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EE.UU. le rinde homenaje al fallecido magistrado Antonin Scalia

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El féretro del magistrado Antonin Scalia fue subido envuelto en una bandera estadounidense por las escalinatas de mármol de la Corte Suprema durante una procesión que dio inicio a una jornada de ceremonias y homenajes a uno de los miembros más influyentes del máximo tribunal del país.

Los ocho colegas de Scalia en la Corte Suprema, su familia y casi 100 ex asistentes legales observaron con solemnidad cuando la policía del máximo tribunal colocaba el ataúd sobre una carroza fúnebre utilizada por primera vez después del asesinato del presidente Abraham Lincoln.

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El reverendo Paul Scalia, hijo del magistrado y sacerdote católico, rezó las oraciones tradicionales. “Has llamado a tu ciervo Antonin a partir de este mundo”, afirmó el reverendo. “Que descanse en paz”.

Un retrato de Scalia de 2007, que realizó el artista Nelson Shanks, fue exhibido en el lugar. En la obra, el magistrado se ve rodeado de imágenes que representan momentos e influencias importantes en su vida, entre ellas la fotografía enmarcada de casamiento de su esposa, Maureen. Asistieron a la ceremonia Maureen, los nueve hijos de la pareja y tres decenas de nietos.

Antes de la llegada del cuerpo de Scalia, sus ex asistentes legales formaron dos hileras que se extendían hacia abajo por las escalinatas hasta la plaza de mármol de la Corte Suprema.

Los asistentes legales se turnarán para velar a su ex jefe durante el día y la noche en una tradición observada más recientemente tras la muerte en 2005 del magistrado presidente William Rehnquist.

Las puertas que conducen hacia la cámara de la corte, en la que trabajó Scalia durante casi 30 años, fueron abiertas y orientadas hacia el extremo oriente de la sala.

En la entrada fue colocado crepé negro de lana en tanto que la silla que Scalia utilizó en la sala de la corte fue envuelta en negro.

Al cabo de una ceremonia privada para parientes, amigos y magistrados, el féretro de Scalia quedó abierto a la vista pública de las 10:30 de la mañana hasta las 8 de la noche.

La fila de personas que aguardaban para rendir homenaje al magistrado alcanzaba casi una manzana de largo hasta que se permitió la entrada del público.

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