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Papa Francisco critica en México la exclusión social e histórica a los indígenas

Miles asisten a una misa oficiada por el papa Francisco en San Cristóbal de las Casas, México, el lunes 15 de febrero de 2016. Francisco celebró la cultura indígena mexicana con una visita al estado de Chiapas, con una misa en tres idiomas nativos gracias a un nuevo decreto vaticano que aprobó su uso en la liturgia. (AP Photo/Eduardo Verdugo)
(Eduardo Verdugo / AP)
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El papa Francisco criticó el lunes la exclusión social que históricamente han padecido los indígenas y pidió al mundo aprender de su cultura y del cuidado que hacen de la naturaleza.

En el empobrecido estado de Chiapas el pontífice ofició una misa frente a miles de personas de distintos pueblos originarios a quienes dijo que la gente debería hacer un examen de conciencia y pedir “perdón” por el trato a sus pueblos.

“Muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad”, dijo en su homilía Francisco, quien en 2015 pidió perdón a los indígenas por las masacres cometidas en la época colonial.

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En la localidad de San Cristóbal de las Casas también pidió la protección del ambiente, que junto con las culturas indígenas es parte de las preocupaciones que ha manifestado en su papado.

“Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia”, dijo y recordó que los indígenas “en esto tienen mucho que enseñarnos”.

Parte de la misa fue oficiada en tres lenguas indígenas (tzeltal, tzotzil y chol) en un escenario que tenía la réplica de la fachada de la catedral de San Cristóbal de las Casas, con un brillante amarillo y rojo.

El Vaticano informó que el papa presentó un decreto para que el náhuatl pueda usarse en las ceremonias litúrgicas, 50 años después de que el Concilio Vaticano II abriera el camino a celebrar las misas en lenguas vernáculas y no sólo en latín.

Pero el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, dijo que el hecho de que la misa en San Cristóbal de las Casas fuera en otras tres lenguas es un signo de que también están permitidas.

La ceremonia se realizó en medio de música de marimba y algunos rituales que los pueblos originarios introducen a las celebraciones eucarísticas en el sureste mexicano, incluida una celebración con diáconos casados, cuyo rol fue revivido bajo su pontificado.

En un momento, un indígena tzotzil le dijo que acostumbraban rezar cada quien de rodillas y en sus propias lenguas. Más adelante, se realizó una danza ritual que un sacerdote aclaró que no era “un momento folclórico, sino una oración”, durante la cual la gente movió ligeramente el cuerpo al ritmo de música de violines que niños tocaban.

Al papa le entregaron ejemplares de una Biblia traducida al tzeltal y tzotzil y le agradecieron la atención que ha dado a los grupos indígenas.

“Aunque muchas personas nos desprecien, tú has querido visitarnos y nos has tomado en cuenta, como la Virgen de Guadalupe a San Juan Dieguito”, le dijeron indígenas tzeltales y tzotziles en un mensaje ofrecido en sus lenguas y traducido al español durante la misa, para la cual se esperaba la asistencia de unas 100.000 personas.

Los indígenas también le agradecieron haber autorizado el uso de sus lenguas en las celebraciones eucarísticas, algo que las autoridades eclesiásticas habían evitado y que aquí desafió el fallecido obispo Samuel Ruiz.

“Así podemos comprender, escuchar lo que Dios nos quiere comunicar y hablarle cada cual en su propia lengua”, dijeron.

A Francisco le llamaron “Tatik” en varias ocasiones, una palabra que en tzotzil significa “padre” y que era como se referían a Samuel Ruiz, quien fue acusado por algunos de actuar a nombre de los rebeldes zapatistas que se levantaron en armas en 1994 en Chiapas en defensa de los derechos de los indígenas.

Tras la misa, el papa visitó la Catedral y en un momento caminó hacia atrás del altar donde se encuentra la tumba de Ruiz, ante la cual rezó brevemente, dijo el portavoz de la Santa Sede.

Fue “una pequeña oración ante la tumba de don Samuel”, dijo por su parte el sacerdote Miguel Ángel Pérez, juez de la curia de San Cristóbal y quien dijo que no estuvo ninguna cámara en ese momento.

“Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones”, les dijo el pontífice a los indígenas en la misa.

“Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban”, añadió en el centro deportivo donde se realizó la ceremonia.

El lugar era un mar de colores por los trajes indígenas tradicionales de los asistentes. Mujeres tzotziles vestían faldas largas azules y rebozos multicolores.

Los hombres también portaban trajes regionales con chalecos bordados en los que resaltaban el azul, el verde y el morado. También llevaban sombreros de paja con bordados y listones colgantes.

“El papa vino a rescatar nuestro corazón como pueblo indígena”, dijo Jeremías Pérez, un campesino tzotzil de 46 años, quien llegó con su traje ceremonial para que el papa viera “que los indígenas estaban presentes”.

Con la ayuda de su esposo que tradujo lo que decía, María Pérez, una indígena tzotzil de 39 años, comentó que estaba muy contenta por la visita del papa. “El mensaje del papa nos trae buenas noticias para la vida”.

“El papa busca la unidad, no hace diferencias entre las personas”, dijo José Tránsito Aguilar, un indígena tojolabal. Agregó que viajó seis horas desde su comunidad de Lagos de Montebello.

“Él trae mucha paz, pero depende de los gobiernos que cambie esto”, consideró.

Tras visitar la catedral, el papa viajó a Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas, para un encuentro con familias en un estadio de fútbol.

Ahí, advirtió que en las sociedades actuales se ciernen ideologías que buscan destruir la familia y lanzó un llamado para protegerla.

“Y se van inoculando en nuestras sociedades (que) se dicen sociedades libres, democráticas, soberanas”, señaló Francisco al salirse del discurso que tenía preparado.

Dijo que entendía que no siempre es fácil vivir en familia, pero que vale la pena intentarlo.

“Prefiero una familia herida, que intenta todos los días conjugar el amor, a una sociedad enferma por el encierro y la comodidad del miedo a amar”, dijo.

El encuentro con las familias fue su último acto público del lunes.

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