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Perdidos en el caos: un hombre usó la aplicación ‘Find My iPhone’ para encontrar a su esposa durante el tiroteo en Las Vegas

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A medida que una lluvia de balas caía sobre el festival de música Route 91, Bradley Sugars yacía boca abajo, aferrado a la pierna de Lauren, su esposa hace cinco años y madre de dos de sus hijos.

Junto con ocho amigos habían reservado espacio en la suite Coca Cola, de tres pisos, cerca del lado este del sitio donde se desarrollaba el concierto, de frente al escenario. Para proporcionar un alivio del sol en los shows diurnos, estos refugios estaban alejados del Mandalay Bay Hotel, donde se encontraba el tirador.

Los Sugars y otras 30 personas se encogieron sobre el piso, mientras las balas caían a través de las paredes de aluminio y pasaban sobre sus cabezas.

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La gente rezaba, y lo único en lo que Sugars podía pensar era en su amor. En medio del caos, intentó protegerla con su cuerpo.

La pareja se había conocido hace siete años, en una fiesta en una piscina, un viernes, en el Palms Hotel, cercano al lugar. Ella era modelo y trabajaba en Nueva York; desde entonces, estos festivales de música country se convirtieron en una de sus escapadas preferidas.

“La gente que sigue la música country es la más divertida del planeta”, afirmó Sugars, de 46 años de edad y nativo de Australia, quien hace 11 años vive en Las Vegas. “Vamos a todos estos conciertos y lo pasamos muy bien”.

Durante tres o cuatro minutos permanecieron en el interior del edificio, mientras los proyectiles atravesaban las ventanas. Los Sugar podían ver cómo la gente caía sobre el campo. Primer pensaban que estaban tropezando o que había una avalancha.

Cuando el tirador se detuvo para recargar, Sugars vio cómo un hombre abría la puerta del recinto y gritaba: “¡Fuera! ¡Huyan!”. Lauren, de 28 años, corrió primero. Bradley condujo a algunos amigos hacia la puerta y los siguió rápidamente. ¿Dónde estaba su esposa? En la confusión, sabía que debía seguir adelante, pero ¿dónde estaba Lauren?

Bradley corrió a través de un hoyo en la cerca y encontró refugio en Giles Street, detrás de una barrera de hormigón.

Todo el mundo gritaba de pánico y corría hacia Reno Avenue, lejos de los disparos. Había sangre por todas partes, contó. Durante tres o cuatro minutos, se sentó detrás de la barrera e intentó llamar a su esposa, pero no podía comunicarse.

Pudo contactar a su amigo Marshall Nisbett, de 37 años, quien también había estado en el concierto. “Marshall, tengo que encontrar a Lauren”, recordó haber escuchado Nisbett.

Sugars corrió por el estacionamiento y finalmente logró comunicarse con ella; podía oír los disparos en su teléfono también. “Nadie sabía dónde estaba. Era tan confuso. Nadie entendía qué estaba pasando. Es la única forma de describirlo”, relató.

Lauren le dijo que estaba debajo de un coche, en un estacionamiento al otro lado de la calle del lugar del show. Bradley se cubrió detrás de una patrulla de policía ubicada en Haven Street e East Reno, más alejado del Mandalay Bay.

Las balas seguían derribando gente, y la policía no lo dejaba volver para hallar a su esposa; habían establecido un perímetro de seguridad. Así que comenzó a repartir torniquetes del maletero de la patrulla. Un hombre a su lado estaba herido en la mano; una chica tenía un disparo en el pecho.

Mientras asistía a otros, insistía con el llamado a su mujer, pero ésta no respondía.

Después de varios intentos, Bradley logró hablar con su esposa nuevamente. Ella se había movido, pero no sabía exactamente dónde estaba. Le dijo que estaba con otras personas, refugiada en un complejo de viviendas. Sólo después comprendió lo cerca que estaban uno del otro; pero en ese momento no tenía idea.

Luego se le ocurrió: ¿Por qué no usar la función ‘buscar mi iPhone’ en su teléfono? “Tengo dos hijas adolescentes”, contó, “y si alguna vez necesito encontrarlas o recogerlas, simplemente uso esa aplicación”.

Así, emprendió una corrida de un tercio de milla, que se dificultaba por las botas de vaquero que llevaba. Finalmente halló a Lauren en Koval Lane e East Reno Avenue, justo al borde del Aeropuerto Internacional McCarran. La mujer estaba escondida detrás de un transformador eléctrico, con otras 30 personas.

“La tomé de la mano y empezamos a correr”, contó. Después de haber corrido otra milla, Nisbett los recogió en su sedán Cadillac y los condujo a casa.

“Lauren estaba en el asiento trasero y se podía ver en su rostro que esto había causado un fuerte impacto en ella”, aseguró Nisbett. “Ambos tenían esa expresión en blanco en sus rostros, que uno experimenta cuando sucede algo terrible e inesperado”.

Cuando la pareja llegó a casa, Coby, la hija mayor de Bradley, estaba aún despierta. Ellos decidieron no contarle nada; era demasiado para procesar. Brad sirvió un vodka para su esposa y un ron para él, antes de encender las noticias. “Al principio sólo nos quedamos sentados allí, en total silencio”, afirmó.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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