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Candidato latino confía que el triunfo “popular” le haga alcalde de Chicago

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CHICAGO.- El aspirante hispano a la Alcaldía de Chicago, Jesús ‘Chuy’ García, manifestó que espera que su posible triunfo en las elecciones de este martes como candidato “popular” ante el actual regidor, Rahm Emanuel, pudieran tener repercusiones a nivel nacional.

En caso de que ganase, dijo que podrían surgir disputas sobre la dirección que lleva el Partido Demócrata, pues, dijo, la elección de Chicago podría ser un “referendo” entre las dos alas que quieren controlar el partido y la convención nacional.

En su opinión, el ala más conservadora representaría a Emanuel por sus “vínculos con el gran capital y los intereses financieros”, y otra más popular donde él sería el representante “de la gente trabajadora”.

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Su triunfo sería un mensaje “para los demócratas que apoyan a los ricos y poderosos, con una agenda corporativa que busca privatizar todo y no les importan nuestros vecindarios”, expresó.

Según García, su campaña “ha reunido los componentes para un triunfo”, con el apoyo mayoritario de los latinos, que son el 14 % del electorado, y el voto de los afroamericanos, asiáticos, musulmanes y de parte de los blancos del noroeste y suroeste de la ciudad.

“Hemos logrado una coalición bastante diversa, algo que no tiene precedente para el candidato de la comunidad minoritaria”, afirmó.

García, nacido en Durango (México) y radicado en Chicago desde los 10 años de edad, fue concejal, senador estatal y actualmente es uno de los comisionados del condado de Cook, donde se asienta la tercera ciudad más populosa del país, con cerca de 2,8 millones de habitantes.

Su candidatura fue la tercera opción de los llamados “progresistas”, que intentaron postular a dos mujeres afroamericanas de actuación destacada en el condado y los sindicatos.

En la primera vuelta, celebrada el pasado 24 de febrero, Emanuel tuvo cuatro desafiantes y no consiguió el 50 % más uno de los votos que evitaría la segunda vuelta, a pesar de una intensa campaña publicitaria apoyada por un fondo electoral diez veces mayor al de García, que consiguió el 34 % de los votos, por el 45 % del alcalde.

El candidato hispano destacó que su estrategia para la segunda vuelta movilizó a miles de voluntarios “que harán la diferencia” este martes, tocando puertas y movilizando el voto a través de las redes sociales.

Los voluntarios proceden en su mayoría de sindicatos, que, además, colaboraron con dinero para pagar la campañas publicitaria.

Según García, existe “un gran vigor por el cambio”, en particular entre las familias trabajadoras de Chicago afectadas por la inseguridad y desigualdad económica.

Las últimas encuestas sobre intención de voto dan a Emanuel el con 51,3 % de los sufragios, mientras que García tendría el 33 % y habría un 15,6 % de indecisos. Otras mediciones que no tienen en cuenta a los indecisos dan el 56,6 % al alcalde y el 43,4 % a su desafiante.

García dijo no estar preocupado, porque, en su opinión, estas encuestas no reflejarían fielmente al electorado de Chicago y confía en el entusiasmo que ha visto en los vecindarios.

“La gente quiere una nueva dirección, sin importar el grupo racial o étnico, y eso me motiva y me entusiasma”, expresó.

Ante la posibilidad de convertirse en el primer alcalde latino de Chicago, García respondió que su objetivo es trabajar para todos.

“La ciudad tiene una gran diversidad y para poder avanzar voy a tener que responder a las necesidades de todos”, dijo.

García aseguró que los principios de equidad “serán el pilar fundamental” de su administración, en caso de una victoria.

Durante su campaña, los ataques recurrentes contra Emanuel fueron la crisis financiera de la Alcaldía, la falta de seguridad y el cierre de escuelas públicas en los barrios más pobres.

Presionado varias veces para que revelara sus planes, García se escudó en la necesidad de “auditar primero” las cuentas municipales antes de pronunciarse sobre la necesidad de aumentar impuestos o recortar servicios.

Ello fue aprovechado por Emanuel para cuestionar sus credenciales para administrar los problemas de la tercera ciudad más grande de Estados Unidos.

Aun así, el candidato hispano se considera apto para el cambio y para eliminar la separación que existiría entre “los poderosos y la gente como uno”.

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