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Los distritos escolares: una razón importante en el alza de la discriminación por ingresos en los EE.UU.

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No es ningún secreto que al buscar un hogar, los padres exploran las escuelas cercanas. Los ricos pueden darse el lujo de vivir en barrios con distritos escolares pequeños, donde la mayoría de los otros estudiantes también son ricos.

Ahora, un reciente estudio de USC confirma que este proceso de toma de decisiones fue parcialmente responsable por el aumento de la segregación por ingresos en el país entre 1990 y 2010.

En las 100 áreas metropolitanas más grandes del país, “la segregación por ingresos es casi dos veces tan alta entre hogares con niños que entre aquellos que no los tienen”, según el estudio de Ann Owens, socióloga de USC, publicado en la American Sociological Review a finales de abril.

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El segundo hallazgo más importante del reporte es que, entre las familias que tienen niños, en esas grandes áreas hay más discriminación por ingresos en las zonas que abarcan más distritos escolares.

Por supuesto, difícilmente se pueda atribuir toda la segregación por ingresos a las escuelas.

En 2007, casi tres cuartas partes de los niños asistían a la escuela que el distrito les asignaba, según un informe gubernamental que cita Owens, lo cual sugiere que los padres siempre prefieren vivir cerca de la escuela de sus hijos.

Si se toma como ejemplo a Los Ángeles, los padres pueden vivir en los límites del enorme Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD), pero muchas familias adineradas eligen vivir en ciudades como Beverly Hills, que son de altos ingresos y con sus propios distritos escolares, con recursos más concentrados.

Aún así, el condado de Los Ángeles está levemente menos segmentado que un condado grande promedio. En el condado de Los Ángeles, en 2010, una familia promedio de altos ingresos con hijos vivía en un lugar donde un 34% de sus vecinos estaban en los cinco eslabones superiores de ingresos, con $116,466 o más, y un 12% en la parte inferior del quinto de la población, con ingresos de $22,246 o menos.

Los angelinos que viven sin hijos están menos segregados: en promedio, vivieron en lugares donde el 31% de sus vecinos ganaban $116,466 o más, y el 14% percibían $22,246 o menos.

También en Los Ángeles, el promedio de las familias con niños en el quinto más bajo de asalariados vivían en barrios donde el 28% tenían ingresos similares, y sólo el 10% de los vecinos estaban en la parte superior de esa quinta parte. Las personas pobres sin niños tenían más probabilidades de tener vecinos ricos: para el hogar promedio sin hijos en el nivel de ingreso más pobre, el 26% de las familias mostraron ingresos similares y el 16% de los vecinos se ubicó en el quinto superior.

Pero no es sólo la geografía la que divide. Los padres pobres gastan en sus hijos casi lo mismo que durante décadas, pero los padres ricos están gastando más que nunca. Ese gasto se debe a tutorías, actividades extracurriculares o a una casa en un barrio rico y en un distrito escolar que tiene mucha demanda, señaló Sean Reardon, profesor de Stanford en temas de pobreza y desigualdad en la educación.

Las familias con niños “están buscando ambientes más ventajosos para sus hijos a una velocidad que es mayor que en décadas anteriores”, precisó Jennifer Jennings, profesora de sociología de la Universidad de Nueva York, que estudia la política de los ingresos y la educación.

Entonces, ¿por qué esto es de importancia? Para Reardon, lo es porque este estudio puede influir en el avance de las políticas de vivienda.

Cuando la gente adinerada se concentra en un área, los recursos que ellos dan a sus escuelas y a sus hijos también se concentran: los padres podrían invertir en oportunidades de educación temprana para sus pequeños, lo cual les da una ventaja antes de ingresar a la escuela; pero sus escuelas públicas también tienen mejores instalaciones, clases más pequeñas y profesores a largo plazo que contribuyen con los resultados generales.

La investigación de Reardon ha demostrado que los estudiantes ricos a rinden resultados a niveles académicos mucho más altos que los más pobres.

Exigir unidades mixtas de vivienda y vales (vouchers) en las áreas más adineradas podrían ayudar a reducir la segregación de vivienda en base a los ingresos, y mejorar los resultados educativos para los estudiantes de bajos ingresos, especificó Reardon.

En cuanto a la educación, los condados podrían consolidar los distritos escolares para mejorar la igualdad, expresó Owens. Esta idea puede ser controvertida en lugares como Los Ángeles, donde los críticos han dicho que el gran tamaño del LAUSD lo vuelve, a veces, un distrito disfuncional.

El problema de la segregación por ingresos es diferente a la segregación racial, aunque las dos a menudo se cruzan. Las familias de negros y latinos son más propensas a tener bajos ingresos, pero incluso si los ingresos fueran iguales, la discriminación racial y las prejuiciosas políticas de vivienda aún afectarían negativamente los resultados educativos de los estudiantes latinos y negros, señaló Reardon. Es difícil compararlas porque las medidas son diferentes, pero es justo decir que hay más segregación racial que por ingresos, estimó. “El hecho de que está apareciendo un nuevo problema”, señaló Reardon, “no significa que los viejos problemas están desapareciendo”.

Encuentre a Sonali Kohli en Sonali.Kohli@latimes.com, o en Twitter, @Sonali_Kohli.

Traducción: Diana Cervantes.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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