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Empresas de comida rápida abanderadas de hábitos saludables

Los rostros de varios curiosos se ven reflejados en un cartel que compara las bondades de la compida fresca con las de la comida procesada durante un festival organizado por la cadena de restaurantes Chipotle en Kansas City el 23 de julio del 2016. Las empresas de comidas rápidas están promoviendo platos saludables, pero hay quienes creen que es solo una maniobra publicitaria para no perder clientes.

Los rostros de varios curiosos se ven reflejados en un cartel que compara las bondades de la compida fresca con las de la comida procesada durante un festival organizado por la cadena de restaurantes Chipotle en Kansas City el 23 de julio del 2016. Las empresas de comidas rápidas están promoviendo platos saludables, pero hay quienes creen que es solo una maniobra publicitaria para no perder clientes.

(Charlie Riedel / AP)
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La multitud congregada para un festival de música gratis parece más interesada en una actividad complementaria: una exhibición sobre los ingredientes que se usan en la comida chatarra.

La muestra incluye vasos con polvos y líquidos usados en lo que claramente pretende lucir como una hamburguesa de McDonald’s. Debajo de ellos hay hojas y especies que Chipotle dice emplear en sus burritos. Mientras los grupos musicales actúan en el escenario, parte del público juega en la web un juego en el que se libra una “batalla galáctica contra los ingredientes artificiales”.

El festival “Cultivate” de Chipotle refleja una nueva tendencia de la industria alimenticia: la guerra contra las grandes empresas alimenticias.

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Si bien Chipotle todavía trata de recuperarse del brote de E. coli del año pasado, se había hecho fama de empresa reformista, interesada en ofrecer comida saludable, en una actitud que ha sido imitada por muchas empresas, grandes y pequeñas, que tratan de captar parte de un mercado de 256.000 millones de dólares, lo que gastan anualmente los estadounidenses en comida chatarra. Algunas se ofrecen como compañías reformistas interesadas en mejorar la calidad de sus productos, mientras que no faltan quienes opinan que sus iniciativas no son más que una campaña publicitaria destinada a justificar el consumo excesivo de alimentos poco saludables.

El mensaje apunta a quienes creen que esas empresas son las responsables de los malos hábitos de la ciudadanía a la hora de comer y busca convertirlos en algo más que simples clientes: en aliados en la batalla por mejorar las costumbres.

Sweetgreen, que ofrece ensaladas, lanzó una campaña para enderezar lo que describe como un “sistema alimenticio quebrado” en la que le pide a la gente que se una a su “movimiento”. Usa un lenguaje típico de los libros de autoayuda y afirma que el primer paso es “admitir que hay un problema”. Panera desafió a sus competidores a que ofrezca comidas para niños sin ingredientes artificiales, aunque todavía no lo hacía ella misma.

Este tipo de campañas han hecho que incluso las firmas más grandes cambien su discurso. McDonald’s reveló hace poco una nueva “filosofía” y anunció que eliminaba algunos ingredientes intragables. Wendy’s se presenta como parte de una corriente “farm-to-fork”, o “de la granja al tenedor”, y Taco Bell, que ha estado ensayando una caparazón de taco hecha con pollo frito, habla de las “granjas que producen nuestro alimentos”.

Mario Curiale, un joven de 21 años que fue uno de los 18.000 asistentes al festival de Chipotle en Kansas City, dijo que no se tomaba muy en serio las afirmaciones de Chipotle. Pero le pareció alentador el que la empresa pusiese énfasis en la comida saludable.

“Creo que en la escuela secundaria no hicieron mucho por educarnos en este tipo de temas. Si te interesa, tienes que ir e informarte por tu cuenta”, expresó.

Para mucha gente, las campañas a favor de comidas saludables no son más que una forma de distraer la atención de la gente, ya que la comida que se ofrece no mejora demasiado.

“Puede que tengan buenas intenciones, pero es pura propaganda”, sostuvo Yoni Freedhof, experto en obesidad de la Universidad de Ottawa.

La obesidad es alentada en parte porque la gente come afuera más a menudo, según Freedhoff, en restaurantes que ofrecen porciones enormes. La publicidad sobre ingredientes más saludables no cambia mucho las cosas, señaló, agregando que esa campaña podría tener efectos nocivos al hacer que la gente se confía y coma más de la cuenta.

Al desafiar a sus competidores a que mejoren las comidas para menores, Panera denunció las tretas publicitarias y acto seguido difundió una publicidad digital en la que unos niños tratan de explicar lo que significan términos como “benzoato de sodio”.

Firmas más pequeñas también entraron en la onda. Local dice que ofrece “comida rápida revolucionaria” en dos barrios pobres de California y denuncia que “las grandes corporaciones que alimentan a la mayoría de la gente han degradado nuestras comunidades al dar prioridad a las ganancias”.

“¡Plantemos las semillas y despertemos a la gente!”, afirma en su portal de la internet.

La empresa no respondió a pedidos de detalles sobre el origen de sus alimentos.

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