste asiático y el norte de Oriente Medio son especialmente aficionados a la pesca, y les gusta el róbalo, que es similar a peces que comían en su tierra natal.

Muchas personas de la comunidad desconocen las advertencias o no se las toman en serio, opinó Vang.

Aunque los niveles de mercurio pueden variar, algunos de los lugares de pesca más populares de la zona pueden ser los más peligrosos.

En Pennsylvania, los pescadores se colocan a orillas del río Susquehanna cerca de York, donde el premio más preciado es un bagre que puede alcanzar los 22 kilos.

Michael Helfrich, líder de un grupo ambientalista en el curso bajo del Susquehanna, dijo que ve a muchos inmigrantes pescando.

“No entienden que más grande no es mejor”, comentó.

En el río Coosa de Alabama, varios voluntarios entrevistan a los pescadores para saber con qué frecuencia acuden y qué capturan. En una zona donde la pobreza supera el 10% de la población, la gente recurre a variedades como un tipo de róbalo local y el bagre, ambos depredadores, para su consumo.

“Mucha gente no tiene ni idea de que haya ninguna clase de contaminación en el pescado”, dijo Justinn Overton, director ejecutivo del grupo ecologista Coosa Riverkeeper. “Me parte el corazón. El río forma parte de nuestra comunidad en Alabama”.

Los expertos no quieren disuadir a la gente de comer pescado, que contiene ácidos grasos omega-3 que son buenos para el corazón. Aun así, creen que los gobiernos deberían hacer más por informar a los pescadores sobre formas sencillas de reducir el riesgo. Algunos peces populares y de bajo riesgo que pueden consumirse con frecuencia son las lobinas, pomoxis y percas.

En California, especialmente en la bahía de San Francisco y algunas zonas del río Sacramento, se está colocando información sobre salud en las zonas de pesca. Los responsables de parques en Akron, Ohio, explican las recomendaciones en actos de la comunidad asiática y reparten documentación informativa en cuatro idiomas.

“Queremos que la gente venga al parque. Queremos que la gente pesque”, pero que comprenda las recomendaciones sanitarias, dijo el director del parque, Mike Johnson.

Sin embargo, la información todavía no ha llegado a muchos de los inmigrantes asiáticos que pescan en el Des Moines.

Boun Lovan, que trabaja para una firma de instalación de mármol, dijo que pesca dos o tres veces por semana. Para él y su familia, cuanto más pesque, mejor.

“A mucha gente le gusta más el pescado que la carne roja”, dijo.

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