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Obama visitará Cuba; será el primer presidente de Estados Unidos en hacerlo en 88 años

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El presidente Barack Obama anunció hoy que el próximo 21 y 22 de marzo viajará a Cuba, con lo que se convertirá en el primer mandatario estadounidense en activo en visitar la isla desde que en 1928 lo hiciera Calvin Coolidge.

En su viaje, Obama estará acompañado por la primera dama, Michelle, figura que también acompañó al presidente Coolidge durante su visita a La Habana el 16 de enero de 1928, cuando acudieron a la VI Conferencia Panamericana, cumbres que reunían entonces a los países de las Américas y que son la semilla del panamericanismo.

Con los gorros y alhajas propios de la época, Coolidge (1923-29) y su mujer, Grace, se encontraron con el presidente cubano, Gerardo Machado, y su esposa, Elvira, que ocuparon la cabeza del Estado entre 1925 y 1933 hasta que fueron forzados a exiliarse, según recoge la Fundación Coolidge.

Para llegar hasta la isla, el presidente estadounidense utilizó el enorme barco acorazado USS Texas.

“El pueblo de Cuba se reunió en el puerto de La Habana para dar la mayor acogida que nunca había dado a un líder extranjero. Miles se subieron al Castillo del Morro y a los tejados de los edificios, estirando el cuello para ver el acorazado USS Texas a medida que avanzaba en el puerto”, afirma la periodista Amity Shlaes en la biografía de Coolidge.

De acuerdo con la oficina del historiador del Departamento de Estado, el presidente Harry Truman (1945-53) visitó en 1948 el sureste de la isla, pero no se movió de la base militar de EEUU en la Bahía de Guantánamo, por lo que no pisó, en ningún momento, suelo cubano.

Si bien Obama será el primer mandatario en activo en visitar la isla en 88 años, otros expresidentes ya se aventuraron con el régimen de los Castro.

Es el caso de Jimmy Carter (1977-1980) que, veinte años después de dejar el Despacho Oval e irritando a muchos congresistas, viajó en múltiples ocasiones a la isla, se reunió con los hermanos Castro y llamó a acabar con el “inútil” embargo económico sobre Cuba, según recoge la organización sin ánimo de lucro Centro Carter.

“Quiero que la gente de EEUU y de Cuba compartan algo más que el amor por el baloncesto y una música maravillosa. Quiero que seamos amigos y que nos respetemos los unos a los otros”, dijo Carter en 2002 en su visita a la isla y durante un discurso único transmitido en vivo por la televisión y radio cubana.

Las visitas de Carter apuntaron a una ventana, que no se abrió hasta que, después de meses de negociaciones secretas, el 17 de diciembre de 2014 Obama y su homólogo de Cuba, Raúl Castro, anunciaron el restablecimiento de relaciones diplomáticas, rotas por medio siglo de enemistad y hostilidades.

Una de las imágenes estrella del deshielo llegó el pasado 11 de abril en Panamá, donde Obama y Raúl Castro protagonizaron un histórico apretón de manos en el marco de la VII Cumbre de las Américas, la primera que reunió a todos los países del continente incluida Cuba, que participó por primera vez en este foro.

La reapertura de embajadas en Washington y en La Habana el 20 de julio de 2015 materializó el progreso de las relaciones entre los dos países, que han avanzado con acuerdos comerciales y diplomáticos como, por ejemplo, la decisión de EEUU de sacar a Cuba de su lista de países patrocinadores del terrorismo.

Un nuevo apretón de manos entre Barack Obama y Raúl Castro llegó en octubre en Nueva York, en el escenario de Naciones Unidas y en donde el mandatario cubano pidió al presidente de EEUU que suavice el embargo económico que pesa sobre Cuba y cuyo levantamiento sigue obstaculizando la normalización plena de relaciones.

El pasado diciembre, Obama ya adelantó en una entrevista con el portal de internet Yahoo que esperaba poder visitar Cuba en 2016, en su último año de mandato, pero aclaró que solo haría ese viaje si se daban las condiciones para reunirse con disidentes en la isla.

La Casa Blanca avanzó hoy que el tercer cara a cara entre Raúl Castro y Obama llegará en una reunión bilateral durante una “visita histórica” a la isla que pretende demostrar “el compromiso del gobernante estadounidense para dar un nuevo rumbo a las relaciones entre Estados Unidos y Cuba”.

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