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Activista mantiene sus esperanzas de una revolución en EEUU

Fotografía del 30 de agosto de 2016 de Lynne Stewart durante una entrevista en su casa en el distrito de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York. Stewart sigue siendo tan radical como siempre, incluso expresando apoyo a los asesinos de policías.

Fotografía del 30 de agosto de 2016 de Lynne Stewart durante una entrevista en su casa en el distrito de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York. Stewart sigue siendo tan radical como siempre, incluso expresando apoyo a los asesinos de policías.

(Mark Lennihan / AP)
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Lynne Stewart —quien fue una vez una prominente defensora de los derechos civiles en Nueva York y que fue condenada por ayudar a un cliente terrorista a comunicarse con sus seguidores— sigue siendo tan radical como siempre, incluso expresando apoyo a la asesinos de policías.

Ahora, admite que mucha gente reacciona con sorpresa de que siga viva, pues fue puesta en libertad antes de cumplir su sentencia de cárcel porque se esperaba que muriera pronto de cáncer. Debía haber terminado su encarcelamiento en 2018.

“¿Qué está haciendo? ¿Ella todavía está viva? ¡Se supone que debería estar muerta!”, dice al describir lo que algunos han de pensar sobre ella.

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La ex abogada de Nueva York ha representado a oprimidos, descarriados y a los echados a perder durante décadas y sigue apoyando a los extremistas cada vez que puede.

Stewart, una bisabuela de 76 años de edad, todavía está luchando contra el cáncer incurable por el que hace más de dos años obtuvo su liberación adelantada por compasión. En una entrevista con The Associated Press en su casa en el distrito neoyorquino de Brooklyn, insistió que quienes matan a policías podrían estar mejorando la sociedad en el largo plazo.

En el apogeo de su carrera legal, la antigua maestra de escuela representó a clientes que incluyeron a radicales de la organización Weather Underground, asesinos de policías y delincuentes de poca monta.

Ella pierde cada vez más energía por una enfermedad que se supone debía haberla matado hace por lo menos seis meses.

“Todavía tengo cáncer grave, muy grave”, dijo Stewart, moviéndose lentamente, sentada junto a su marido. “Tengo días buenos y malos. Sé que estoy enferma. No soy lo que fui alguna vez”.

Sin embargo, el cáncer no ha matado ni acallado a Stewart, quien desde hace mucho tiempo defiende la lucha armada como una forma de fomentar la revolución política.

Cuando se le preguntó sobre los recientes asesinatos en emboscada de varios policías en Dallas y Baton Rouge, Stewart opinó que los atacantes “hablaron en nombre de algunos de nosotros cuando lo hicieron”.

“Ellos son vengadores”, aseguró. “No son asesinos locos o dementes. Ellos están vengando las muertes que no fueron y que nunca han sido cobradas desde las décadas de 1960 y 1970”, añadió.

Stewart dijo creer que los asesinatos, al menos brevemente, actuaron como “un elemento de disuasión” contra los asesinatos de civiles desarmados por parte de la policía.

Opinó que la violencia a veces conduce a un cambio social, permitiendo que “los pastores más pacíficos entre nosotros puedan acercarse al lobo”. Dijo que si ella recibiera la oportunidad, le diría a las familias de los agentes asesinados que ellos “se alistaron en un ejército que tal vez nunca se percataron que fue puesto ahí para ‘mantener la paz’ para quienes están muy interesados en mantener las cosas como están”.

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