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Historia: Un Santa Claus hispano que brinda felicidad y esperanza a miles de niños

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Especial para El Sentinel

Desde hace 10 años, el puertorriqueño Harry Pecunia, empezó a recolectar juguetes usados, los limpia y repara en el garaje de su casa para luego donarlos a niños de familias vulnerables en Orlando (Florida).

Lo que jamás imaginó fue que esta iniciativa llegara a tener tanto impacto.

El año pasado recaudó entre 2,000 y 2,200 juguetes para repartirlos a organizaciones comunitarias y eventos locales; y cada año la demanda de juguetes crece por lo que, hizo un llamado a la comunidad para que donen juguetes en buen estado o incluso nuevos.

“Muchos de estos niños, posiblemente no puedan recibir nada, o reciban algo bien sencillo. Los mejores juguetes son los que se regalan a los hijos, nietos y muchas veces son esos juguetes los que quieren los niños y están en buenas condiciones”, dijo Pecunia.

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“Pueden darle un sentido a ese juguete, y cambiarle la vida a un niño”, expresó emocionado Pecunia, a El Sentinel, mientras acomodaba en su garaje los juguetes que espera distribuir para llevar alegría a menores de Florida Central.

Y con la creciente comunidad hispana en esta área, este Santa Claus hispano está consciente, que este año, van a necesitar más juguetes y ayuda de la comunidad, ya que “hay muchas familias este año que enfrentan situaciones difíciles y que pueden ser bendecidas con un juguete para sus hijos”, recalcó.

Pero, sobre todo invita a que se conviertan en voluntarios y participen del proceso de tener listos estos juguetes con sus baterías puestas, y envueltos para que cada niño disfruta de la magia de “abrir su regalo de Navidad”.

Pecunia designa un día en la segunda semana de diciembre para realizar la envoltura de los juguetes y asegura que “no hay nada más feliz que servir y ayudar. Cuando uno se envuelve en todo te vas a sentir mejor”, dijo.

Recordó que todo comenzó con una venta de garaje cerca de su casa, “decidí comprar como 100 juguetes. Cuando llegué a casa, mi esposa me preguntó qué iba a hacer con tantos juguetes y le dije: ‘No sé, vamos a ver si se los damos a niños necesitados’”, recordó el también empresario hispano, a quienes sus amigos y conocidos ya lo llaman el “Santa Claus de Segunda Mano”, por cumplir el deseo de muchos menores en la temporada navideña.

Ese primer año, recordó Pecunia, una maestra le dejó saber sobre la necesidad de niños en una escuela cercana quienes iban a tener una fiesta navideña. Ahí decidió entregárselos para que los repartiera entre esos niños.

Así, cada año durante los meses de septiembre, octubre y noviembre se va preparando para su gran obra, reflejo de su espíritu solidario y el cual dice heredó de su padre el legado de llevar sonrisas a menores en las temporadas festivas.

“Recuerdo que mi padre, cogía bicicletas de amigos que ya no las querían o se dañaban, y él las iba arreglando y las ponía como nuevas. El día de Reyes en Aguadilla, Puerto Rico, las repartía a niños que salían corriendo en sus bicicletas”, rememoró Pecunia.

“Yo tenía como 12 o 13 años, y vi como esos niños iban felices con sus bicicletas, porque mi papá decidió repararlas, creo que ese es legado de amor al prójimo que mi padre me enseñó con su ejemplo”, dijo.

Así, destacó que esta obra la realiza también para devolverle a la comunidad lo mucho que ha recibido de Orlando, donde reside desde 1976.

“Llegué sin trabajo, sin familiares y fui progresando poco a poco. Tengo mucho que agradecer”, dijo mientras recordaba cómo comenzó su carrera profesional como agente de seguros y ahora dedica parte de su tiempo como agente de viajes.

Entre los mayores logros de este boricua está el poder compartir la gesta con su esposa, Zaida Pecunia. Ella se encarga de revisar cada juguete, se asegura que cuenten con las baterías y que estén en buen estado para así tenerlos listos para cuando llegue a las manos de algún menor.

Las historias de familias a las que logran brindar un poco de felicidad en esta época festiva son innumerables, pero Pecunia recordó cómo el año pasado le conmovió mucho la historia de una madre puertorriqueña que vivía en un motel de Kissimmee. Según el empresario, esta lo llamó el 24 de diciembre como a las 5 p.m, preguntándole si tenía una bicicleta para regalar a su hija.

“Yo no tenía la bicicleta, pero rápidamente puse una publicación en mi Facebook y mi amiga la abogada Maribel González me dijo ‘cómprala’. Y al día siguiente, madrugó con su amigo Vicente Cartagena, quien fue vestido de Santa Claus y llegaron al motel antes de las 8 a.m., y le entregaron la bicicleta a la niña. Esa emoción de esa niña aún la recuerdo y habíamos llevado otros juguetes y salieron otros niños y les dimos un regalito”, señaló.

Uno de los años más difíciles dijo haber sido en el 2008, cuando vio a familias viviendo en los carros o en campamentos creados con casetas de acampar, por lo que entonces pidió más ayuda entre los amigos y conocidos y recibió más apoyo.

Aquellos interesados en donar juguetes, Pecunia asegura que se aceptan todo tipo siempre y cuando estén en buenas condiciones.

Los más que requieren son para las edades entre 4 y 8 años. De igual forma destacó que no se aceptan juguetes violentos o que inciten a la violencia.

Además, pueden donar baterías, papel, bolsa de regalos, cinta adhesiva, tijeras y su tiempo para el proceso de envoltura de regalos. Otros artículos que recogen son colchas, abrigos y medias para el frío.

La pareja espera que la comunidad responda a su llamado y dicen que “necesitamos muchos juguetes solamente cuesta tener buena voluntad y un buen corazón, usted se va a sentir feliz porque va a ser una vida placentera a un niño y a esos padres les alivia quizás esa situación”.

Para comunicarse directamente con Pecunia puede llamarlo al 321-299-2390 o escribirle al correo electrónico: harrypecunia@gmail.com

Contribuye con diversas causas

Durante su gesta como el “Santa Claus de Segunda Mano”, ha colaborado con Gloria Puerto, presidenta de la organización Feed and Fortify en Orlando, donde entregan al menos 300 juguetes a menores de familias necesitadas.

También colaboraron con el envío de alimentos, colchas y juguetes a Puerto Rico tras el huracán María, entre algunas obras de caridad.

Su amor al prójimo es evidente, según describen varios miembros de la comunidad. Pecunia también se ha dedicado a entregar compra de alimentos a familias necesitadas hace 20 años.

“Una vez llegué a una casa de una pareja mayor con condiciones médicas, que literalmente tenían solo agua y hielo en su nevera. Llevábamos una canasta de alimentos con mi esposa y le pedimos ir a dejar los alimentos en la cocina y ayudarlos a acomodarlos”, recordó.

“Con mi esposa regresamos a casa y les llevamos lo que teníamos carne y alimentos. Te puedo decir, que gracias a Dios, no me ha faltado comida, en cambio, al día siguiente, sonaba mi teléfono en la oficina sin cesar, no paraban las bendiciones”, acotó.

Hace poco Pecunia estuvo repartiendo en una misión con 16 personas en Panamá City, tras el huracán Michael, donde prepararon al menos 2,000 cenas calientes a personas en la zona afectadas por el desastre.

“Yo creo que hay que dar, sin preguntar ni cuestionar. Todos, estamos expuestos en esta vida, no sabemos qué puede pasar, un accidente, una enfermedad, pérdida de trabajo y tu vida cambia y se afecta tu familia”, precisó.

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