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EEUU reúne a expertos para combatir el crack como nueva droga infantil

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La evolución del consumo de drogas entre los niños menores de 12 años, que han pasado de oler pegamento a consumir crack, es la mayor preocupación de la primera reunión sobre Tratamiento del Transtorno por el Consumo Infantil de Drogas, organizada por el Gobierno en Washington.

“Hay un aumento dramático en el consumo de cocaína crack, en ocasiones mezclado con aditivos mortales, heroína u otros opiáceos junto con drogas sintéticas”, explicó el subsecretario de la oficina de Narcóticos y Seguridad Internacional (INL), Luis Arreaga.

La tendencia es generalizada en todo el mundo, pero Afganistán y Suramérica son las áreas que más preocupan a los expertos, convocados por el Departamento de Estado esta semana en Washington.

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Profesionales que lidian con la drogadicción infantil en las diferentes fases del proceso de concienciación y prevención, tratamiento y reinserción se reúnen para compartir las políticas implementadas en diferentes lugares del mundo y crear estrategias que recopilen los puntos más eficientes.

El programa, impulsado por el Departamento de Estado de EEUU y que cuenta con el apoyo de la ONU, se centra en niños menores de 12 años, que se consideran los más vulnerables en entornos donde las drogas son algo habitual.

“Algunos tienen hasta cuatro o cinco años” y sus tempranas experiencias pueden marcar una “vida de adicción” y dependencia, lamentó el subsecretario de Narcóticos y Orden Público.

El programa se centra en países en desarrollo que se consideran de alto riesgo, y que incluyen Afganistán, Argentina, Bangladesh, Chile, India, Pakistán, Paraguay, Perú y Filipinas.

En algunas de estas zonas, como Afganistán, el 90 % de los niños que viven en la calle están en contacto con las drogas, ya sea en el tráfico de substancias ilícitas o porque sus familiares, amigos o ellos mismos las consumen.

La plataforma se puso en marcha primero en Afganistán y está ahora en fase de prueba en el sur de Asia, mientras que el siguiente paso es su extensión por Suramérica.

Arreaga, que visitó recientemente el Cono Sur, narra el “shock” que le supuso comprobar la cantidad de niños que viven en la calle y consumen drogas.

La preocupación de la INL reside en el consumo de crack por parte de los ‘niños de la calle’ de Brasil, Argentina y Paraguay.

“Los pegamentos que antes se esnifaban son más caros ahora que la cocaína crack. La pasta base es muy asequible, por ejemplo, y tiene un efecto mucho más alto”, dijo a Efe el director de la División de Reducción de Demanda Global de Droga, Brian Morales.

Lo más peligroso son las nuevas mezclas caseras con materiales baratos y tóxicos no ingeribles con efectos “más intensos”, explicó Arreaga.

La INL descubrió que en Argentina “adulteran la cocaína con bombillas rotas” en lo que el subsecretario describe como “mezcla terrible” de polvos de cocaína y cristales que los niños esnifan.

Esta se ha convertido en una práctica habitual en las calles de Asunción y Buenos Aires entre las bolsas de pobreza de ambas capitales.

El problema en el Triángulo Norte de Centroamérica -El Salvador, Honduras y Guatemala- es distinto: si bien la presencia de las nuevas drogas o nuevas mezclas es “anecdótico”, el tráfico de drogas es una realidad diaria.

“El riesgo son los traficantes de droga, si los niños se ven involucrados en el comercio de drogas, los gángsters promueven su consumo”, argumentó Arreaga.

Por eso, los esfuerzos se centran ahora en pedir a los gobiernos que presten atención “antes de que se convierta en una crisis” de drogodependencia y que comiencen a vigilar los riesgos, añadió.

Otra vertiente del programa del Departamento de Estado y la ONU, junto con los gobiernos involucrados, es la regularización de los tratamientos de rehabilitación, según Morales.

Luchar contra “prácticas ineficientes de tratamiento” que constituyen “abusos de derechos humanos”, como “duchas de agua helada, ayunos forzados o aislamiento en celdas” es uno de los pilares de la concienciación dirigida a organizaciones y gobiernos, apuntó Morales.

“Son una práctica extendida por todo el mundo entre adultos y lo que no queremos es que se extiendan a niños” por lo que apuestan por establecer los tratamientos, profesionalizarlos y que los gobiernos regulen los centros en los que se aplican, razonó Morales.

La próxima cumbre internacional se celebrará a finales de este año en Brasil. EFEUSA

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