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Niñeras que viajaron a EEUU en programa de intercambio piden más seguridad

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La negativa de una agencia para que una niñera colombiana que llegó a Estados Unidos a trabajar y estudiar bajo un programa de intercambio se tratara en el país de un cáncer que le habían diagnosticado sacó a la luz la inestable situación en la que se encuentran estas mujeres.

Las criticas al programa y las agencias que los desarrollan se desataron tras conocerse el caso de Edna Valenzuela, una bogotana a la que la compañía AuPairCare le canceló en un primer momento su contrato de trabajo y su visa, tras el diagnostico de una masa cancerígena en uno de sus senos.

“La reacción de la agencia fue simplemente preguntarme la fecha en la que iba a regresar a Colombia para comprar mi boleto, esto a pesar de haberles informado que iba a recibir tratamiento y que la institución (médica) certificó que estaba en capacidad de trabajar”, relató a EFE Valenzuela, de 26 años.

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El caso de Valenzuela se ha incluido en una demanda colectiva presentada el año pasado en Colorado contra estas agencias y que encabeza la colombiana Joana Paola Beltrán, que asegura que la familia que la acogió la hacia trabajar más horas de las asignadas, la obligaba a cocinar y a veces no le permitía ni comer.

Para el abogado de inmigración Fernando Romo, el mayor problema es que estas agencias, que reciben sus licencias del Departamento de Estado, toman prácticamente el control de las jóvenes y gestionan la Visa J1, establecida para los extranjeros que vienen catalogados como intercambios.

Actualmente, 16 compañías están autorizadas a ofrecer estos servicios en EE.UU., 7 de las cuales tienen sus oficinas en California.

Para Valenzuela, la odisea comenzó a principios de 2015, cuando decidió unirse al programa conocido como “Au Pair”, que contacta a jóvenes que quieran ir a casas de familias estadounidenses con el objetivo de mejorar su inglés y conocer la cultura local, y como contrapartida ellas cuidan a los menores del hogar.

Valenzuela, recién graduada de la escuela de leyes, viajó a Washington DC, donde fue recibida por la familia Hanson para cuidar al pequeño Jasper, de año y medio.

El sueño de la colombiana se desvaneció cuando fue diagnosticada con un linfoma, justo cuando iba a renovar su segundo año de estancia permitida.

No obstante, el National Institutes of Health (NIH) ofreció tratar a la joven sin coste alguno, incluidas las sesiones de quimioterapia y los medicamentos. La institución médica le autorizó incluso a seguir desempeñando su labor.

Con el respaldo incondicional de la familia anfitriona y de NIH, la niñera le comunicó la situación a la agencia AuPairCare, con base en San Francisco, California, y, según Valenzuela, la primera reacción de la compañía fue pedirle que regrese a Colombia.

“Con el tratamiento de NIH hay el 95 % de probabilidad de eliminar las células cancerígenas con solo quimioterapia, y a la agencia, ni a la familia le va a costar nada”, argumenta la joven.

Ante la situación, la familia Hanson y otras niñeras decidieron hacer una petición en el sitio change.org para denunciar el caso, que ya ha recolectado hasta el momento más de 23.000 firmas.

La situación de Valenzuela no sería la única. Tatiana Murcia, una niñera que radica en Nueva Jersey, señala que el salario que reciben también está en el centro de la controversia.

Murcia, de 24 años y licenciada en docencia, recibe 195 dólares por 45 horas de trabajo, alrededor de 4 dólares con 35 centavos la hora.

“El programa exige que estudiemos al menos una clase, esto no alcanza con el costo de vida de acá”, explica.

En el caso de Valenzuela, en un comunicado que AuPairCare envió a EFE la agencia asegura que esta comprometida a ayudar a la colombiana a obtener una nueva visa que le permita seguir con su tratamiento.

No obstante, la joven alega que su estadía en el país se logró principalmente por el apoyo de la comunidad, e incluso del congresista por California Sam Farr, quien conoció el caso y decidió respaldar a la niñera.

“Espero que mi caso se tenga en cuenta, así como los cientos de casos que se han presentados para generar este cambio, y poder tener un respaldo y no ser tratadas con desigualdad e injusticia como hasta ahora”, afirmó Valenzuela

Mientras Valenzuela recibe ya su tratamiento y se mantiene en casa de la familia Hanson, sus compañeras alrededor del país aseguran que seguirán librando la batalla para que el programa mejore y les de más protección.

“Estamos solas y dependemos de tener suerte, que no nos enfermemos, que la familia que nos acoge sea buena, porque la agencia siempre los va a apoyar, no a nosotros”, enfatizó Murcia. EFEUSA

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