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Debaten en EE.UU. utilidad y alcance de cámaras policiales

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El uso de cámaras personales entre los policías se está expandiendo en Estados Unidos con el propósito de mantener la honestidad de los agentes cuando apelan a la fuerza contra los ciudadanos, pero está abierto a debate cómo y cuándo las grabaciones deben estar disponibles a la ciudadanía.

Los videos de los tiroteos policiales se han convertido en un factor crítico para determinar lo que haya ocurrido en situaciones límite. En algunos casos, la instalación de cámaras diminutas en los uniformes de los agentes ha sido caracterizada como un medio para controlar la brutalidad policial y detener el deterioro de la confianza en la policía.

Sin embargo, no es tan sencillo. Aunque las grabaciones pueden contribuir a determinar la verdad en un incidente con la policía, también registran víctimas afligidas, familiares desconsolados, personas con enfermedades mentales y ciudadanos que ejercitan su derecho a la libertad de palabra y la desobediencia civil. Las cámaras pueden solucionar un problema pero crear otros.

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Las leyes que gobiernan qué información debe transmitirse al público están en veremos mientras los estados tratan de encontrar un equilibrio entre el derecho a la privacidad de los ciudadanos y la necesidad de responsabilizar a los policías por sus actos.

El uso de las cámaras corporales está todavía en su infancia, sin que haya cifras oficiales acerca de cuántos de los 18.000 departamentos policiales estatales y locales las emplean, pero decenas de agencias en la nación las están probando y muchas tienen planes de ampliar su utilización.

La política de difundir todos los videos grabados por los policías podría significar ventilar escenas en el interior de una vivienda o un hospital, pero si la política consiste en no difundir escenas para proteger la privacidad de alguien, podría significar que no se daría a conocer un enfrentamiento en que un policía le dispare a alguien, lo que echaría por tierra el propósito principal para usar las cámaras.

“Lo que comenzó como un esfuerzo por captar o prevenir el mal comportamiento policial ahora está revelando las consecuencias de captar el verdadero sufrimiento humano”, afirmó Frank Straub, jefe de policía de Spokane, Washington, este año en un foro policial en el Capitolio.

La solución está a mitad de camino. Algunos departamentos disimulan digitalmente los rostros de los peatones o los arrestados. Otros no difunden los videos si forman parte de una investigación en curso. Algunas dependencias policiales encienden y apagan sus cámaras. Aun escenas inalteradas podrían no arrojar luz sobre un incidente por estar tomadas desde una sola posición, a veces en movimiento. Esto puede producir una grabación que pierda detalles de un enfrentamiento violento.

Las leyes estatales varían acerca de lo que el público puede ver. Las grabaciones actuales están regidas por esas leyes, como las cámaras montadas dentro de las patrulleras, pero las cámaras corporales producen más metraje que las cámaras de los automóviles policiales y pueden mostrar el interior de casas u otros sitios privados.

“Cualquier política que abra o cierre categóricamente las grabaciones probablemente está mal”, comentó Jay Stanley, analista político de la Unión Americana de Libertades Civiles.

El president Barack Obama apoya el uso de las cámaras y ha comprometido millones de dólares a los departamentos policiales locales.

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