Anuncio

Expectativa por la liberación de un multimillonario en quiebra, acusado de deber una fortuna

Share

Tim Blixseth tuvo una infancia pobre en Oregón, donde comía jamón enlatado cinco veces por semana. Pero de adulto, se convirtió en un millonario magnate de la madera del área noroeste y terminó en la quiebra, con una deuda de $15 millones de dólares.

Sin embargo, el hombre regresó a la industria de la madera con más fuerza y recuperó su fortuna; luego pasó a los bienes raíces y se volvió multimillonario, hasta que quedó en bancarrota una vez más.

En gran medida, Blixseth atribuye al colapso hipotecario de 2008 la ruina de su mayor proyecto, un complejo turístico en Montana, cuyo fracaso lo llevó finalmente a prisión el año pasado, por cargos de desacato civil.

Anuncio

Al parecer, ése era el fondo del pozo para este hombre que había sido uno de los más ricos de los EE.UU. -$1.3 mil millones en 2006, según Forbes-, viajaba en Rolls-Royce y tenía su avión privado.

En la última década, cuando no estaba en la corte para responder alguna demanda en su contra, Blixseth demandaba a otros, entre ellos a Edra Crocker, su exesposa. Así, intentó llevarse $6,000 millones por daños y perjuicios, alegando que Crocker y otros habían participado en una conspiración de crimen organizado contra él. La mujer, sin embargo, afirmó que era Blixseth quien había “saqueado las compañías y tomado el dinero en efectivo”. También demandó a uno de sus abogados, que supuestamente había conspirado en su contra, y demandó a un síndico de la quiebra por $9,000 millones. Todas las iniciativas fallaron.

En silencio, Blixseth festejó sus 65 y 66 años tras las rejas, coronado por la visita de un mensajero que le llevó los papeles de divorcio de su tercera esposa, Jessica Blixseth, de 44 años de edad.

En 2008, Crocker, su segunda mujer, había convertido su divorcio en una ocasión memorable; organizó una ‘fiesta de la libertad’ valuada en $90,000, donde entregó papel higiénico con la cara de su exesposo impresa en él.

Ahora, después de 14 meses, Blixseth acaba de quedar libre en Great Falls, Montana, luego de haber denunciado ante un tribunal federal de apelaciones que estaba siendo tratado como un delincuente.

Además, argumentó con éxito, la cuestión civil por la cual estaba encarcelado -el destino de los activos de la venta de otro complejo en México- se había resuelto.

Ahora, con Blixseth libre, un grupo de acreedores, abogados y aquellos que han seguido su carrera se preguntan si el exmagnate volverá a las andadas. ¿Será que su saga ‘de mendigo a millonario’ se repetirá una vez más? Algunos de sus enemigos esperan que así sea, puesto que todavía debe millones. Y no revela, exactamente, cuánto tiene.

Blixseth -quien también fue compositor y productor musical, recibió una nominación a los premios Grammy y supo tener propiedades en Palm Springs y en un suburbio de Seattle donde era vecino de Bill Gates- no respondió a los pedidos de entrevistas por parte de este periódico. Sí, en cambio, le dijo a un reportero de Montana que necesitaba un poco de sol y una cama que no fuese de hierro.

“No sabemos dónde reside Tim”, aseguró Kevin Barrett, uno de los muchos abogados que rastrean los activos que -según se cree- Blixseth tiene escondidos. “Sabemos que firmó una declaración hace unos días, en Palm Desert. La demanda fue presentada en el caso de bancarrota del complejo de Montana”.

La firma de Virginia Occidental, que trabaja como síndico del caso, anunció una recompensa del 10% de los hallazgos a cualquiera que pueda aportar datos acerca de los activos. “Eso dio lugar a una gran cantidad de llamados”, señaló Barrett, “pero no hubo ninguna información particularmente útil”.

Los documentos judiciales detallan que los juicios y fracasos hipotecarios que derivaron del fiasco por el complejo comieron la fortuna de Blixseth. El Yellowstone Club, ubicado cerca del parque nacional, estaba concebido como un complejo multimillonario de grandes casas, en torno a un hotel valuado en $100 millones.

Entre los inversores y miembros del proyecto se encontraban el propio Gates, el exvicepresidente Dan Quayle y el campeón del Tour de Francia Greg LeMond, quien ganó un juicio por $41 millones luego de alegar que Blixseth lo había engañado. El club, ahora propiedad de nuevos desarrolladores, sobrevive hoy como “la única comunidad privada de ski y golf del mundo”.

Blixseth se convirtió en un ‘acusado a tiempo completo’, intentando defenderse en una multiplicidad de casos por el complejo, otras bancarrotas y demás cuestiones legales. La corte inhabilitó sus bienes por el caso de Yellowstone, pero fue acusado de desviar y ocultar cerca de $13 millones durante ese período, originados por la venta del complejo mexicano que poseía.

“El Sr. Blixseth está quebrado”, le dijo uno de sus abogados a un juez federal en 2014. De hecho, el defensor confesó que el exmagnate también le debía dinero.

Los tribunales no reaccionaron amablemente y consideraron que Blixseth y sus entidades de negocios emplearon “tácticas no profesionales y de tierra arrasada”. También sostuvieron que demostró “un patrón de comportamientos sancionables” y “optó por usar cada mecanismo de nuestro sistema legal para evadir… obligaciones contractuales, confundir, generar disputas y aprovechar su situación de forma engañosa”.

En Montana, el juez de la causa central del complejo tampoco parecía feliz con Blixseth, pese a que su abogada sugirió que ese resentimiento estaba fuera de lugar. En documentos judiciales, la letrada Becky James, de Los Ángeles, afirmó que los administradores habían acordado a principios de 2015 que “Blixseth finalmente proporcionó suficiente documentación para permitir que el tribunal y el síndico determinaran con cierta claridad cómo se habían disipado los ingresos por la venta ilícita” del complejo ubicado en México.

Los administradores de la quiebra señalaron en su presentación que los documentos parecían dar cuenta suficiente de todos los fondos cuestionados, y acordaron que era el momento de dejar atrás esa disputa. Pero la corte señaló que no estaba satisfecha con cómo Blixseth demostró que está tan quebrado como dice.

“Soy tan imperfecto como todos”, escribió el exmagnate en su sitio web, “pero he intentado vivir conforme ciertos valores durante toda mi vida, como el trabajo duro, la búsqueda de la justicia para todos y no permitir que lo definan a uno por sus posesiones. Que sea la personalidad la que defina”, redactó, “no las pertenencias”.

Si desea leer la nota en inglés haga clic aquí.

Anuncio