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Democracia: Cimbran política las noticias falsas

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Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, preocupa el impacto que las noticias falsas puedan tener en la democracia.

En esto coincidieron académicos consultados por Grupo REFORMA, luego de que la cantidad de artículos fraudulentos compartidos en Facebook durante la elección estadounidense empujaran a la propia compañía a intentar regular su flujo.

Aunque el fenómeno de las noticias falsas para favorecer o dañar a una causa política no es nuevo, advirtió María Elena Meneses, Profesora investigadora del Tec de Monterrey, las redes sociales han profundizado su difusión, lo que impacta en las elecciones.

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“El afán de quienes crean estas noticias es la incertidumbre, la opacidad, enrarecer un clima electoral”, comentó Meneses.

“Los electores no somos hojas en blanco, sabemos distinguir en muchas ocasiones si nos están mintiendo en relación con un candidato o no, pero el clima que generan es muy pernicioso”, señaló.

Que el Papa apoyaba a Trump, el Partido demócrata pagaba a manifestantes, o que Hillary Clinton había vendido armas directamente al autodenominado Estado Islámico fueron algunas de las noticias creadas por varios sitios para generar ganancias vía tráfico, según reportes de The New York Times.

Incluso el pasado 4 de diciembre un hombre abrió fuego en una pizzería en Washington después de leer un artículo fraudulento sobre una supuesta red de tráfico infantil que los demócratas manejaban en ese local.

Las noticias falsas son sólo un síntoma del auge de la “posverdad”, afirmó John Huxford, académico de la Universidad de Illinois que estudia el concepto.

Elegida como la palabra del año por el diccionario Oxford, la “posverdad” se refiere a la construcción de la opinión pública donde los hechos importan poco o nada.

“La reciente elección estadounidense alcanzó un nivel de falsedad, ofuscación y mentiras sin precedente en tiempos modernos”, comentó el académico.

“Lo que es nuevo es que Estados Unidos y el resto del mundo podrían estar entrando en una era en la que no hay repercusiones políticas por decir falsedades”, señala Huxford en relación a mentiras dichas públicamente por Trump, como sus acusaciones de fraude electoral.

Sin embargo, el caso estadounidense dista de ser el único.

Antes del referendo en el cual los británicos votaron en junio por salir de la Unión Europea se hicieron promesas falsas, admitió el propio Nigel Farage, principal impulsor del Brexit, un día después de la votación.

Además, la campaña del ‘no’ en el referendo del Acuerdo de paz que Colombia alcanzó con las FARC estuvo basada en mentiras, afirmó el encargado de la propaganda, Juan Carlos Vélez, al diario colombiano La República.

Ante esto, coincidieron los académicos, el papel del periodismo profesional y una audiencia activa que verifique la veracidad del contenido que comparten es más importante que nunca.

“El fenómeno es nuevo, pero con la presidencia de Trump temo que cada vez existan ejemplos más concretos sobre cómo la ‘posverdad’ puede dañar a la democracia”, advirtió Huxford.

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