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El español aleja a hijos de migrantes de religión de sus padres; pocos conservan las tradiciones

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La insistente costumbre de numerosas iglesias hispanas de usar sólo el español en sus servicios y actividades aleja de los cultos a las segundas y terceras generaciones de inmigrantes latinos, según expertos.

“En una sociedad en la que todo está cambiando rápidamente, no resulta extraño que las iglesias enfrenten nuevos desafíos. Pero en este caso el desafío no es traer nuevas personas a la iglesia, sino mantener a quienes ya tenemos”, dijo Reid Hettich, pastor de la Iglesia Mosaico, en Aurora, Colorado.

Tras largos años de ministerio en un suburbio mayormente blanco al sur de Denver, Hettich decidió cambiar su enfoque y abrir una congregación en la zona conocida como Aurora Original, donde se entremezclan numerosas culturas, idiomas y etnias.

“Ser un grupo multilingüe significa mucho más que hablar distintos idiomas en distintos momentos. También significa reconocer que la ‘segunda generación’ está creando su propia forma de entender la vida y la iglesia”, comentó Hettich, quien está a cargo de la oficina regional de congregaciones multiétnicas y multigeneracionales de la Iglesia Wesleyana.

La labor, dijo, significa “darle prioridad a los corazones y a las vidas” por sobre la cultura y las tradiciones religiosas.

No obstante, agregó, “la iglesia es uno de aquellos grupos que se aferra a las tradiciones culturales” (por ejemplo, al insistir que se hable sólo el español) y, por hacerlo, provoca el alejamiento de los jóvenes.

Una encuesta realizada por el Pew Hispanic Center en febrero pasado respalda la apreciación de Hettich.

Según el sondeo, la amplia mayoría (71 %) de los hispanos que viven en Estados Unidos no considera que hablar español sea necesario para ser hispano.

Otro estudio publicado por el mismo grupo en abril de este año destaca que el 88 % de los hispanos de 5 a 17 años habla inglés “muy bien” y lo mismo sucede con el 76 % de los latinos entre 18 y 33 años. Además, el 37 % de los hispanos menores de edad y el 28 % de los jóvenes adultos habla solamente inglés.

“Nos hemos encontrado con esa realidad (de diferencias de idioma) y sabemos que la iglesia está evolucionando, está cambiando, y que la iglesia para los mayores de 40 años no es lo mismo que para los menores de 20”, declaró Arturo Vargas, pastor de Iglesia Amistad, un grupo de congregaciones en el área metropolitana de Denver.

El reverendo mexicano está a cargo de la capacitación de pastores hispanos en el modelo de “iglesia con propósito” de Rick Warren en los estados de las Montañas Rocosas.

“Queremos ser una iglesia completa y que los adultos asistan con los jóvenes, pero perdemos a los muchachos y una de las razones es el idioma. Pero hemos decidido tener todos nuestros servicios en español porque creemos que el idioma unifica la iglesia”, explicó.

Vargas explicó que aunque es verdad que hablar español aleja a muchos jóvenes latinos de las iglesias, se debe reconocer que también es verdad que el hecho que esos jóvenes hablen inglés no los acerca a congregaciones donde la mayoría de los miembros son blancos.

“No se puede generalizar. El uso y la aceptación del idioma varía de lugar en lugar. No es lo mismo hablar sólo español en El Paso, Texas, que en Denver, Colorado, por ejemplo. Pero creemos que todo debe ser en español porque de esa es la comunidad a la que servimos”, puntualizó Vargas.

“Ser una iglesia completamente hispana significa hablar español. Sabemos que hay cambios, pero no existe un modelo específico para responder a tendencias y cambios”, agregó.

Uno de esos cambios es la profunda modificación en las preferencias religiosas de los latinos adultos en Estados Unidos.

En la actualidad, una leve mayoría (55 %) son católicos, con números cada vez más cercanos entre protestantes (22 %) y no afiliados (18 %), según el Pew Hispanic Center.

Además, entre los jóvenes (hispanos o de otros grupos), sólo el 15 por ciento conserva las tradiciones religiosas de sus padres, mientras que el 85 por ciento restante o cambia de religión o no participa de actividades religiosas, según el estudio “Almas en transición” de Christian Smith, de la Universidad de Notre Dame.

Robin Waterman completó su doctorado en Harvard estudiando familias latinas multigeneracionales y multilingües en Estados Unidos y en El Salvador.

Para Waterman, de fe católica, el desafío que enfrentan las iglesias para integrar a jóvenes latinos que hablan inglés es similar al que también enfrentan escuelas, organizaciones no lucrativas y agencias gubernamentales.

“Valoro mucho a la cultura latina, pero soy americana. Hablo español y hablo inglés. Los jóvenes latinos están en una situación parecida. Los jóvenes latinos no dejan de serlo porque valoran elementos buenos y beneficiosos de la cultura americana. Pero muchos padres latinos no lo saben o no lo entienden. Y eso hasta genera ansiedad y hasta depresión”, dijo Waterman, directora ejecutiva de La Conexión Comunitaria en Aurora, Colorado.

“Los adolescentes tienen problemas en todo el mundo. Pero aquí se acrecientan por la cultura y el idioma. La solución es crear un ambiente de aceptación, seguro y lleno de energía positiva en el que toda la familia pueda participar simultáneamente y en el que se reconozcan las capacidades y habilidades de cada miembro de la familia”, explicó.

Para Waterman, los jóvenes latinos angloparlantes se alejan de las iglesias y de otras instituciones no porque no hablan español, sino porque “se los ve como una deficiencia”.

“Reconocer sus capacidades es la clave, porque entonces se integran desde el fondo de su ser”, aseveró.

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