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Desde útiles escolares hasta juguetes sexuales: los productos perjudicados por una guerra comercial

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría ser acusado de cambiar de postura sobre varios asuntos, pero hay algo en lo que es notablemente consistente: China.

Una nación que ha “violado a nuestro país”, dijo en la campaña electoral.

Una nación que “está robando nuestros trabajos estadounidenses”.

De hecho, el mandatario prometió imponer aranceles de hasta el 45% a las importaciones chinas si Pekín “no empieza a jugar limpio”.

Se trata de una medida que ha preocupado a muchos economistas, quienes consideran que podría conducir a una guerra comercial entre China y Estados Unidos.

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Ambos lados

El presidente de EE.UU. ha dicho que su plan es “economía de la buena” y que crearía más puestos de trabajo en el país.

Pero son varios los economistas que argumentan que perjudicará a los consumidores estadounidenses más de lo que dañará a los negocios chinos.

Capital Economics, una consultora independiente que investiga la economía global, señala que los consumidores estadounidenses podrían llegar a tener que pagar hasta un 10% más por productos hechos en China si las tarifas propuestas por Trump son impuestas.

Esos productos incluyen bienes como computadoras portátiles, refrigeradores y teléfonos celulares.

Pero las compañías chinas no son las únicas que fabrican estos productos.

Muchas de las compañías estadounidenses tienen sus fábricas principales en China y también serían golpeadas por cualquier tipo de imposición arancelaria a las importaciones.

La mitad de las importaciones procedentes de China que llegan a Estados Unidos son productos electrónicos o máquinas, y eso incluye los iPhone de Apple.

Pero ¿qué pasaría si el iPhone fuese fabricado en su totalidad en EE.UU., lo cual es, en teoría, uno de los objetivos del nuevo presidente?

Al menos un estudio indica que el costo de un iPhone fabricado en EE.UU. se dispararía sólo un 5%.

Pero eso es únicamente si los componentes son traídos del exterior. Hacer esas partes en casa haría que el precio subiera aún más, lo cual afectaría las ganancias de las compañías estadounidenses como Apple.

Pero no es solo el caso de los iPhone.

La imposición de aranceles seguramente golpeará a productos de una extensa variedad de sectores.

Otros bienes que podrían verse afectados son:

  • Jeans
  • Juguetes, incluyendo juguetes sexuales
  • Útiles escolares
  • Paraguas
  • Botas de goma
  • Luces de navidad

Revisando la realidad

Pero mientras la arremetida contra China podría ser un guiñó a los electores que votaron por Trump, “no está claro cómo ellos (la administración de Trump) aumentarán esos aranceles de los que no dejan de hablar”, señaló Deborah Elms del Centro de comercio asiático.

En el marco de la legislación estadounidense sólo se pueden aumentar los aranceles de los productos de otros países hasta un 15%, añadió la especialista.

“Podrían empezar imponiendo aranceles a sectores específicos, como el del acero chino”, dijo Elms. “Y eso, con mucha certeza, traerá represalias por parte de China”.

Capital Economics calcula que si Estados Unidos deja de comprar productos chinos, el Producto Interior Bruto (PIB) de China se reduciría en un3%.

Ese sería un escenario impensable para Pekín, si se toma en cuenta que la economía china se ha desacelerado y su estabilidad social depende del crecimiento económico.

China ya ha dejado ver una idea de cómo sería una guerra comercial con Estados Unidos.

“Un pedido de (aviones) de Boeing será reemplazado por Airbus”, dice uno de los editoriales del periódico estatal chino Global Times.

Las ventas de automóviles y iPhone estadounidenses sufrirán un revés y las importaciones de soja y maíz procedentes de Estados Unidos serán detenidas”.

Los Airbus son fabricados por un consorcio europeo, mientras que los Boeing son los productos estrella de una multinacional estadounidense.

Más que aviones

Muchas compañías estadounidenses como Boeing dependen en gran parte de negocios chinos y hay miles de empleos estadounidenses que están amarrados a esos negocios.

El aumento del consumo en China y los potenciales 1.300 millones de consumidores de ese país se traduce en que China es un mercado que las compañías estadounidenses no pueden permitirse ignorar y mucho menos quedarse por fuera.

El mercado de los teléfonos inteligentes chino, por ejemplo, es más grande que los mercados de Estados Unidos y Europa combinados.

Pero además de los aviones, en China se venden toda una serie de productos estadounidenses:

  • Películas de Hollywood
  • Semillas de soja (se estima que China compra actualmente el 60% de las exportaciones estadounidenses de soja)
  • Jugo de naranja
  • Heno
  • Brotes de alfafa

Lecciones de la historia

“Nadie gana en una guerra comercial”, dijo el presidente de China, Xi Jinping, durante su discurso en el foro de Davos este 17 de enero.

Y si se tiene en cuenta la historia de la economía, habría que darle la razón al líder chino.

Luego del desastre de la Gran Depresión (conocida también como La crisis del 29, una crisis económica mundial que se prolongó durante la década de 1930), el Congreso de Estados Unidos, en un esfuerzo por proteger a sus trabajadores, impuso aranceles a los productos extranjeros.

Se llamó la Ley Smoot-Hawley, en honor a dos congresistas republicanos.

Otros países, como represalia, impusieron sus propios aranceles a los productos estadounidenses.

Como consecuencia se desató una guerra comercial y el comercio internacional cayó un 66%, afectando inevitablemente a la economía global.

Y algunos economistas argumentan que por ello el periodo conocido como la Gran Depresión duró mucho más de lo necesario.

Algunas veces la historia, y no la economía, es la mejor maestra.

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